Críticas
La persistencia creativa como santidad
Cabrini
Alejandro Monteverde. EUA, 2024.
Esta es la historia de Francesca Saverio Cabrini, una monja italiana, que emigró a Estados Unidos para realizar su vocación, siendo la primera ciudadana estadounidense en ser canonizada. En vida se la conoció como la Madre Frances Xavier Cabrini, Francisca Javier Cabrini, la Madre Cabrini.
En épocas donde pareciera que muchos jóvenes viven sus tiempos en forma relativamente superficial y ligera, sin mayores objetivos o sentido vocacional; donde quizás muchos adultos han renunciado a sus ideales y han decidido acostumbrarse a seguir narrativas a modo de compromiso, sin entrar a ejecutar acciones decididas y persistentes para romper esquemas o para crear mundos nuevos; en épocas de aparente pérdida del sentido de la presencia de Dios en las vidas de las personas, se me antoja que Cabrini es un llamado de atención a caer en cuenta de los profundos significados de lo que son la vocación, el llamado y el sentido de servicio en las vidas del ser humano.
Francesca era una joven monja italiana, de aspecto serio y determinado, quien se obsesionó con la idea de ir por el mundo con sus amigas de comunidad, acompañando las vidas de huérfanos que viven abandonados y sin Dios ni ley en las ciudades del mundo. En barco salió de Italia hacia Nueva York. Era una época de discriminación hacia la horda de emigrantes italianos que buscaban una mejor vida en Estados Unidos. Resultaron así muchos niños perdidos, como pillos en una novela de Dickens en Londres. Sentía ella la idea de hacerlos sentir importantes, de que supieran que están dotados de talentos; que son capaces de dar y de recibir amor, que no tienen que caer en las espirales de crimen y castigo, de vicios y egoísmo, de vagancia y sufrimientos en las calles, de odio y resentimiento. Bien sabemos que estas cosas existen en todas partes, que con frecuencia jóvenes y niños se drogan, sufren de soledad y abandono, roban y recorren las calles al arbitrio de bandas y redes de tráfico sexual. Afortunadamente existen personas e instituciones que tratan de velar por niños y jóvenes en estado de abandono, de vagancia, de acoso sexual y de depresión o inseguridad, de carencia de autoestima y abundancia de hambre; de humillaciones y riesgos. Muchos de ellos siguen, quizás sin saberlo, el ejemplo de la abnegada Cabrini o reciben apoyo de redes de donantes extendidas por todo el espacio privado o incluso estatal, que se formaron bebiendo de las fuentes que regó Cabrini por todo el mundo.
¿Cuál es la esencia del potente mensaje y del legado de Cabrini? Fue una mujer de una increíble y energética persistencia que nunca se dio por vencida, superando verdaderos imposibles en todos los niveles de la Iglesia, del Estado, de la sociedad. Lo importante es examinar de dónde sale esa inagotable energía. Sin duda de su interior. Se adivina una fuente divina, un mundo espiritual, algo que es la materia prima de los santos.
Pero. ¿Cómo se alcanzan los logros, como se desarrollan proyectos en un mundo de personas reales, de niños abandonados, en una ciudad desordenada, matizada por la corrupción, la discriminación y la indiferencia, cuando se carece de bienes y de recursos? En eso pensaba continuamente esta obstinada mujer y mientras elucubraba, enferma, desahuciada, aparecían las oportunidades en esa mente. A ellas se aferraba, con fe iluminada. Era una búsqueda creativa y confiada de oportunidades, sabiendo que un ser superior, un propósito supremo todo lo respaldaba. Una secreta y segura palanca tenía en sus manos, de manera que cualquier fuerza de mujer, pequeña o grande, se convertía en impulso arrebatador que todo lo movía.
¿Cuál es la recompensa que se experimenta para seres como ella, a medida que los proyectos van resultando? Quizás las certezas de que cada niño abandonado que recibe amor; que cada mujer de mala vida atrapada, que se siente que no es objeto sexual o cosa, sino ser humano digno y libre; que cada compañera de lucha y cada amigo que se acerca a ayudar son expresiones vivas de la presencia amorosa de Dios en el mundo. Ello se refleja en sonrisas, en amistades, en celebraciones, en optimismo, en ánimos, y literalmente, hasta en manantiales de agua fresca que brotan de los suelos secos para calmar la sed.
Estos árboles buenos dan buenos frutos. Cabrini y sus compañeras de comunidad van formando una red que se extiende por todo el mundo. Centros de cuidado y de restitución de valores humanos de niños huérfanos y abandonados en muchas ciudades y lugares. Luces que disipan las tristes negruras del abandono. Chispas divinas.
No han logrado la modernidad ni el enorme desarrollo, ni el conocimiento, resolver los problemas de miles de personas que carecen de vivienda o que viven en las calles, muchos de ellos atrapados en la droga, la locura, los vicios, el crimen y el desorden social. Pienso que esta película refleja admirablemente la gracia divina, que, manifestada a través de la creatividad, la persistencia y la santidad humana, puede arrojar claves para enfrentar estos urgentes problemas. Aparentemente no se resuelven solamente entregando a manos llenas dinero o con indiferente tolerancia o con programas burocráticos. Mas bien entregando persistente amor, amistad, sentido comunitario, acompañamiento, atención y escucha profunda.
Trailer:
Ficha técnica:
Cabrini , EUA, 2024.Dirección: Alejandro Monteverde
Duración: 142 minutos
Guion: Alejandro Monteverde, Rod Barr
Producción: Jonathan Sanger
Fotografía: Gorka Gómez Andreu
Música: Gene Back
Reparto: Cristiana Dell'Anna, David Morse, Romana Maggiora Vergano, Federico Ielapi, Virginia Bocelli, Rolando Villazón, Giancarlo Giannini, John Lithgow, Federico Castelluccio, Giampiero Judica, Eugenia Forteza