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Cannes 2016 – Crónica

Festival de Cannes 2016

El festival de cine más importante del mundo cerraba las puertas de su 69º edición tras diez días intensos, en los que hemos podido visionar un gran número de películas que merecen la pena reseñar. El balance ha sido muy positivo, gracias a una de las mejores selecciones de los últimos años. Sin embargo, todo festival termina con el sabor final que deja tras de sí el palmarés y, en ese sentido, el colofón ha sido decepcionante. El jurado presidido por George Miller ha desdibujado el perfil del cine más notable dentro de la competición al preponderar las temáticas de las cintas por encima de su valor puramente cinematográfico. Esta disparidad entre la valoración del jurado y la opinión crítica parece demasiado frecuente dentro del certamen. Basta con echar una mirada al palmarés de la edición pasada para recordar que el jurado que encabezaban los hermanos Coen hizo ganadora a una película menor como es Deephan (Jacques Audiard, 2015). Los jurados están compuestos en su mayoría por profesionales del cine y eso no significa que sean cinéfilos. Ken Loach en Cannes 2016Contra todo pronóstico, este año la película I, Daniel Blake, del inglés Ken Loach, ha sido la ganadora de la Palma de Oro. Cuesta trabajo echar por tierra el trabajo de Loach, quien merece todos los respetos por su labor reivindicativa de los derechos sociales desde el cine y por su trayectoria, rebosante de grandes películas. I, Daniel Blake refrenda el sello con el que el realizador ha definido toda su filmografía, dedicada por entero al activismo y militancia de izquierdas con la que ha denunciado las injusticias que se desprenden de las cuestiones políticas y sociales de su país. Sin embargo, pese a sus buenas intenciones, no debemos olvidar que los galardones deberían premiar el cine por encima de todo y, en este sentido, el film de Loach es un drama de perfil muy llano que no contiene pretensión cinematográfica destacada.

El segundo mayor galardón, el Grand Prix del Jurado, otorgado a Juste la Fin du Monde, del realizador quebequés Xavier Dolan, ha sido una de las propuestas más controvertidas y peor tratadas por la prensa cinematográfica, aunque de manera injusta, ya que Dolan consigue un potente frente común compuesto por el histrionismo y la pasión de sus personajes, terreno de base para esta adaptación en combustión de la obra teatral de Jean-Luc Lagarce.

El Premio a la Mejor Dirección ha sido otorgado ex aequo para Oliver Assayas, que con Personal Shopper presentaba una de las obras más excéntricas de toda la competición, y para el rumano Cristian Mungiu, que en Bacalaureat (Graduation) pone de manifiesto, mediante una ágil narración, la red de corruptelas existente en diferentes ámbitos de la sociedad rumana.

Dado que el palmarés ha dejado en la sombra algunas de las mejores obras de la Sección Oficial, al menos los premios FIPRESCI han dado visibilidad a la película alemana Tony Erdmann, de Maren Ade, uno de los trabajos más sorprendentes, que combina de manera magistral momentos de comedia con un trasfondo existencial importante que trasciende lo anecdótico. En esta misma línea, otras obras sobresalientes, que no podemos dejar en el olvido dentro de la competición oficial, son: Sieranevada del rumano Cristi Puiu , un relato a tiempo real de la trastienda familiar, a lo largo de tres horas en el día de la celebración religiosa en memoria del patriarca fallecido, construida a base de largos planos secuencia. Paterson, en la que Jim Jarmusch nos descubre a un gran poeta y reflexiona acerca de la lírica que reside en los pequeños gestos de la cotidianidad. El trabajo escrupuloso e intachable en la dirección de Agassi, por parte de un Park Chan Wook que regresa a Corea tras la aventura norteamericana de Stoker (2013), para adaptar la novela Falsa identidad, de Sarah Water. Aquarius, que confirma a Kleber Mendonça Filho, tras su prometedor debut, Sonidos de barrio (2012), como un autor a tener muy en cuenta. Incluso la irregular pero estéticamente portentosa The Neon Demon (Nicolas Winding Refn), una de las obras más esperadas de toda la selección que pasará a la historia del festival por haber desatado la mayor cantidad de improperios tras su primera proyección.

Cannes, 69 ediciónUna de las alegrías que nos ha deparado la Sección Oficial, está junto a la Palma de Oro para las obras de corta duración otorgada a Timecode, de Juanjo Giménez, quien cuenta con una larga trayectoria como director que inició en el año 1995 con el corto Especial (con luz) y que incluye el largometraje documental Esquivar y pegar (2010), junto a Adán Aliaga. Además, ha desarrollado la labor de productor en varios proyectos importantes, como el largometraje de David Valero, Los Increíbles.

Dentro de las sesiones especiales fuera de concurso, hemos encontrado una de las películas más importantes de todo el festival. La última cinta de Albert Serra, La muerte de Luis XIV. No en vano ha atesorado la mayor puntuación dentro de todos los cuadros de críticas. El filme más accesible del autor catalán se centra en los últimos días de agonía del monarca francés, interpretado magistralmente por Jean- Pierre Léaud, galardonado en esta edición con la Palma de Oro Honorífica por su importantísima trayectoria.

La sección oficial Un Certain Regard, da cabida a un gran número de óperas primas, a la vez que a películas de autores reconocidos, cuyos films no han entrado en la gran competencia. Las 18 películas que han formado parte de esta competición han compuesto un panorama de obras correctas y sólidas, aunque en esta sección siempre es necesario sumergirse a fondo para encontrar propuestas notables que vayan más allá de los marcos convencionales. En este sentido, se agradecería un mayor filtro en la selección, aunque el número de películas incluidas fuese menor. La gran ganadora ha sido la ópera prima finlandesa Hymyilevä Mies (The Happiest Day in the Life of Olli Mäki), de Juho Kuosmanen, que gira alrededor de un boxeador en la aspiración por conseguir el título mundial de peso pluma. Otras películas destacadas han sido: La tortuga roja, ganadora del Premio Especial. Esta portentosa oda al ciclo de la existencia, que toma la naturaleza como fuente de inspiración y celebración, constituye la primera producción de los estudios Ghibli fuera de Japón, a cargo de Michael Dudok de Wit. Hell or High Water, de David MacKenzie, una propuesta basada en el juego de perseguidos y perseguidores, que se enmarca tanto dentro del género western como del thriller de atracos a bancos. Si bien Dogs, de Bogdan Mirica, nada tiene que ver ni en argumento ni tono con la película de MacKenzir, sí guarda junto a esta una estrecha vinculación con los roles del western más moderno de lucha por un territorio y de la intriga del thriller. La cinta, que ha conseguido el premio FIPRESCI, es una propuesta sobria que está narrada mediante largos planos secuencia. Por último, también destacamos la ópera prima La larga noche de Francisco Sanctis, escrita, dirigida y producida por los argentinos Francisco Márquez y Andrea Testa. Una mirada atrás sobre el miedo y la represión vivida durante la dictadura militar de la década de los 70 en la Argentina.

Como cada año, al alejarnos de la oficialidad encontramos las propuestas más interesantes, aquellas que tienen que ver con la vanguardia del cine más actual. En esta edición de La Quincena de los Realizadores no se han encontrado grandes sorpresas en comparación con ediciones pasadas. La ganadora ha sido la película afgana Wolf and Sheep, de la jovencísima Sharbanoo Sadat, una cinta que transmite la importancia de la tradición oral de contar historias como modo de explicar el mundo que nos rodea.

Además, otros filmes destacables han sido: Poesía sin fin, continuación de La danza de la realidad (2001), recorrido que Alejandro Jodorowsky realiza de su propia vida. Fai Bei Sogni, de Marco Bellocchio, una vuelta a la niñez del protagonista con intenciones propias del psicoanálisis, que se adentra en las frustraciones provenientes tras la muerte prematura de la madre. Y la gamberra Dog Eat Dog, de Paul Schrader, elegida como película de clausura, cumple con todos los requisitos para terminar la edición con los ánimos por todo lo alto, a cargo de una excentricidad muy entretenida.

La Semana de la Crítica es la sección paralela más valiente. No solo arriesga con un gran número de primeras obras estimulantes, sino que además da a conocer los filmes que mejor representan el cine contemporáneo. La gran premiada ha sido Mimosas, del gallego Óliver Laxe, un acercamiento a la fe religiosa dentro del islam y sus rituales religiosos, en un viaje tanto físico como espiritual, a través del Atlas. La francesa Grave, premiada por FIPRESCI, está adscrita al género fantástico por entero y ha sido la propuesta más salvaje de todo el festival.

Terminamos este repaso recordando la gran importancia y representación que el cine español ha tenido en esta edición. El certamen de la Costa Azul nunca lo había tomado tan en cuenta y aunque el nombre que más ha resonado en todos los medios ha sido el de Almodóvar, que presentó Julieta dentro de la sección oficial, los que han marcado la diferencia y han sobresalido han sido Albert Serra y los premiados Oliver Laxe y Juanjo Giménez. Ellos representan ese otro cine español que nunca es portada de los grandes medios y es invisible para el espectador medio español. Esperemos que tras esta buena experiencia Thierry Frémaux sienta más confianza a la hora de apostar por dar más cabida a ese cine español que tanto le cuesta dejarse ver.

 

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