Carne de Dios

Durante el siglo XVII, el proceso de colonización española en México impulsó, como parte de su dominio, una fuerte evangelización sobre los pueblos originarios. En manos de curas franciscanos, dominicos y agustinos que arribaron al territorio durante las distintas etapas que duró la colonización, fueron inculcando la doctrina cristiana a los habitantes de la zona. En nombre de Dios, ejercieron la violencia y el abuso de poder, subyugando y ejerciendo el miedo sobre hombres, mujeres y niñas indígenas a través de la explotación, la esclavitud y los abusos físicos que recibieron.

Enmarcado durante ese contexto sociohistórico, se desarrolla Carne de Dios, cortometraje de animación para adultos, dirigida por el realizador cuir argentino Patricio Plaza (codirector junto con Santiago Bou Grasso de los cortos El empleo, 2008, y Padre, 2013). La película que compitió en la 37° Edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, obtuvo el Premio Astor Piazzolla al Mejor Cortometraje de la Competencia Argentina.

La historia se sitúa en la región montañosa de Oxaca, México. Las primeras imágenes nos presentan a una niña nativa que lleva hongos envueltos en una hoja hacia su casa; mientras corre entre los pastizales, se topa con un imponente y oscuro fraile que ejerce sobre ella violencia y obscenidad impunemente. Aterrada, la niña huye, mientras un primer plano de la cruz colgada de la sotana, da fin a la escena inicial. El religioso, de nariz prominente y ojos saltones, se enferma repentinamente y es llevado por un nativo a caballo hasta la casa de una curandera indígena para que intente sanarlo. La anciana comienza a realizar un ritual ancestral que tendrá efectos alucinógenos y sorpresivos sobre el cuerpo y la mente del fraile.

Hablado en idioma mazateco, una lengua originaria de la zona, los distintos sucesos que van tomando lugar en el proceso de sanación, conjugan elementos provenientes de distintos géneros: el fantástico y sobrenatural, el terror asociado estilísticamente al anime japonés, y el erotismo, que se expresan en el estilo de ilustración y los efectos visuales y sonoros que dan forma a la historia.

La carne de Dios es el primer proyecto de la productora independiente Ojo Raro, fundada en 2019 por Patricio Plaza e integrada por el director de arte Gerva Canda y la ilustradora e historietista Paula Boffo. El estudio apunta a generar contenidos desafiantes y disruptivos a través de géneros híbridos, donde tengan lugar los no representados, las minorías postergadas, las feminidades y las disidencias genéricas.

“Siempre he pensado en la animación como un medio privilegiado para contar historias, expresa Plaza, pero también como un subestimado dispositivo audiovisual de producción de subjetividad y acción política”.

Atentos a la necesidad de apelar al revisionismo histórico, haciendo énfasis en la importancia de la memoria, la película aporta una crítica lúcida y original sobre el accionar del hombre blanco colonizador, al silenciar e invisibilizar la cultura de los pueblos originarios.

Con un prometedor futuro en el campo de la animación, Carne de Dios propone y expresa, con creatividad e intensidad, su mirada audaz y comprometida hacia una temática que debe recordarse con el respeto que merecen quienes fueron privados y privadas de todo tipo de libertad.