Cemetery of Splendour

El espacio que construye Apitchapong Weerasethakul es inmenso en su concepción, como en el tiempo en el que este muta y se transforma, ante la mirada de quien se niega de dejar que desaparezcan sus raíces. Lo que antes era un colegio se ha transformado temporalmente en un hospital, donde soldados que padecen un síndrome postraumático duermen y sueñan gracias a unas máquinas proporcionadas por los americanos, que les ayuda a mantenerse en un estado de ensoñación, a través de unas luces de neón que cambian de color. Tiempo atrás, ese mismo lugar fue territorio donde se asentaban enormes palacios habitados por los reyes de la antigüedad que libraron batallas para defender al pueblo de la ciudad de Khon Kaen.

Weerasethakul establece una dialéctica entre el pasado y el presente, a través de la comunicación que establece uno de los soldados con una médium que colabora con el hospital. A ellos se une una mujer que visita a los enfermos de forma voluntaria. Es a través de sus manifestaciones y conversaciones enigmáticas como vamos situándonos en un momento casi atemporal.

Desde la primera secuencia nos encontramos en un presente que se transforma. El sonido nos lleva hasta una máquina excavadora que trabaja levantando un terreno que deja tras de sí su propia historia. Weerasethakul se aleja del tono fantástico que anteriormente había trabajado y plantea una narrativa casi documental. Su ritmo es pausado como parte de la cadencia trascendental que quiere transmitir, basada en la contemplación del entorno como manera de encontrarnos a nosotros mismos, apoyándonos en la práctica de la meditación para despertar del letargo en el que estamos sumidos. Para salir de esa superficie durmiente, Weerasethakul nos dice que abramos bien los ojos y observemos los cambios que ocurren a nuestro alrededor.

Cemetery of Splendour es una experiencia con la que entramos en comunión, que se cuela en nuestro interior, dejándonos una sensación placentera de felicidad, gracias a la disposición de sus encuadres llenos de quietud y a su discurso sobre la plenitud y la armonía existencial.

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