Críticas
Oink
Cerdita
Carlota Pereda. España, 2022.
La ciudad huele a sudor. Calor agobiante en el centro de la península ibérica. Extremadura prepara un entorno con sabor a tragedia. El título elegido de la canción de Ginebras anticipa, de un modo certero, lo que acontecerá en los próximos minutos. Chuletas, fiambres y filetes, primeros planos de esta propuesta presentan un escenario donde los kilos de más no son el único problema. Escondida tras el mostrador pasa el verano entre dudas y silencios, otra forma de sentir vergüenzas y sinsabores. De este modo, escondida tras sus enormes cascos, sobrevive Sara.
El cuento infantil de los tres cerditos adquiere una nueva dimensión. Su versión renovada nos presenta unos personajes perfectamente identificables. Con valor todo se puede conseguir, es la moraleja que se extrae de esta fábula y, por ende, el momento que vive una adolescente atrapada en un mundo que le es hostil. La realidad que uno vive no se puede cambiar, en estas circunstancias toca adaptarse. Reinventarse es la clave: Sugiero una nueva estrategia R2, deja ganar al wookiee (C3PO en Star Wars episodio IV: una nueva esperanza, George Lucas 1977).
Un casting acertado perfila los personajes. Laura Galán (Guadalajara, 1986), Carmen Machi (Madrid, 1963) y Julián Valcárcel (Albacete, 1966) son los encargados de gestionar la carnicería. Unos padres cercanos que quieren a sus chiquillos, incapaces de darse cuenta del problema, responden con silencios a la vergüenza y la culpa de sentirse constantemente en el punto de mira.
Galán interpreta a Sara una adolescente diferente, tímida y con sobrepeso que aguanta estoicamente las burlas de sus compañeras de clase. Hasta llegar al punto de no poder más.
Una mirada diferente al bulling implica intencionadamente al espectador. Miedos reales e intensos puestos en el punto de mira. Cine de terror que grita desde las entrañas, abre puertas y ventanas para alcanzar la ansiada visibilidad. El universo de Sara se amplía exponencialmente y su liberación se encuentra a la vuelta de la esquina.
Machi es la madre que afronta el miedo con humor y espontaneidad. Un estilo propio hace de la realidad del sufrimiento de la gordura un problema menor. Una vez desdramatizado, se vive en casa de forma habitual, sin importancia, escondido tras otros problemas más urgentes como los de un negocio que hace aguas por todas partes o las relaciones intrafamiliares en el hogar.
Richard Holmes (EUA, 1963) encarna al extraño galán, asesino en serie y fornido brazo ejecutor. Ahondar en la psicología del enigmático personaje del camión no forma parte de esta historia. En este caso se intuye más que lo que se muestra y, al igual que en el corto, quedan muchas cosas mencionadas de soslayo. No hace falta más.
Ahogada y oprimida por el calor sofocante del verano y la situación vivida, Sara no tiene salida y, como en No Way Out (Roger Donaldson, 1987), vive en la sombra, víctima en la calle y en su propio hogar, sin ninguna esperanza de cambio… hasta que aparece este peculiar ángel custodio.
Catorce minutos en 2019 fueron suficientes para plantear una historia que, en su desarrollo posterior, ganó en complejidad y matices. Un corto que se viste de largo, crece en expresividad a medida que se desarrolla la trama argumental. Pocas veces un cortometraje crece y madura expandiéndose más allá de la premisa inicial, en este caso su directora Carlota Pereda (Madrid, 1975: Las rubias, 2016, Cerdita, 2018) consigue sobradamente el objetivo y, además, se estrena con el largo, haciendo de su primera película una historia que no pasa en absoluto inadvertida.
Rodaje mayoritariamente femenino, tanto en el elenco como en la parte técnica, ofrece otra mirada, una nueva perspectiva desde donde vislumbrar esta situación muchas veces normalizada injustamente. La cámara sigue al personaje principal y es Cerdita quien cuenta la historia. Muchacha incomprendida, fuera de cánones establecidos, padece constantemente acoso y violencia. El espectador sufre y se abrasa igual que ella en su huida persecutoria.
Presentada la familia incapaz de solucionar sus problemas, el entorno social que la desprecia constantemente y el ambiental, cuyo propósito es dejar al descubierto la desnudez del personaje en todos sus aspectos, el debate moral está servido. Más allá de la piscina se dirigen nuestras miradas y, desde ahí, un atónito espectador se deja llevar, guiado a través de las escenas, acompañando y sintiendo, junto a Sara, sus mismos miedos, agobios y dilemas.
Las soluciones que parecían imposibles van tejiéndose poco a poco. Acusadoras convertidas en víctimas o la dualidad paradójica del asesino, siendo a su vez ángel de la guarda, ponen en jaque a Sara constantemente. La doble moral que impone tales paralelismos nos hace dudar, increpándonos como individuos particulares y como sociedad en general.
Película que arrasa por donde pasa. Lejos quedó el Goya de 2019 al mejor cortometraje de ficción. La cosecha mejoró tras su presentación del largo, madurado en su recorrido por festivales como Sundance, Zinemaldi o Sitges. Los aplausos presagian buenos augurios y la película respondió, alzándose con merecidos galardones mundialmente reconocidos. Algunos tan prestigiosos como el Méliès de Oro en el Festival de Sitges 2022 (mejor largometraje europeo), premio como mejor película de terror en el festival de cine fantástico de Austin en Texas (mejor película de terror) o el premio en el festival de Estrasburgo, por destacar algunos.
Thriller, terror y comedia con sabor a cine negro es el interesante cocktail que se desvela ante nosotros. Una reflexión sobre el acoso y sus efectos que no da puntada sin hilo.
El dicho popular Del cerdo, hasta los andares cobra relevancia y nos habla de la vida tal cual es, sin dejarse nada en el tintero. Peculiar camino hacia la libertad, transitamos junto a Cerdi, los recovecos más oscuros y difíciles.
Una adecuada ambientación convierte a este pueblo pequeño en un infierno grande. Destacan la fotografía, las localizaciones y los primeros planos increpantes. En los pueblos, donde todo se concentra, sentimos más de cerca las emociones. Los vecinos, claustrofobia, ansiedad… todo se magnifica cuando el círculo se acota. Este es otro de los recursos que la directora utiliza hábilmente para adentrarnos más y mejor en la trama.
Disyuntiva entre callar o hablar, justificación del dilema de un personaje que sabe más de lo que dice; en realidad siempre fue así, pero nadie nunca se paró a escuchar.
Esta historia polvorienta, como si fuera La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974), se desarrolla en la comarca de la Vera, un exterior ideal para contarla. Thriller rural diferente enmarca la historia de esta mujer vulnerable que va adquiriendo fuerza y confianza cuando nos acercamos al final.
El ser diferente tiene un precio y este, es el de Sara.
Ficha técnica:
Cerdita , España, 2022.Dirección: Carlota Pereda
Duración: 99 minutos
Guion: Carlota Pereda
Producción: Coproducción España-Francia; Morena Films, La Banque Postale Image, Indéfilms
Fotografía: Rita Noriega
Música: Olivier Arson
Reparto: Laura Galán, Claudia Salas, Camille Aguilar, Pilar Castro, Carmen Machi, José Pastor, Chema del Barco, Julián Valcárcel, Irene Ferreriro, Stéphanie Magnin Vella, Fernando Delgado-Hierro