Chronic

Existe un nexo común entre Chronic y películas anteriores de Michel Franco, como Daniel & Ana (2009) o Después de Lucía (2012). La violencia que marca algunos eventos importantes en la vida de sus personajes. En Chronic esto es algo que se desprende gota a gota y va calando casi imperceptiblemente en el espectador, según va conociendo el día a día de la vida de David (Tim Roth) y de los pacientes a los que ayuda como enfermero. Todos ellos tienen en común que son enfermos terminales. No importa cuál sea la enfermedad, a todos les aguarda el mismo final y similares últimos momentos vitales. Es en esto donde Franco centra tu plena atención. No en la muerte, sino en la enfermedad, y es desde ahí desde donde se muestra una realidad que por momentos violenta al espectador.

En la primera parte de la película vemos cómo David cuida meticulosamente a una mujer enferma de SIDA, incluso una vez que esta ha fallecido. Franco es explícito en la desesperanza, en el desvalimiento y la debilidad extrema, tanto espiritual como corporal, que provoca la enfermedad. Michel Franco reconoce haber encontrado la semilla del film con el que ha ganado el Premio a Mejor Guion de la Sección Oficial de Cannes, durante la enfermedad que sumió a su abuela en una cama tras una embolia y durante esos largos meses antes de morir, en que una enfermera cuidaba de ella amablemente.

Tras la primera secuencia, entendemos que David ha perdido a su mujer. Tal vez desde ese momento dedica su vida por entero a su profesión, por su manera de actuar, algo que hace como una gran vocación. Tim Roth impulsa el film con su magnífica actuación de un personaje misterioso del que sabemos muy poco, aunque la cámara no le abandona ni un segundo.

Chronic cobra su pleno sentido, gracias a la última secuencia, cuando algo imprevisible altera el orden de las cosas, necesario para completar el mensaje que Franco quiere transmitir.

Tráiler: