Críticas
Mentes que brillan
Chronicle
Otros títulos: Poder sin límites.
Josh Trank. Inglaterra-EUA, 2012.
El restrictivo precio de la entrada de cine, la irregularidad en la oferta de la cartelera cinematográfica, los avances y las mejoras en las condiciones de consumo de cine hogareño, la posibilidad del visionado de películas online y el creciente auge de la piratería son factores que tienden a contribuir al alejamiento progresivo por parte de los espectadores hacia la experiencia del visionado de películas en salas cinematográficas, situación a la que la comunidad cinéfila no tiende a resistir con la suficiente tenacidad y a la que el mercado de exhibición pretende atenuar de manera prepotente con la proliferación de pantallas XD, películas en formato 3D y salas gourmet con carta de menú de restaurante incluida, todo esto con fines más cercanos al aturdimiento visual, sonoro y gástrico que al enriquecimiento expresivo y social de la práctica cinematográfica. Sin dudas la esencia creativa de esta contienda entre elefantes y hormigas dista en mucho de la vieja disputa entre el Cinemascope de la pantalla grande versus el 4:3 catódico con el que la caja boba asustó a los productores de cine en los cincuenta.
Quizás el efecto más nocivo de este distanciamiento entre público y salas resida en la pérdida de la capacidad de sorpresa y asombro otorgado por la experiencia de ver cine en pantalla grande, y por supuesto no hablo solo en términos de impresión audiovisual. A no ser que dispongamos de algunas de las promociones 2×1 o de los cupones de descuentos online tan en boga últimamente, resulta poco tentador asumir el riesgo de pagar un precio tan alto por algo que no garantice una experiencia superior a la de ver una película en alta resolución en una pantalla LED de tamaño considerable o, en el peor de los casos, de la reproducción de un archivo de PC de baja calidad vía streaming.
Fueron precisamente la adquisición de uno de estos descuentos y la proximidad de su fecha de vencimiento los que me forzaron a optar por una película sobre la cual lo desconocía todo. Son realmente escasas las posibilidades de verse hoy frente a la boletería de un cine, optando casi al azar por un título del cual no hemos tomado los recaudos necesarios a la hora de informarnos sobre sus bondades. La película en cuestión es Chronicle, y el grado de entusiasmo que me generó el hecho de encontrarme frente a sus imágenes y su relato, sin información previa de ningún tipo, fortalecieron mi teoría de que por muchas alternativas económicas al alcance de la mano, no hay precio para la experiencia de verse sorprendido frente a la pantalla grande.
Chronicle es un emocionante relato de superhéroes y muestra la relación entre tres adolescentes que adquieren poderes sobrenaturales tras descender a una caverna donde entran en contacto con una extraña fuente de energía. La mayor parte de la película se corresponde con el registro en video de Andrew (Dane DeHaan, una suerte de DiCaprio emo y ojeroso). Andrew es un sufrido joven que documenta su vida diaria a través de su cámara de video hogareña. No tiene amigos ni vida social, y es hijo de un padre abusivo y de una madre postrada por una enfermedad que depende de la asistencia social para conseguir sus medicamentos. Su único medio de acceso al contacto con la gente se da a través de su compañero Matt (Alex Russell), quien una noche lo lleva a una fiesta y con el que descubre una caverna en las proximidades del terreno a la cual descienden junto a Steve (Michael B. Jordan), candidato a presidir una de las comisiones estudiantiles de la escuela. Luego de un breve y confuso episodio que la cámara no alcanza a registrar con claridad, los tres compañeros descubren al día siguiente que poseen la asombrosa capacidad de manejar objetos con la mente, lo que da pie a un primer tramo realmente cómico de la película donde los efectos especiales se muestran con un grado de artesanía infrecuente en el cine industrial. La convivencia entre estos efectos y la textura del registro hogareño da pie a toda una serie de hazañas graciosas en su irresponsabilidad por parte de sus protagonistas y que asemejan a la película con el anarquismo físico de la serie televisiva Jackass. Los tres jóvenes van fortaleciendo su vínculo a partir de los dones adquiridos y en los intentos por mantener en secreto y dosificar su uso, amplían los alcances de sus novedosas capacidades físicas y mentales, llegando incluso a sobrevolar emocionantemente los cielos a su gusto y antojo. Pero como en todo relato de superhéroes, la administración de los dones implica a menudo una responsabilidad de la cual no muchos humanos sabrían hacerse cargo. Es lo que ocurre con el atribulado Andrew, cuyas dificultades sociales y la dureza de su vida familiar terminan por descontrolarlo y lo convierten en un peligroso villano al que sus dos compañeros deberán poner freno, trasladando el tono del relato hacia un terreno que, presumo, no será del agrado de todos los espectadores, al menos no, a juzgar por las reacciones del público presente en la sala a la que yo asistí, que parecía no querer desprenderse del tono lúdico y festivo que la película venía demostrando en su primera mitad.
Para quien esto escribe, la evolución del relato es absolutamente coherente con sus códigos genéricos, y ya se habían desperdigado los suficientes elementos en pantalla para anticipar el vuelco en la conducta de su personaje protagónico. En este segundo tramo, la película gana en acción y conflicto, aumentado el despliegue de los efectos y, quizás sí, perdiendo un poco de ese encanto que había generado su primera mitad, acercándose más al terreno de los X-Men pasados por el tapiz estético de Cloverfield (acontecimientos extraordinarios bajo la textura de una mirada cotidiana).
Chronicle es una apuesta original en sus planteos argumentales y estéticos, y un emocionante llamado a seguir creyendo en las posibilidades de Hollywood cuando dispone su enorme poder al servicio de la fascinación.
Trailer
Ficha técnica:
Chronicle / Poder sin límites , Inglaterra-EUA, 2012.Dirección: Josh Trank
Guion: Max Landis
Producción: John Davis y Adam Schroeder
Fotografía: Matthew Jensen
Reparto: Dane DeHaan, Alex Russell, Michael B. Jordan, Michael Kelly, Ashley Hinshaw, Anna Wood