Criando ratas

A veces no solo el tiempo pone a cada uno en su lugar. También es necesaria la reflexión, la lectura, recabar diversas opiniones o sondear los hechos, dependiendo de la materia a tratar. Ahí es nada. Si esta serie de prácticas no se realizan puede dar comienzo un proceso que se extienda y recubra nuestro tema cual costra: la mitificación. Algo así le ha ocurrido al cine quinqui [1] y sin embargo, en los últimos años distintos estudios tratan de dar luz a este asunto para contextualizarlo y situarlo social y cinematográficamente donde le corresponde.

Una de las guindas de tal pastel es Criando Ratas, cinta autocalificada como ‘neoquinqui’ que revisita y, en cierta manera, se sitúa como continuadora del subgénero. La opera prima de Carlos Salado sigue las peripecias de ‘El Cristo’, un joven delincuente que se verá atrapado por la deuda a pagar a un narcotraficante de su barrio. A través de esta figura recorreremos la zona, conoceremos a sus habitantes y a aquellos que se inician en el peligroso mundo del delito.

La obra de Salado quiere ser un cine de urgencia, como el de aquellos filmes de hace más de treinta años, de una realidad no tan desconocida ni nueva para el espectador, incluso más presente de lo que creemos. Su estilo austero, incluso en ocasiones tosco, refleja una parquedad de medios que, lejos de restarle atractivo, dota de más autenticidad a la cinta, cualidad deudora de las prácticas documentales, que evidentemente también son las maneras de contar de la película.

Alicante o, en concreto, en este tipo de historias, sus barrios más humildes y periferias son el paisaje por el que veremos pasear al protagonista y a otros tantos personajes, todos ellos extraídos de los mismos lugares, todos ellos convertidos en actores para la ocasión. Este conjunto de elementos sirve para acercar la existencia de otros mundos, de otros espacios, del delito en la calle, de la falta de expectativas, de la falta de futuro… Vidas que únicamente albergan un aquí y un ahora lleno de desarraigo. A pesar de que la historia deja poco espacio a la esperanza, por no decir nada, el director consigue dejar atrás los juicios y las moralejas para exponer, acompañar y contar por medio de una ficción una crónica social del presente.

Carlos Salado sabe de lo que habla, conoce los barrios donde graba y las personas y personajes que retrata. Domina el cine de De la Loma, Saura, De la Iglesia y el subgénero quinqui en general y también es heredero de los mismos. Se coloca con un pie en los años ochenta y con otro en el presente para renovar y traer consigo la ‘esencia quinqui’ y actualizarla. Y el resultado, a pesar de aristas a pulir, entre ellas parte del final, es más que aceptable.

El golfo, el trilero, el delincuente juvenil, el navajero, los personajes suburbiales, la prostitución, el lumpen, los pícaros… Todos son figuras que, queramos o no, residen en la cultura española y son tan genuinos y en ocasiones arquetípicos como el folclore, Cervantes o la siesta. En esto último también hay mucho de mito. Pero existir, existen, al igual que el cine quinqui dentro del cine español. Un subgénero que mostró la otra realidad de la Transición y que quedó olvidado en el baúl de lo anecdótico. A pesar de todo, el poso de esta realidad y de estos personajes perdura y vive, de diversas maneras, más o menos evidentes en otras tantas obras.

Después de su estreno, Criando Ratas se colgó gratuitamente en You Tube, apostando por otro tipo de distribución. Hasta el momento no le ha ido nada mal porque lleva casi un millón y medio de visualizaciones. Este método diferente de visionado y sus maneras ‘neoquinquis’ puede ser una buena carta de presentación para aquellos espectadores más reacios o neófitos en la materia. Una oportunidad para sacudir el polvo a estéticas convencionales, a nuevos y viejos temas, y para revisitar un subgénero que todavía tiene mucho que decir.

[1] Subgénero dentro del cine español sobre delincuencia juvenil, realizado entre finales de los años setenta y los años ochenta.

Película completa: