Críticas
Castigo
Crimes of the Future
Otros títulos: Crímenes del futuro.
David Cronenberg. Canadá, 1970.
La experimentación supone una voluntad de cambio en relación con los cánones existentes de una determinada producción cultural. Este cambio lleva a que se demuestre la posibilidad de variar (con una carga mayor o menor) el conjunto de reglas sobre las cuales se basarían las claves de lectura de la estructura que se nos presenta en su forma, por ejemplo, visual o escrita; el resultado de esta variación sería, por los motivos que acabamos de mencionar, la necesidad de encontrar un punto de vista diferente, nuevo, a través del cual sería posible entrar en contacto con la obra y, por supuesto, analizarla y descifrarla según lo que efectivamente el artista quiere decir. En otras palabras, la experimentación supone sí un cambio en lo que al código textual y discursivo se refiere, sin embargo no se deshace de la necesidad de transmitir un mensaje, elemento este que es parte integrante de cualquier tipo de expresión humana; el juego no estaría, entonces, en la búsqueda de una incomunicabilidad, sino en el acto mismo de querer comunicar a través de engranajes diferentes, lo cual implica, de por sí, la necesidad de dejarse guiar por el artista hasta encontrar, en el intercambio del diálogo entre obra y público, la clave de interpretación.
Experimental, por supuesto, es la obra de 1970, Crimes of the Future. Sin utilizar ningún tipo de sonido (o ruido) directo, Cronenberg pone en marcha una serie de episodios de carácter imaginativo (aquella imaginación típica del género de ciencia ficción) para que se desarrolle un cuento cuya lectura no resulta muy fácil. Esta dificultad intrínseca, obviamente, deriva de la voluntad de darles a los espectadores solo unas pocas palabras (frases narradas por el protagonista) que no se dejan llevar por un claro acto interpretativo; lo que se recibe en su forma oral, de hecho, se basa no en un discurso de explicación de lo que pasa, sino en un juego que manifiesta la voluntad de dialogar con personas que ya son parte del mundo que se nos está mostrando. En palabras más llanas, los monólogos que escuchamos no son mensajes para nosotros, sino elementos de un diálogo entre el protagonista y sí mismo o personas que comparten su cultura (mensajes, aún más simplemente, de un hombre futuro hacia su contexto futuro).
La estructura narrativa se compone así de diferentes escenas que se construyen alrededor de una voluntad centrípeta en lo que a la dimensión geográfica se refiere. El mundo de Crimes of the Future, terriblemente asfixiante, está al mismo tiempo plagado por una sensación de agorafobia y de claustrofobia. Estas dos vertientes se entremezclan con la presencia casi irreal de muy pocos seres humanos, todos (única excepción de una niña) hombres, lo cual no permite acceder al nivel de intercambio biológico entre los sexos; el resultado es un juego muy descarado en relación a la necesidad del contacto físico y a la sublimación de la sexualidad, lo cual pone en marcha una serie de lecturas homoeróticas muy claras. Se manifiesta así la cuestión de la atracción física, corporal, en la que el proceso biológico que se inserta en la creación y excitación del deseo desemboca hacia una desviación de la normalidad (pero, ¿qué es la normalidad?), hacia lo fetichista.
El elemento narrativo de esta película se compone, en definitiva, de aquellos mecanismos que forman parte de una voluntad expresiva cuya finalidad es animar a los espectadores para que intenten entrar directamente en la mente de estos crímenes futuros, crímenes que se sitúan entre el área de la metáfora y la de la realidad directa. La penetración, inexistente en la película en cuanto acto sexual quizás más bien clásico y universal que fundamental, se reverbera en la voluntad de Cronenberg de querer entrar (y hacernos entrar) en la psique del protagonista, del cual resulta difícil dar una lectura clara (la cuestión de la pedofilia, por supuesto, implica un juicio negativo, si bien en el conjunto de la obra no sabemos decir si este acto, nunca consumado, tiene un valor real o metafórico); el resultado final no es una narración de por sí simplemente perturbadora, sino desestabilizada, un mosaico cuyo diseño es nuestro deber descifrar y analizar (si esto es lo queremos hacer).
Ficha técnica:
Crimes of the Future / Crímenes del futuro , Canadá, 1970.Dirección: David Cronenberg
Duración: 63 minutos
Guion: David Cronenberg
Producción: David Cronenberg
Fotografía: David Cronenberg
Reparto: Ronald Mlodzik, Jon Lidolt, Tania Zolty, Jack Messinger, Paul Mulholland, William Haslam, William Poolman