Cualquier Día

Basada en hechos reales sucedidos en la década de los setenta, Cualquier día narra la historia de una pareja de homosexuales, Rudy y Paul (Alan Cumming y Garret Dillahunt), que intentan conseguir la custodia de Marco, un adolescente con síndrome de Down (Isaac Leyva), después de que su madre, consumida por el alcohol y las drogas, lo abandona.

Travis Fine propone una narrativa en espiral, abriendo con una escena que nos encamina a un final adverso, no hay mucho que pensar para intuir hacia dónde se dirige la trama; sin embargo, las primeras escenas resultan contundentes y fundamentales, el espectador queda enganchado en un estado hipnótico, con la sensación de que él es el que deambula por las calles nocturnas de una ciudad cualquiera, junto a él hay un cuerpo fragmentado y desenfocado que se hace a cada instante más presente, se trata de Marco, con su torpe caminar y el silencio que lo caracteriza, atributos que Travis emplea, magnificándolos en ternura, amor y poesía, particularidades que se verán opacadas por la mezquindad humana, esencia de esta propuesta cinematográfica.

Travis se inspira en una situación adversa para reflejar la intolerancia social norteamericana de la década de los setenta, situación que hoy no ha cambiado mucho, a pesar de la existencia de leyes y reformas que protegen a los grupos minoritarios.

Lo interesante del filme no es propiamente el desarrollo del tema, los intentos de  adopción por parte de una pareja  de homosexuales, obvio que en esa época es un derecho negado a las parejas del mismo sexo, lo más loable lo constituye  la vivencia del proceso legal que atañe a los aspectos morales de aquella época como causas principales para impartir justicia; jueces y abogados se valen de protocolos y desahogos de pruebas para escarbar y atisbar la vida íntima de la pareja de homosexuales, con una gran carga morbosa que deja de lado el bienestar del adolescente, situación social que lo inmola y lo martiriza, no hay respeto ni siquiera por su condición genética. Todo este entramado, manejado con maestría por Travis, nos lleva a la esencia del filme, que evidencia una sociedad mezquina, aberrante, disfuncional, homófoba, misógina…

El contrapunto está determinado por la aparente oposición entre las personalidades de la pareja, Rudy pertenece al mundo de los Drag Queen, curiosa  mezcla de The Adventures of Priscilla, Queen of the Desert (1994), y  Madame Satã (Caner Alper, Mehmet Binay 2002), universo de excéntricos personajes que sufren, lloran y aman, y que dejan de ser patéticos para dar lugar a seres humanizados, como ya se  muestra en Zenne Dancer (2012). Por otro lado está su pareja Paul, abogado de profesión, cuya virilidad y frialdad deconstruye el estereotipo homosexual; un tributo al personaje de Al Pacino en Cruising (1980), referencias fílmicas que aluden y evocan la sordidez con la que el realizador se inspiró para narrar un tema de amor paternal, cuya propia naturaleza exige un final trágico, con el riesgo de que las puertas del infierno también se les cierren.

Un historia con personajes que al final nadie recordará, a menos que en su andar la vida les haga una mala jugada, ficción que se diluye en la oscura sala y se transforma en realidad en una sociedad culturalmente incorrecta. Nadie está exento de perder a un ser querido en esta galaxia de emociones universales.

Premios:

Mejor Película en Chicago International Film Festival 2012

Mejor Película y Mejor Actor en Seattle International Film Festival 2012

Mejor Película en Tribeca Film Festival 2012

Mejor Película y Mejor Actor en Outfest 2012

Mejor Película en Provincetown International Film Festival 2012

Mejor Película en Woodstock Film Festival 2012

Mejor Película y Mejor Actor en Napa Valley Film Festival 2012

Mejor Película en Key West Film Festival 2012

Tráiler: