Críticas
Los Shinigamis siguen aburridos
Death Note: El nuevo mundo
Desu Nôto: Light up the new world. Shinsuke Sato. Japón, 2016.
“El humano cuyo nombre sea escrito en esta libreta morirá. Esta libreta no tendrá efecto a menos que quien escriba en ella tenga el rostro de la persona en su mente al momento de escribir su nombre. Si la causa de muerte no es especificada, la persona morirá simplemente de un ataque al corazón. Después de escribir la causa de muerte, los detalles de la muerte deben ser escritos en los siguientes 6 minutos con 40 segundos”.
Esta es una pequeña introducción al prolífico universo del animé Death Note (Desu Nôto, Tetsuro Araki 2006), basado en su correspondiente manga homónimo de 2003, donde unos Shinigamis, o Dioses de la muerte, aburridos en el Inframundo, dejan caer en el suelo del planeta Tierra unos cuadernos negros con propiedades divinas, capaces de matar a cualquier persona cuyo nombre se escriba en sus hojas. Conscientes de la codicia del ser humano, los Shinigamis se divierten observando las reacciones de los propietarios, capaces de llegar a armar conflictos internacionales al creerse verdaderos dioses por encima del Bien y del Mal, cuando de hecho, una de las reglas del Death Note es que los propietarios de estos cuadernos no podrán ir ni al Cielo ni al Infierno.
Death Note: El nuevo mundo (Desu Nôto: Light up the new world, Shinsuke Sato, 2017), es la tercera parte de los films live-action procedentes del famoso animé japonés, uno de los más populares en todo el mundo, con una audiencia que va más allá de los fans otakus fuera de las fronteras niponas. Las dos primeras películas de la saga: Death Note y Death Note: The Last Name (2006), ambas dirigidas por Shusuke Kaneko, construyen en imagen real el animé de 2003 en el que Light Yagami, un adolescente que se topa con el Death Note, decide establecer un nuevo orden mundial, asesinando desde su cuaderno de muerte a todos los criminales que salen en los noticiarios. La policía japonesa otorga la misión de descubrir la identidad del misterioso asesino telepático a “L”, un privilegiado cerebro de la investigación criminal, estableciendo así una lucha de ingenios con el fin de no ser descubiertos el uno por el otro.
Sin estas premisas iniciales sería bastante difícil entender la continuación argumental de Death Note: El nuevo mundo, ya que, al igual que en una trama serial, no lograremos comprender del todo un capítulo sin haber visto el anterior.
Esta película cuenta con personajes antiguos y personajes nuevos, precedidos por un prólogo que es la serie de televisión Death Note: New Generation, dirigida en el mismo año de estreno del filme, 2016, por el mismo director, Shinsuke Sato, responsable también de la adaptación live-action del exitoso animé Gantz en Gantz: Genesis y Gantz: Perfect Answer (ambas de 2011). En dicha serie se nos pone en antecedentes a los nuevos personajes que continuarán con la trama de investigación cuando, diez años después de la muerte de Light Yagami (diez años después también del estreno del primer filme de Death Note, en 2006). Las misteriosas muertes de ataques al corazón continúan sucediendo en Japón ya que los Shinigamis no se cansan de observar el caos que produce la avaricia humana, por lo que los Death Notes no dejarán de caer en la Tierra y como consecuencia lógica y comercial, las secuelas, reboots o spin-offs pueden ser infinitos.
Es bien sabido por todos que las posibilidades de desarrollo de una trama en una serie tiene unos beneficios que no poseen los largometrajes de tiempo limitado. Así, lo que en la serie es una concatenación de acontecimientos detectivescos, puntos de giro bien calculados y un suspense sostenido a lo largo de dos temporadas, en el largometraje se produce una avalancha de sucesos, a cual más precipitado que consigue el efecto contrario a la sorpresa: La confusión al no seguir el hilo de la trama con claridad y en resumen, “salirse” de la película en todo momento. Además de las ya mencionadas limitaciones que puede tener un espectador no conocedor del universo diegético del filme o de las anteriores obras, ya sean animé o manga, la acción estrepitosa mal conducida de Death Note: El nuevo mundo no conseguirá introducirnos en la maravillosa intriga que caracteriza a sus obras predecesoras.
Oportunamente o no, la plataforma Netflix ha anunciado ya su adaptación para agosto de 2017, algo que estaba tardando, vistas las numerosas adaptaciones a la pantalla americana de animés japoneses, como Ghost in the Shell (Rupert Sanders, 2017) o Dragon Ball Evolution (James Wong, 2009). Una adaptación más que nos invita a seguir quedándonos con el animé original, pero que, sin embargo, mantiene viva la curiosidad y nos mueve a verla en agosto, aunque sea por el simple hecho de ver a Willem Dafoe interpretar a su parecido razonable Ryuk, el carismático Shinigami.
Ficha técnica:
Death Note: El nuevo mundo (Desu Nôto: Light up the new world), Japón, 2016.Dirección: Shinsuke Sato
Duración: 135 minutos
Guion: Katsunari Mano
Producción: Takahiro Satô
Música: Yutaka Yamada
Reparto: Masahiro Higashide, Sosuke Ikematsu, Masaki Suda, Mina Fujii, Rina Kawaei, Sota Aoyama, Nakamura Shidō II, Erika Toda, Eiichiro Funakoshi, Sergey Kuvaev
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