Críticas
El Superhombre negro
Déjame salir
Otros títulos: ¡Huye!.
Get Out . Jordan Peele. Estados Unidos, 2017.
Déjame Salir (Get Out, Jordan Peele, 2017) se proyecta en un momento idóneo de nuestra historia: A Donald Trump le dan las llaves del mundo, Occidente se asusta por el ascenso de diferentes cargos políticos con ideologías de extrema derecha y en el planeta afloran sentimientos confusos y xenófobos a causa del terrorismo. Lo interesante del filme es que fotografía un momento actual de nuestra sociedad, pero sin embargo (y qué amargo tener que decirlo), trata un tema universal, así que pese a las convulsiones que estamos viviendo, podríamos colocarlo en cualquier estante de la historia del cine y serviría como mensaje antirracista para todas las épocas, pues parece ser que su disparo satírico y extravagante, de entre muchos, va dirigido al cráneo de América, enorgullecida de su racismo a los cuatro vientos antaño y disfrazada de país sin prejuicios en nuestro días.
Chris (Daniel Kaluuya) y Rose (Allison Williams) son dos jóvenes enamorados con un breve recorrido juntos, y como en todas las historias románticas que progresan, llega el incómodo momento de conocer a los padres de ella. A Chris no le entusiasma la idea, no por el hecho de conocerlos, sino porque es negro, y teme que eso sea una barrera, ya que no saben que su hija blanca de clase alta está enamorada de un chico como él. ¿A estas alturas de la demócrata historia en que vivimos, un negro veinteañero aún puede preguntarse algo así? Rose, que ni siquiera había reparado en ello, lo tranquiliza, y sin más preámbulos deciden hacer las maletas e irse a pasar el fin de semana a la casa de sus padres. Todo parece normal, pero detrás de la amabilidad y las apariencias se oculta una verdad dantesca y despiadada.
Las respectivas profesiones de los padres de Rose ayudan a darle sentido a la película. Por un lado, tenemos al padre, Dean Armitage (Bradley Whitford), un prestigioso neurocirujano (lo notamos al contemplar la elegante casa) de aspecto serio y con una incómoda complacencia hacia Chris, así como ciertos comentarios fuera de lugar. El joven observa un retrato en blanco y negro, y Dean le hace saber que el atleta que sale en la foto es su padre, y que está tomada en los juegos olímpicos de Berlín de 1936, bajo la atenta mirada del Führer, que vio de manera frustrada cómo un negro (Jesse Owens) le arrebataba la medalla de oro. Por otro lado, está la madre, Missy Armitage, o lo que es lo mismo, la siempre adorable y respetable actriz (Catherine Keener), psiquiatra de profesión y especialista en hipnosis. No imagino las enrevesadas y cifradas conversaciones que este matrimonio tuvo en su pasado universitario, pero lo cierto es que la complementación es absoluta, pues ambos tienen la capacidad de penetrar en el cerebro de otras personas con distintos procedimientos. Un personaje más secundario, pero que aporta su grano de arena, es el del hermano de Rose, Jeremy Armitage (Caleb Landry Jones), un joven con una personalidad algo trastocada y con el suficiente dinero como para mantenerse ajeno a los problemas del mundo.
El perfil psicológico de Chris es una puerta de entrada al espectador, no hablo de su pasión por la fotografía, en la que congela el firme retrato de la actualidad, sino de su pasado, y más concretamente, por un hecho trágico que tuvo lugar en su niñez. El incidente con el ciervo en la carretera revela angustias del pasado. Missy (la madre) se dará cuenta enseguida del trauma que arrastra el joven y de la culpa que siente, y utilizará sus recursos para adentrarse en su mente, pero no para liberarle del silente sufrimiento, sino para algo mucho más retorcido, y aquí va donde entra la ciencia ficción, la serie B y el magnífico disparate de Peele. Un experimento tan extravagante que recuerda al genial cine de serie B, con títulos como La invasión de los ladrones de cuerpos (Invasions of the Body Snatchers, Don Siegel, 1956) o el thriller psicológico menos conocido Plan Diabólico (Seconds, John Frankenheimer, 1966). Las truculentas intenciones de los blancos, cegados por la superioridad, rebasan cualquier esquema racional. El pobre Chris se siente inmovilizado, aturdido ante unas circunstancias que, para colmo, irán enlazadas con sus tormentos personales.
El único “pero” que demando al director es la falta de solidez frente a un final suave y complaciente con la Universal Studios, con el público y con el mundo. El final original que podremos ver en DVD es la auténtica realidad de la situación, todo lo demás siguen siendo manipulaciones cinematográficas. Así que espero y deseo que el vudú de la industria no haga estribos en Jordan Peele si quiere convertirse en un autor referente del cine moderno. Una película con semejante mensaje no ha de rendir cuentas a nadie.
Actualmente, el problema del racismo es subliminal. Los padres de Rose se enorgullecen de haber votado a Obama, sin embargo, tienen criados negros, beben un vaso de leche con cereales de colores, pero no los mezclan. El hombre negro sigue siendo moneda de cambio, y sentarse en un autobús junto a personas blancas parece un logro descomunal. Sinceramente, veo el filme como algo simplista y efectivo, como un panfleto propagandístico en el que dice algo así: “No dejes que te hipnoticen con mentiras, la televisión solo induce al miedo y el miedo a la parálisis, afronta el problema, huye de toda esa mierda de la superioridad, ¡muévete!”.
Tráiler:
Ficha técnica:
Déjame salir / ¡Huye! (Get Out ), Estados Unidos, 2017.Dirección: Jordan Peele
Duración: 103 min. minutos
Guion: Jordan Peele
Producción: Blumhouse Productions / QC Entertainment
Fotografía: Toby Oliver
Música: Michael Abels
Reparto: Daniel Kaluuya, Allison Williams, Catherine Keener, Bradley Whitford, Betty Gabriel, Caleb Landry Jones, Lyle Brocato, Ashley LeConte Campbell, Marcus Henderson, LilRel Howery, Gary Wayne Loper, Jeronimo Spinx, Rutherford Cravens
Excelente película.
Un tema siempre actual.