Críticas
De la exposición de la intimidad a la perversión de la mirada
Demonios tus ojos
Pedro Aguilera. España, 2016.
El cine de Pedro de Aguilera nos habla de seres humanos devastados que se encuentran al borde de un abismo, decidiendo si saltar, o no, con la terrible consecuencia de llevarse consigo a una parte de su entorno familiar. De este modo, la familia, núcleo fundacional del individuo, es uno de los pilares de, al menos, dos de sus películas. Entre los personajes creados por Aguilera, nos encontramos un abanico de seres que comprenden, por ejemplo, el vacío emocional y existencial en el que se encuentra sumida la protagonista de La influencia (2007), incapaz de adaptarse y reaccionar ante su entorno, atendiendo lo que este le requiere, que en ese proceso se va llenando de una indiferencia que contrasta con la amargura del decidido inmigrante subsahariano de Naufragio (2010), cuya travesía servía como reflejo de las obsesiones interiores que padecía. En Demonios tus ojos, estrenada en Rotterdam, los personajes no terminan de estar al borde de un precipicio, pero sí se encuentran en un momento de sus vidas en que existe un deambular que deja entrever la ausencia de una clara dirección hacia la que ir.
Oliver (Julio Perillán) es director de cine y un día descubre en una web de vídeos eróticos que su hermana pequeña, Aurora (Ivana Baquero), protagoniza un vídeo. Aunque hace mucho tiempo que no la ve, decide visitarla para averiguar el motivo.
El juego planteado a partir de aquí adopta la forma que vemos en La ventana indiscreta (Rear Window), de Alfred Hitchcock. Un juego de observación, en el que el director de cine se propone «espiar» a su hermana con el fin de averiguar cuál es el origen del vídeo que ha encontrado en Internet. El teleobjetivo se sustituye por un proyector y la cámara fotográfica por una cámara oculta. La posición del observador ahora es la de alguien que asiste a una proyección revelada en vivo del transcurso de la vida en una habitación, sin guion, sin montajistas, con dos únicos intermediarios, una cámara de vídeo y un proyector. Y, aunque, no lo olvidemos, Aguilera no quiso hacer una película de cine sobre cine y, ciertamente, no lo es, parece inevitable ver en el proceso del personaje, de supervisión de imágenes y de proyección, la hazaña que supone filmar una película.
Es significativo tanto la colocación del observador, como el instrumento utilizado para ello. Si en La ventana indiscreta, el punto de vista era el de alguien inmóvil que miraba y nos hacía mirar a través de su cámara de fotos con teleobjetivo, en Demonios tus ojos asistimos a la exhibición a través de un proyector, que muestra lo que acontece en otra habitación sobre una pared, mientras que las imágenes son tomadas con una cámara oculta. Aguilera ha adaptado su película a las nuevas formas de mirar, ha convertido esa forma de observar y nos habla de la vida proyectada directamente sobre una pared, la cual, aunque carezca de intermediarios, de guionistas, de montadores y coloristas nos quiere decir que hasta la realidad tomada y proyectada, de este modo, sobre una pared, es manipulable a los ojos de cualquiera y sigue siendo una representación. Quizás, lo incómodo de esta película resida en este aspecto, el desconocimiento de Aurora. Sin embargo, lo incómodo se convierte en perturbador, cuando consiente seguir siendo observada. Esto define al personaje con aristas que la convierten en algo más inquietante.
De este modo, en Demonios tus ojos surge una dualidad complementaria que la diferencia claramente de la película de Hitchcock. Se retoma esa idea del placer de la mirada, que ha llegado a dar hasta título a un libro, a través de la búsqueda de motivos que llevarán al personaje de Oliver por otro camino y el de la extraña, perturbadora y, parece que para el personaje de Aurora, adorable sensación de sentirse observada. La película se muestra así en un doble sentido, como si la mirada pudiese llegar a circular en dos carriles diferentes, manteniéndose en sentidos contrarios.
Es significativa la ausencia de pudor y escrúpulos del personaje de Oliver, que llevará hasta un extremo su carácter autodestructivo, insinuado desde el inicio, durante la entrevista que concede a un periodista en su viaje en tren. De esta forma, la idea de la perversión se viene a concretar en tres niveles diferentes. Uno, el de los propios personajes. Su arco de transformación se va acercando cada vez más a un punto muy cercano al de la perversión. Dos, el de la imagen. Ésta se va tornando cada vez más perturbadora en relación a la historia que nos cuenta. Tres, el de la mirada. Es el hecho que marca definitivamente la progresión de los personajes y lo que marcaría un punto y final; estos dejan de buscar una imagen perteneciente a la intimidad o el motivo por el que Aurora se expone públicamente, ambos pasan a buscar algo más.
La apariencia sencillez del filme esconde una oscura e inquietante lectura de la sociedad en la que vivimos. ¿Acaso el film de Pedro Aguilera no funciona como una interpretación ácida, crítica y muy áspera, acerca de la pérdida de la intimidad en la que ha devenido esta globalidad que nos rodea y, en particular, de la frágil línea que un director cinematográfico nunca debería traspasar? Por eso, la película de Aguilera debe verse, a través de la función metalingüística de la que hace uso, como una revisión crítica sobre la forma de mirar, una llamada para no descuidar nuestra atención en un mundo saturado de imágenes, como nos indica en la entrevista que le hemos realizado, un mundo en el que (casi) todo se encuentra en Internet y sobre la necesidad de no descuidar la palabra.
El problema que Aguilera pone sobre la mesa no se encuentra en la conducta sobre la que cada uno, de manera individual, puede encontrar cierto placer en desarrollar. El problema expuesto reside en la relación que cada uno, de manera individual, entabla con esa conducta. Si elige que sea saludable y respetuosa o, si por el contrario, se decide pasar por encima de ella a costa de cualquier cosa, sin pensar en las consecuencias. En esa forma que decidimos relacionarnos, está la diferencia entre exponer la intimidad o traspasar la línea que empieza a dar forma a la perversión.
Clip
https://youtu.be/bfmiKVyWlBo
Ficha técnica:
Demonios tus ojos , España, 2016.Dirección: Pedro Aguilera
Duración: 94 min. minutos
Guion: Pedro Aguilera, Juan Carlos Sampedro
Fotografía: Miquel Prohens
Música: Richard Córdoba
Reparto: Ivana Baquero, Julio Perillan, Lucía Guerrero, Nicolás Coronado, Juan Pablo Shuck, Elisabeth Gelabert
recientemente acabo de ver esta pelicula ya no volvere a ver «el laberinto del fauno» igual.
Menudo rollo, si a esto le da una subvención apaga y vámonos, si tuviéramos q pagar por verla en cines es para reclamar el dinero a la salida… mierda donde las haya