Críticas
El diablo viste a la moda
The Devil Inside
Otros títulos: Con el diablo adentro.
William Brent Bell. EUA, 2011.
Al comienzo de la película y sobre la pantalla en negro, escuchamos una conversación telefónica ocurrida en 1989 entre una mujer y un operador del servicio de emergencias. La mujer, en un tono de voz sombrío y de modo lacónico, afirma haber acabado de asesinar a tres personas para, inmediatamente después de su confesión, colgar el teléfono. A continuación, vemos un video que muestra la escena del crimen con los rastros de sangre presentes en el suelo y las paredes, mientras un investigador reconstruye las circunstancias del triple homicidio. Nos enteramos que los crímenes fueron cometidos, efectivamente, por una mujer y que las tres víctimas se trataban de exorcistas. Repentinamente, un golpe de cámara y algunos sonidos estridentes interrumpen violentamente el registro. La acción se traslada hacia el año 2000, donde Isabella, la hija de la mujer de la llamada telefónica, investiga las circunstancias que llevaron a su madre a cometer el triple homicidio y que derivaron en su extradición y reclusión en un hospital neuropsiquiátrico, en Roma, en circunstancias confusas donde parecieran haber mediado los intereses de las autoridades eclesiásticas. Decidida a esclarecer los hechos, Isabella se dirige hacia Italia con la intención de ver a su madre y filmar un documental que registre su investigación sobre el tema. Para ello, contará con la ayuda de dos practicantes de exorcismos que le proponen presenciar un verdadero caso de posesión demoníaca, a fin de poder esclarecer posteriormente si su madre solo sufre de un severo cuadro de demencia o de un verdadero influjo satánico, el interrogante central de Isabella y también el de la película.
Como ya habrán advertido, la pesquisa llevada a cabo por la protagonista deriva en la elección, una vez más, del formato documental para el registro de hechos extraordinarios bajo el rigor del realismo estético propio de la no ficción, en una decisión que, por lo general, pretende acercar la experiencia terrorífica hacia el terreno de lo cotidiano, objetivo loable pero no siempre fácil de alcanzar. La fórmula se fue consolidando en la última década y ha venido ofreciendo resultados desparejos, bastante estimulantes en algunos casos y muy pobres y limitados en otros, pero no caben dudas de que el procedimiento sigue despertando el interés de varios espectadores.
Un caso estimulante de estos exponentes del cine de terror actual pudo verse, a mi criterio, en la ya no muy reciente El último exorcismo (The Last Exorcism/Cotton, 2010), de Daniel Stamm, donde su protagonista, un exitoso predicador y pastor evangelista, decidía contratar a un equipo de documentalistas para registrar su desmantelamiento de la farsa de los exorcismos. Lo que teníamos en aquella película era un personaje complejo y ambiguo, con un sistema de creencias puesto en crisis y un talento nato para manipular a la gente, construcción infrecuente en un territorio tan poco propenso a la humanización de sus personajes como lo es el del cine de terror contemporáneo. Enfrentado a una circunstancia inesperada que lo obligaba a reconciliarse con (o a aferrarse por primera vez a) sus viejos valores, el reverendo Cotton Marcus (brillantemente interpretado por Patrick Fabian) debía lidiar con un verdadero caso de posesión demoniaca en una familia de granjeros de Nueva Orleans, particularmente sobre el cuerpo de la joven hija de un padre fundamentalista y abusivo y un hermano escéptico y violento, completando un cuadro de terror y hostilidad bastante interesante para asegurar la empatía con la cruzada moral de su protagonista. Pero esta construcción rigurosa del personaje no atentaba contra la intención primaria del terror, que es la de asustar y perturbar, asegurando una noble convivencia entre el genuino placer por lo truculento y una historia por demás interesante. Todo esto no se encuentra presente en The Devil Inside, donde mas allá de la solidez actoral de su protagonista (la brasilera Fernanda Andrade) y el vínculo conflictivo con su enloquecida (o poseída) madre, la cuestión solo pasa por los posibles sustos o el impacto brindados por las escenas de posesión demoniaca y por la previsible caída en desgracia de los involucrados (hay una muy lograda y perturbadora escena en un bautismo, con intento de ahogamiento de un bebé en agua bendita incluido).
La película va ahondando en la crisis interna que genera el emprendimiento de Isabella y en el malestar generalizado en el que se van viendo inmersos los cuatro involucrados en su proyecto (a la protagonista debemos sumar los dos exorcistas y el camarógrafo), entre la incertidumbre por dilucidar si su madre es víctima de una posesión o de la esquizofrenia, en los choques conceptuales entre religión y ciencia que enfrentan a los dos exorcistas y en la idea que subyace detrás de toda esta intriga de que la Iglesia Católica pudiera estar involucrada en estos acontecimientos. Había varios elementos valiosos como para privilegiar en el desarrollo del relato, pero la película se niega a ahondar en ellos y prefiere apostar por un par de escenas más o menos perturbadoras (la del exorcismo que presencia Isabella, la del encuentro entre ella y su madre) y así es como el relato se va encaminando hacia el previsible fracaso de la causa, con el griterío final y el corte abrupto de la imagen que ya habíamos podido anticipar desde un comienzo, en una replica efectista y poco pensada por parte de los realizadores de lo visto al comienzo del film.
The Devil Inside está bastante lejos de ser un mamarracho ni tampoco ameritó el maltrato que la crítica le dispensó desde sus reseñas, pero tampoco está muy cerca de representar una experiencia memorable dentro del género, aun cuando contaba con los elementos suficientes para conseguirlo.
Ficha técnica:
The Devil Inside / Con el diablo adentro , EUA, 2011.Dirección: William Brent Bell
Guion: William Brent Bell y Matthew Peterman
Producción: Tony DeMille
Fotografía: Gonzalo Amat
Reparto: Fernanda Andrade, Simon Quarterman, Evan Helmuth, Ionut Grama, Susan Crowley, Bonnie Morgan, Brian Johnson