Día de patriotas

Luego de los atentados de 2001, Estados Unidos ha encontrado la manera de materializar una nueva amenaza a su seguridad interior: el pueblo árabe. Si bien esta acepción no es la correcta para denominar a los terroristas (como tampoco lo es «musulmán»), el cine y los medios en general se han encargado de difundir una imagen negativa de quienes muestren cualquier rasgo árabe, ya sea este mismo físico o cultural. Emitir un juicio de valor respecto a quién es culpable de la escalada de violencia es simplemente alimentarla.

En este contexto se ubica Día de Patriotas, décimo filme del director neoyorquino Peter Berg, quien previamente a su carrera como realizador se desenvolvió como actor, productor y también guionista. Estas tareas no las ha dejado de lado, otorgándose un papel en este filme (aunque muy pequeño) y también participando en la escritura del guion.

La historia principal gira sobre Tommy Saunders, un policía bostoniano interpretado por Mark Wahlberg, inspirado por el libro Boston Strong, de los escritores Casey Sherman y Dave Wedge. El hecho, ocurrido el día 15 de abril de 2013, tuvo una gran difusión en los medios locales e internacionales, siendo uno de los primeros en ser perpetrados por terroristas locales con filiaciones fundamentalistas. Wahlberg lleva el personaje magistralmente, al demostrar la versatilidad que requiere la interpretación de Saunders, un oficial serio e involucrado en una situación extrema. Por otro lado, el gran JK. Simmons exhibe su excelente nivel al dar vida al sargento de la policía de Watertown, Jeffrey Pugliese.

Lo que dispara la acción en Día de Patriotas es el hecho en sí: a partir de los atentados, comienza una verdadera cacería humana, que mezcla escenas que convierten áreas residenciales de Boston en verdaderas zonas de guerra, con todo el calvario que deben vivir las víctimas del atentado. Probablemente, esto alimente aún más el deseo de los espectadores de que los terroristas no escapen, un condimento que le agrega gran suspense a la trama del filme, aun teniendo en cuenta el hecho de que quizás sepamos –o imaginemos– el desenlace de la historia.

Teniendo en cuenta el horror que un atentado provoca en un lugar tan concurrido, con tantas víctimas civiles involucradas y el golpe de efecto que ello genera, las escenas de pánico están muy bien logradas en locaciones que recrean la línea final de la famosa maratón, mezcladas con algunas escenas de la competencia que tuviera lugar el año pasado. El trabajo de producción que ello conlleva, junto a los esfuerzos de rodaje que implica filmar en una locación específica, son resultados a destacar.

La habitual pelea por la jurisdicción en cada caso, entre el FBI y la policía local, que suele retratar el cine hollywoodense, dice presente, cuando Richard DesLauriers (Kevin Bacon), agente especial del FBI, Ed Davis, comisionado de la policía de Boston interpretado por John Goodman, y Pugliese deben atravesar por luchas burocráticas durante pasajes muy tensos. Tanto Bacon, Simmons, Goodman y Wahlberg despliegan todo su nivel interpretativo, impecables al momento de resaltar las características de sus personajes. Por otro lado, los dos terroristas (los hermanos Dzhokhar y Tamerlan Tsarnaev), interpretados por Alex Wolff y Themo Melikidze, así como también la esposa de Tamerlan, Katherine Russell (Melissa Benoist) comportan la otra parte de construcción de tensión en Día de Patriotas.

El cine estadounidense tiene una gran habilidad para llevar a la pantalla grande la dramatización de hechos verídicos, con dos objetivos: uno, sensibilizar al público, y el otro, el comercial, al tratarse de un hecho que todavía está latente, tiene más respuesta del público en la taquilla. Este es claramente el caso de Día de Patriotas, producida apenas cuatro años más tarde, aproximadamente. A pesar de la inmediatez y todo aquello que comento anteriormente, este filme de Peter Berg es muy entretenido y mantiene el suspenso hasta su final.

https://www.youtube.com/watch?v=7BL1kmFq8Hk&feature=youtu.be