Críticas
Apasionados por el juego
Doble o nada
Lay the Favorite. Stephen Frears. EUA, 2012.
Versátil y prolífico, el director británico Stephen Frears ha demostrado que puede darse el lujo de incursionar en una gran variedad de géneros My Beautiful Laundrette (1985); Dangerous Liaisons (1988); High Fidelity (2000); The Queen (2006) y Philomena (2013), entre otras. Desde sus primeros pasos junto al maestro Karel Reisz hasta la variedad de éxitos conseguidos en Hollywood, parecería que Frears evitara que lo encasillen o lo limiten, que es algo similar.
Lay the Favorite (2012), uno de sus films menos difundidos, tuvo un limitado lanzamiento en Estados Unidos, fue denostado por gran parte de la crítica y el resultado estuvo lejos del éxito esperado por los productores. En la Argentina, al igual que en muchos otros países, no ha tenido su exhibición en la cartelera comercial y fue directamente a formato DVD bajo el título en español Doble o nada.
«Soy un analfabeto –se autodefine Frears con ironía-. No sé escribir de la misma manera que no sé cocinar pasteles. Yo soy director de cine. Pero creo que tengo buen gusto para encontrar buenos guiones», confiesa. Doble o nada se basó en el libro autobiográfico Raymer´s Lay the Favorite publicado en 2010 por la escritora y periodista Beth Raymer, en el cual relata su experiencia como bailarina stripper domiciliaria y su paso por el negocio del juego y las apuestas deportivas hasta dedicarse a la escritura.
La historia de Beth está interpretada por la bella y talentosa Rebeca Hall, acompañada de un gran elenco de estrellas, encabezado por Bruce Willis, Catherine Zeta Jones, Vince Vaughn y Joshua Jackson. El film narra el recorrido de una joven de pueblo que desea darle un nuevo rumbo a su vida. Ella quiere probar suerte en Las Vegas, trabajando de camarera. Allí, pronto conocerá al temperamental Dink (Willis), amante del juego y dueño de un famoso negocio de apuestas que está casado con Tulip (una casi irreconocible Zeta Jones bajo un peinado batido), que lo ayuda en el negocio. La llegada de la joven y sensual Beth cambiará el rumbo de las cosas. Rápidamente hace empatía con Dink, aprende el oficio y es incorporada al equipo en el cual se luce con el manejo de los números y la clientela masculina. Su único límite serán las palabras de la celosa y posesiva Tulip: “No te acuestes con mi marido».
No hay mucho más que añadir al argumento de una historia pequeña, sencilla, con una dosis de libertad contagiosa, pero con un Frears despreocupado y a mitad de su rendimiento. Quien se destaca es su protagonista, Rebeca Hall, quien se mete en la piel de una joven inquieta y ávida de curiosidad que no reniega de sus orígenes y va al frente con cierta ingenuidad. Su lenguaje corporal la muestra auténtica, desinhibida. Los planos captan su frescura, registran su sonrisa, el gesto de su dedo enredándose el cabello y sus largas piernas luciendo un mini short y botas texanas.
A lo largo de su carrera, Stephen Frears se ha destacado por su desempeño en la dirección de actores. En esta ocasión ha hecho brillar a Hall, al igual que a las grandes actrices con quienes trabajó. Basta recordar el gran rol de Glenn Close en Dangerous Liaisons; el de Julia Roberts en Mary Really; el de Helen Mirren en The Queen; el de Michelle Pfeiffer en Chéri; el de Gemma Arterton en Tamara Drewe y el de Judi Dench en Philomena.
“Siempre me han gustado las historias donde la gente no dice lo que siente, donde sus palabras y sus sentimientos se contradicen. Supongo que soy un pervertido», ironiza el director. Bajo esa premisa se van desarrollando las relaciones entre personajes muy superficiales y con lazos muy particulares: Dink y Tulip, Beth y Jeremy, su novio (un deslucido Joshua Jackson que interpreta a un periodista neoyorquino). Pero el foco del relato está puesto en la historia entre Beth y Dink. Un Willis, que lejos de la rudeza de sus personajes habituales, se sube a un auto lujoso vestido con ropa deportiva y medias de toalla hasta la rodilla. Más que decir, él traduce con sus gestos la atracción que siente por Beth. Aunque es leal a su esposa, hay una resignación solapada que la sostiene como la vida misma que eligió. Beth, más allá de un primer acercamiento, lo admira y lo respeta por lo que hizo de ella.
Doble o nada se introduce con fluidez en el mundillo de los juegos y las apuestas para hablar de los cambios, las elecciones, la lealtad y las pasiones. Pasiones que se traducen no sólo a través de la adrenalina de los apostadores, sino por la intensidad de las acciones y las desmesuras de personajes delirantes como Rosie (Vincent Vaugh), un apostador ilegal amigo de Dink. Todos ellos comparten el gusto por lo que hacen, y eso les da pertenencia, los agrupa como comunidad en el marco de una locación tan atractiva como Las Vegas o “La ciudad de las segundas oportunidades”, donde cada uno se juega a todo o nada.
Seguramente, no será uno de los films más recordados en la carrera de Stephen Frears. Sí, lo será para Rebeca Hall que dio luz a una película muy poco exigente, sin dobles intenciones, ni discursos morales acerca de la chica que dio el mal paso y quiere redimirse. No se trata de eso, es leal con lo que ofrece y está bien que así sea.
Tráiler:
Ficha técnica:
Doble o nada (Lay the Favorite), EUA, 2012.Dirección: Stephen Frears
Guion: D.V. DeVincentis (Memorias:Beth Raymer)
Producción: Random House Films/Emmett/Furla Films/Likely Story
Fotografía: Michael McDonough
Música: James Seymour Brett
Reparto: Rebeca Hall, Bruce Willis, Catherine Zeta-Jones; Vincent Vaughn, Joshua Jackson, Frank Grillo
Es una obra nefasta en todos. los sentidos y. la interpretacion. es. horrorosa