Críticas
La justicia sin rostro
Dredd 3D
Pete Travis. Reino Unido, EUA, India, 2012.
Cada vez más, la ciencia ficción se hace un lugar en los cines de todo el mundo. Si bien nunca ha estado fuera del todo, sí ha tenido sus recesos, que cada vez son más escasos. Tal estemos descubriendo que para expresarnos debemos utilizar un tiempo que no sea el presente, para declarar nuestros más profundos miedos.
Entre el incremento del narcotráfico, el consumo, el bullying, los medios masivos y digitales de comunicación (que cada vez nos controlan más), el crimen organizado, la contaminación y la portación de armas, el mundo va en declive y la calidad de vida se mina lentamente, de tal forma que muchas veces no nos damos ni cuenta de lo que está sucediendo.
Así, en un futuro no muy lejano, las ciudades se habrán convertido en lugares oscuros, llenos de basura, sin áreas verdes, sin luz de sol; serán espacios llenos de edificios, con vecinos habitando desarrollos verticales que pueden cercarse por completo, perdiendo –a voluntad- el contacto con el resto de la civilización.
En esa distopía –que cada vez suena más real-, en la que el crimen domina las calles, las armas están a la orden del día, y la justicia se toma casi por propia mano; sólo un cuerpo especial podrá impartir justicia, y es cuando la figura de los jueces llega a la historia, convirtiéndose en una fuerza coercitiva y represiva, contenedora de la furia social y proveedora de la paz.
Salido de un personaje de cómic inglés, el juez Dredd es un súper hombre (que no un súper héroe) hermético y fuerte como Robocop, pero completamente humano. Su misión es proteger y salvaguardar la armonía del lugar donde vive. Su vida gira en torno a eso y despiadadamente terminará con quien se interponga en su misión.
Esta nueva versión fílmica de Dredd (previamente hubo una cinta protagonizada por Stallone en 1995), presenta a uno de estos soldados –el mejor de todos- a quien se le solicita que ponga a prueba a una nueva candidata (Olivia Thirlby), mientras realiza una vuelta rutinaria. No obstante, entrarán en un vecindario peligroso y complicado, donde se enfrentarán a las agrupaciones criminales más temidas que se encuentran en medio de un pleito.
La vida de este mundo maldito que se presenta en la cinta, es dura, carente de sentido y de orden. Ante esta realidad, a la gente sólo le queda la opción de privarse momentáneamente de su realidad, a través del consumo de droga. Recientemente, un nuevo estupefaciente llega a la comunidad, una sustancia que inflama el cerebro y hace que todo se maximice e hiperbolice; su nombre: Slo-Mo.
Nada más satisfactorio en esta película, que ver por segundos el mundo a través de los efectos de la droga. Cada secuencia afectada por el slo-mo es un derrame de efectos visuales, en donde los colores se intensifican, la velocidad se detiene y la posibilidad de experimentar la sensación distorsionada de la realidad inmediata entra por los ojos y se vuelve suficiente.
Esta cualidad de la forma de la representación es una sensación que algunas películas alcanzan, entre ellas Requiem por un sueño (Darren Aronofsky, 2000), y que Dredd ha logrado generar en su universo, en donde lo más importante es la historia de acción, pero lo que más luce son estos momentos de intensidad sensorial.
Esta adaptación del cómic ha sido realizada por Alex Garland -guionista de 28 Days Later (Danny Boyle, 2002) y Nunca me abandones (Mark Romanek, 2010), así como autor de la novela The Beach (adaptada posteriormente por Danny Boyle, 1996). Él ha procurado darle una dimensión al personaje, mientras respeta muchas de las características que se han tratado de mantener tal como se determinó en el estilo del cómic. Pero Dredd es demasiado inglés y estoico como para encontrar su volumen a simple vista. Él es fuerte, es rudo, es tenaz, es implacable, pero no será sencillo ver más allá, y menos cuando no es posible ni verle a los ojos.
La historia tiene dos mujeres importantes en su desarrollo: en primer lugar a una asistente novata, llamada Anderson, que luce débil, pero que tiene fortaleza interior, que es soportada por Thirlby, logrando mantener la sensación de vulnerabilidad aparente. Dredd, inmutable, tendrá que salir de su aventura con su “lastre”, mientras que ella deberá intentar pasar su prueba.
Junto a esta, se presenta Lena Heady, descompuesta y demacrada, que encarna a la “Reina del Sur” de Peach Tree (el vecindario), y que es dueña y señora del emporio más grande de producción de droga. Con el odio profundo que se arraiga a su cuerpo, ella querrá deshacerse del juez, sin importar si eso implica llevarse su propia vida o a la colonia completa. Mientras se presentan los personajes, una serie de flashbacks en pequeños fotogramas en corte de videoclip hacen más soportable la historia que arrastra Ma-Ma (Heady).
La película de acción, dirigida por Pete Travis (Vantage Point, 2008), resulta mucho más compleja, llamativa, fiel a la historia y, seguro, un poco más perdurable que la anterior de Stallone. El director, además, se ha dado a la tarea de hacer uso de un 3D que aprovecha la profundidad y que luce, sobre todo, ante la cámara lenta que representa el consumo. Aunado a esto, varios detalles de la producción visual sí han cambiado, como todo lo referente al look, que luce mucho más sobrio, sin recurrir a los colores brillantes de la armadura/uniforme de juez.
Dredd no es una cinta memorable, pero logra hacerse un espacio en la cartelera, debido en parte a la cualidades del personaje, pero sobre todo, a la estética cuidada y a las secuencias de acción, que están llenas de armas extraordinarias, balas, muerte, sangre y escenas en slow motion, que permiten disfrutar, desde otra velocidad, una pelea coloreada.
Trailer:
Ficha técnica:
Dredd 3D , Reino Unido, EUA, India, 2012.Dirección: Pete Travis
Guion: Alex Garland
Producción: Alex Garland, Andrew MaDonald, Allon Reich
Fotografía: Anthony Dod Mantle
Música: Paul Leonard-Morgan
Reparto: Karl Urban, Olivia Thirlby, Lena Heady
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