Críticas
Euforia y nostalgia
Eden: Lost in Music
Otros títulos: Edén.
Eden. Mia Hansen-Love. Francia, 2014.
La juventud, su creatividad, sus deseos de libertad y desenfreno, son el universo que nos presenta Eden: Lost in Music, film escrito y dirigido por Mia Hansen-Love. Esta talentosa directora francesa crea una cinta llena de una fuerza arrasadora, que lleva al espectador a viajar hacia una atmósfera de sensaciones, envuelto en su sonido abrumador y sus intensas imágenes saturadas de luz y color.
París a inicios de los noventa, con su agitada y palpitante vida nocturna, se vuelve el caldo de cultivo perfecto para el surgimiento de nuevas corrientes musicales, de cara a lo que en Estados Unidos triunfaba en ese momento.
Edén acompaña el nacimiento y auge del movimiento electrónico en Francia conocido como French touch, mediante la experiencia de sus jóvenes protagonistas, acompañándolos a lo largo de veinte años, de 1992 a 2013.
Paul (Félix de Givri) es un adolescente que sueña con ser Dj, por lo que forma un grupo creativo con sus amigos, buscando sonidos distintos y novedosos, dentro del estilo de la música que los apasiona, el garage, al que definen como “una combinación del talante robótico de la música electrónica, con el aspecto cálido del Soul”, empalmando voces con máquinas, para dar un resultado “frío y caliente” a la vez.
De tal forma que inician la aventura de vivir de noche, en una edad en la que se encuentran siempre al límite, llenos de ansias de diversión y sin responsabilidades. Pasando de un Rave a otro, perdiéndose en la música, persiguen oportunidades para entrar en la escena del tecno de esa época. Un mundo que Hansen-Love describe y logra plasmar fielmente, ya que su hermano fue un Dj importante en aquellos años, y es a partir de sus experiencias que ambos coescriben el guión.
La trama se va edificando de manera simple, con imágenes y momentos. Los colores vivos y muy llamativos llenan la pantalla, y los personajes se perciben etéreos, como flotando en los ambientes. No es la intención prioritaria del film el presentarlos bien definidos ni desea generar situaciones con diálogos profundos, que delimiten exageradamente su personalidad.
Tampoco se puede decir que las actuaciones sean muy destacadas o sumamente relevantes en el funcionamiento de Edén, por el contrario, todos los personajes aparecen en su hábitat natural, hablando con naturalidad, siendo ellos mismos. Así es el espectador quien hace la labor de intuir sus sentimientos, viendo cómo sus anhelos y sufrimientos son acallados con las drogas, el sexo, las relaciones pasajeras y las muchas horas sin dormir.
Se puede incluso afirmar que, en cierto sentido, la historia no te la cuentan, la vives. Uno tiene la sensación de estar perdido en los años en los que se encuentran los personajes, dentro de un rave, alejado de la realidad, percibiendo tan sólo la música.
Un detalle curioso y acertado es la aparición de Daft Punk, el grupo que ha dominado la industria de la música electrónica desde los noventa, tanto en Francia, como fuera de ella. En el filme se asoman, en una especie de cameo, los integrantes de este dúo, representándose a sí mismos, además de que varias de sus canciones suenan a lo largo de la cinta.
Por obvias razones, para quienes gustan de estos géneros, el soundtrack resultará bastante atractivo, ya que Mia Hansen-Love realizó un arduo trabajo para conseguir los derechos de varios de los tracks que son parte del film.
Quizá, en este sentido, en ciertos momentos las escenas se vuelven un tanto repetitivas, las imágenes tan bien logradas de los bares, fiestas y clubes, son de pronto un poco largas y redundantes, algunas de ellas hasta podrían no estar y no cambiaría nada, sin embargo el resultado final resalta un trabajo con una propuesta fresca y con intención.
Edén es el cuarto largometraje de Mia, quien sorprendió con una nominación a un César a mejor película, con su primer filme, All is Forgiven, además de obtener una mención del Jurado en 2009, con The Father of my Children, en la sección Un certain regard del Festival de Cannes.
Y es que lo valioso de las propuestas de Hansen-Love, es que son vivencias muy personales. En esta ocasión, a pesar de la locura e intensidad del filme, se percibe también un aire de nostalgia y a la vez de reflexión, pero sin juicios morales ni excesos melodramáticos.
Vemos a los personajes envueltos en problemáticas reales, acordes a su edad y con mucho miedo a crecer, instalados en la fantasía de querer ser jóvenes por siempre. Asimismo somos testigos de tomas de decisiones que son claves para su vida, de los saltos generacionales y la incomprensión adulta.
Se confirma que no siempre la fama o el glamour son lo que parecen, y definitivamente el precio a pagar resulta demasiado alto. Edén se descarrila hasta llegar a un punto de inflexión en el que, incluso, las imágenes se desaceleran, y todo se percibe más pausado, reflexivo y melancólico.
Mia ha sabido aplicar el lenguaje cinematográfico, de forma que el público quedará envuelto en las tomas en cámara lenta, los bailes desenfrenados, acompañando a los beats, perdiéndose en el ritmo, en la vibración de Paul, y Louise (Pauline Etienne) y demás integrantes de su grupo. La atención se postrará sin duda, en los continuos cambios de iluminación y en los escapes nocturnos, donde las luces de colores y la música resultan los verdaderos protagonistas de las vivas escenas.
Tráiler:
Ficha técnica:
Eden: Lost in Music / Edén (Eden), Francia, 2014.Dirección: Mia Hansen-Love
Guion: Mia Hansen-Love, Sven Hansen-Love
Fotografía: Denis Lenoir
Música: Daft Punk, Joe Smooth, Frankie Knuckles, Terry Hunter, MK...
Reparto: Félix De Givry, Pauline Etienne, Laura Smet, Vincent Lacoste, Vincent Macaigne, Greta Gerwig, Golshifteh Farahani, Brady Corbet, Hugo Conzelman, Roman Kolinka
Una respuesta a «Eden: Lost in Music»