El candidato

La situación se presenta en varios países de Latinoamérica y Europa; actualmente también en los Estados Unidos: un empresario con voluntad de aumentar su poder se sumerge en el mundo de la política, promocionándose como una novedad que obrará lejos de las recetas políticas de los partidos convencionales; su propósito real es aplicar las leyes del mundo de los negocios a la vida política de sus respectivos países.

Daniel Hendler logra plasmar eso en un escenario que sólo podríamos ubicar geográficamente por el acento rioplatense de sus personajes (podría ser Uruguay o Argentina). Si no fuera por ello, el contexto podrían ser tanto los dos países mencionados, como Chile, México o España (por citar algunos), sin que sobresalga ningún detalle de error: en la película se habla lenguaje político y eso es universal. El Candidato se desarrolla a través de un fin de semana, en el que un empresario con intenciones políticas comienza a delinear el lanzamiento de su campaña, de cara a unas próximas elecciones legislativas.

En esta línea abordaremos a ese empresario, Martin Marchand (Diego de Paula), quien decide lanzarse de lleno a la política, dejando atrás su vida de empresario. La interpretación de De Paula es muy convincente, logrando con creces ese perfil soberbio, altanero, pero que a su vez intenta demostrar una supuesta voluntad de diálogo con la que cuentan los políticos new age, aquellos que dejaron el mundo de las empresas para zambullirse en la política. Para ello, la realización de un spot de lanzamiento de su plataforma ocupa el centro del filme, para el que trabajan Marchand y su equipo de asesores, formado por Sebas (Alan Sabbagh) y Enrique (Cesar Troncoso).

La fotografía, a cargo de Lucio Bonelli, destaca el perfil en el que se busca contextualizar la película: una mansión que se distingue, más allá que por su tamaño, por lo aislado. Ese aislamiento también juega a favor de la oscuridad que busca la trama, pintando de pies a cabeza el cinismo, la superficialidad, las traiciones y el egoísmo que rodean el mundo de la política. De todas maneras, no solo en el aspecto fotográfico es que El Candidato se apoya para lograr ese aire de aislamiento, sino que el sonido (a cargo de Daniel Yafalián) también contribuye con silencios muy bien logrados y músicas basadas (compuestas por Matías Singer) en el canto de los pájaros, que le agregan mucha comicidad.

Marchand llega a esta instancia por insistencia de su padre, quien lo contacta con quien está destinada a ser su madrina política, Eloísa (interpretada por otra gran actriz, Veronica Llinás). Decir que Hendler se inspiró en situaciones reales de la República Argentina para escribir el guion no es algo muy descabellado, incluso si tomamos en cuenta que el nombre Eloísa guarda un gran parecido con un personaje muy importante del escenario político argentino, y que «MM» (Martin Marchand) son justamente las iniciales del actual presidente de ese país ¿Casualidad? Sin poder confirmarlo, puedo decir que este aspecto le agrega un componente cómico que funciona muy bien para el desarrollo del filme.

Uno de los puntos más destacados (aparte del trabajo de De Paula) es la actuación de Matías Singer, músico de Montevideo que encarna a Mateo, joven creativo y diseñador gráfico. Su personaje requiere cierto grado de ingenuidad joven, aspecto en el que Singer se destaca con creces. Por otra parte, sobresale Laura Ambrosio (Ana Katz), la coordinadora de todo el grupo, a quien observaremos con un aire misterioso.

Interesante propuesta de Hendler, que combina la picardía de la clase política sudamericana con una historia de intriga, tomando como base una situación totalmente típica y que, quienes nunca estuvimos en un ámbito tal, podemos llegar a imaginar estas situaciones en que se cocinan las decisiones políticas.

Tráiler: