Críticas
Más dura será la caída
El candidato
The Front Runner. Jason Reitman. EUA, 2018.
El cine norteamericano no cesa en su empeño de registrar historias para la pantalla grande, inspiradas en eventos reales de su historia contemporánea más reciente. Episodios de sesgo político enmarcados en las fauces del poder, que devienen en ejercicios de reflexión sobre el legado, bueno o malo, de los personajes retratados. Hombres de uno u otro bando envueltos en asuntos de todas las tonalidades pero matizando los claroscuros, como mejor perfil para escribir la crónica de un fiasco. Políticos de carácter, henchidos de orgullo patriótico y destinados para el mando, que en el ejercicio de su vida privada no supieron esquivar el vicio y tropezaron con la única piedra que encontraron en el camino.
De esto va el estimable filme El candidato (The Front Runner, Jason Reitman, 2018), una carrera política triunfal echada a la basura. Su contenido se une a una pequeña lista de títulos de nuevo cuño que tratan de desentrañar por qué se cruzan las líneas prohibidas que derrumban los sueños. Estos filmes, también sociológicos, enseñan como se sale por la puerta de atrás. De este perfil son películas como A la sombra de Kennedy (LBJ, Rob Reiner, 2016), en la que el actor Woody Harrelson da vida al sureño Lyndon Baines Johnson convertido, tras el asesinato de Robert Kennedy en Dallas, en el 36° Presidente de los Estados Unidos. Lidió con lo más feo de la Guerra de Vietnam. Jason Clark encarna al senador Ted Kennedy en El escándalo Ted Kennedy (Chappaquiddick, John Curran, 2107), que narra su ridículo y cobarde comportamiento en el inoportuno accidente de coche que sufrió acompañado por una de sus secretarias. Adiós a la Casa Blanca. No hace mucho se estrenó El vicio del poder (Vice, Adam McKay, 2018), en el que un pletórico y transformado Christian Bale se metía en la oronda piel del polémico y controvertido vicepresidente de la administración de George W. Bush, Jr., Dick Cheney. Su lema: engrandecer a los poderosos. En todos ellos hay algo de inmoral.
Es evidente que este repaso teñido de oscuridades a nombres conocidos de la política responde a uno de los paradigmas más frecuentados por el cine, que no es otro que la profunda meditación sobre los engranajes del poder y la maquinaria del sistema. Una obsesión, a veces convertida en loca paranoia, que constituye uno de los vectores más arraigados en la sociedad de las oportunidades: escalar hacia lo más alto sin importar los escrúpulos.
Este tipo de cine que aparece y desaparece por rachas da pie, igualmente, para introducir otro elemento inseparable del hecho político, la prensa, que actúa como medidor del rango moral del representado. En el largometraje de Jason Reitman, el juego del cuarto poder tiene un peso transcendental. Porque fueron dos reporteros del rotativo The Miami Herald quienes tumbaron la esperanzadora trayectoria del senador por el estado de Colorado, Gary Hart (Hugh Jackman).
La película, en su apartado periodístico, no duda, quizás por el prestigio que representaron en la cruzada contra Nixon por el caso Watergate, en recurrir, a modo de homenaje, a las míticas figuras del periodismo norteamericano y del tabloide The Washington Post. En breves apariciones irrumpen el director Ben Bradley (Alfred Molina) y el legendario reportero Bob Woodward (Spencer Garrett) como garantes de un trabajo lustroso y de perfil intachable en comparación con la discutible y rastrera estrategia de los informadores de Miami. Su impoluto eco, discurso riguroso, elegancia en el vestir y redacción educada se engrandece ante la sibilina artimaña de dos pescadores de chismes que se afanaron por el amarillismo, utilizando metodología de papparazi. Dieron líbelo a un adulterio sin confirmar que lo hubiera.
En en argot electoralista americano se alude con la expresión the front runner como el favorito en los sondeos de voto. En 1972, el realizador Michael Ritchie filmó un largometraje con idéntico título, interpretado por un joven Robert Redford, encarnando a un abogado idealista dispuesto a no dejarse corromper por el sistema. La película obtuvo el Oscar al mejor guion original.
En esta ocasión, es el actor Hugh Jackman el elegido para interpretar a un hombre liberal, progresista, tenaz en sus ideas, defensor a ultranza de su vida privada y persona preocupada por el medio ambiente. Joven, entusiasta y con bastante apego entre la juventud. Afirmaba “que el mundo cambia cuando los jóvenes se interesan”.
El candidato arranca en 1984, el año en el que Gary Hart perdió las primarias frente a su oponente Walter Mondale en la convención del partido demócrata. La película se estructura en las semanas previas a la irrupción del famoso affaire. Jason Reitman pone el foco de atención en varios escenarios. La oficina de campaña en la que se cuece, junto a sus asesores y trabajadores, el germen de sus propuestas vigiladas por su principal colaborador, encarnado por J.K. Simmons, su refugio en la montaña, en la que se introducen escenas familiares, en las que aparece con su mujer, Lee Hart (Vera Farmiga), una relación respetuosa pero distanciada, y los distintos medios de transporte utilizados para acudir a los mítines. Aquí comparte desplazamiento con los periodistas que cubren su campaña. Su contacto permanente con los periodistas y las declaraciones que aporta a las entrevistas que concede tejen, sin quererlo, un estímulo imprevisto utilizado por los dos avezados reporteros que dieron validez a un rumor propiciado por una llamada telefónica anónima.
El último tercio del largometraje se convierte en un linchamiento contra el favorito. Poco o nada queda de su prometedor discurso sobre economía y las reformas que pensaba aplicar en su mandato. Ronald Regan, regidor que debía abandonar la presidencia del país por cumplirse sus ocho años de mandato dejó una atmósfera enrarecida que castigaba con inclemente inquina las aventuras sexuales fuera del matrimonio. La atmósfera ultraconservadora actuó como flagelo y castigo para un político acorralado y víctima de su propio despiste.
Asunto aparte merece la actuación de los periodistas del The Miami Herald. El éxtasis por conseguir una primicia nacional les empujó, como se muestra con mucha ironía en el filme, a comportarse como tipos viles, escondidos en el coche u ocultos detrás de arbustos para pillar al candidato en brazos de otra mujer. Su exclusiva se publicó al día siguiente. No esperaron a conocer la versión de la persona espiada. Fueron directamente a la yugular. Su información, que no iba acompañada de una foto de la chica, Dona Rice (Sara Paxton), porque no la captaron, no fue óbice para deteriorar la imagen del senador.
Tráiler de la película:
Ficha técnica:
El candidato (The Front Runner), EUA, 2018.Dirección: Jason Reitman
Duración: 113 minutos
Guion: Jason Reitman, Matt Bai y Jay Carson
Producción: Bron Studios/ Right of way films/ Creativa wealty media Finance
Fotografía: Erick Steelberg
Música: Rob Simonsen
Reparto: Hugh Jackman, Vera Farmiga, J.K. Simmons, Mark O'Brien, Alfred Molina, Sara Paxton y Mamoudou Ali