El capital humano

La nueva película de Paolo Virzì, El capital humano, es un interesante thriller que juega con el punto de vista, ya que ofrece al espectador una misma historia contada desde diferentes perspectivas. Como ocurre con buena parte del cine italiano (aun con el más galardonado, como es el caso, pues este film se llevó nada menos que siete premios David de Donatello, incluidos el de mejor película y el de mejor actriz), ha llegado a nuestras pantallas con cierto retraso.

El concepto “capital humano”, tal como se explica en los momentos finales de la película, procede del ámbito de la economía, y se refiere al “valor económico potencial de la mayor capacidad productiva de un individuo, o del conjunto de la población activa de un país”; son muchos los factores que ayudan a establecer ese capital humano: “unos congénitos, como la fuerza física, la inteligencia, la habilidad, la tenacidad, etcétera, y otros adquiridos con el esfuerzo personal o la influencia del medio ambiente, como la formación, la sanidad, la familia, etcétera; está, en tercer lugar, la mejor o peor suerte que uno pueda tener en la vida, un factor que en ningún caso debe ser menospreciado”. Y es que, no en vano, esta película tiene un trasfondo económico fundamental, ya que buena parte de los personajes se mueven por pulsiones exclusivamente monetarias.

Virzì es un director relativamente prolífico que ha conseguido estrenar con regularidad bastantes películas en los últimos años en su país, aunque solo tres de ellas han conseguido saltar a las pantallas españolas con anterioridad. Así, antes de El capital humano, Virzì ya había estrenado La bella vita (1994), Ferie d’agosto (1996), Ovosodo (1997), Baci e abbracci (1999), My Name Is Tanino (2002), Caterina va in città (2003), N (Io e Napoleone) (2006), Tutta la vita davanti (2008), La prima cosa bella (2010) y Tutti i santi giorni (2012).

La acción de El capital humano se sitúa en Italia, concretamente en el norte industrial, en Lombardía, pero podría haber ocurrido en cualquier otro lugar, si bien en un contexto de crisis. De hecho, las ciudades que aparecen son Varese y Como, pero hay continuas referencias, más o menos explícitas, a los grandes centros financieros, Milán y Turín. La película de Virzì está basada en una novela de Stephen Amidon y arranca la noche de Navidad de 2010, cuando un ciclista es atropellado al salir de su trabajo y el conductor del automóvil huye del lugar del accidente. Tras la presentación del incidente desencadenante, que recuerda a Muerte de un ciclista (Juan Antonio Bardem, 1955), la historia se estructura en cuatro capítulos, los tres primeros narrados desde el punto de vista de un determinado personaje y un capítulo final que concluye la historia.

Cada capítulo tiene dos momentos, uno que ocurre seis meses antes del accidente y otro que gira en torno a la noche de Navidad y al trágico accidente. El primer capítulo ofrece el punto de vista de Dino Ossola (Fabrizio Bentivoglio), un agente inmobiliario que lleva a su hija, Serena (Matilde Gioli), a la mansión de Giovanni Bernaschi (Fabrizio Gifuni), propietario de un fondo buitre en el que Dino, un advenedizo pusilánime, quiere entrar a toda costa. El segundo capítulo nos lleva de la mano de Carla Bernasoni (Valeria Bruni Tedeschi), esposa de Bernaschi, una mujer que lo tiene todo pero que se siente infeliz, y que, para llenar su vacío existencial, pretende restaurar y abrir un teatro, el Politeama, que dinamice la vida cultural del lugar. El tercer capítulo se centra en Serena, el personaje que une las dos familias, ya que es hija de Dino y tiene una relación con el hijo de los Bernaschi, Massimiliano (Guglielmo Pinelli).

En realidad, todos los personajes, salvo la propia Serena, Luca (Giovanni Anzaldo) y Roberta (Valeria Golino), se mueven por razones de estricto egoísmo. En ese sentido, lo peor de una crisis como la que espera Bernaschi no son solo las consecuencias económicas, sino la bancarrota moral y ética a la que queda abocada toda una sociedad. No hay nada que pueda salvar a Dino o a Bernaschi, ni siquiera a Carla, pero puede que exista una posibilidad de salvación para los jóvenes si son valientes y se niegan a seguir jugando una partida con las cartas marcadas que está perdida de antemano.

La muerte del ciclista es solo una metáfora de una sociedad que mira hacia otro lado cuando la tragedia sucede frente a sus ojos. Una crisis representa una oportunidad de negocio inmejorable para alguien que ya sea rico, porque va a poder esquilmar, no solo a los que ya son pobres, de los que no podrá sacar mucho, sino también a las clases medias, cuyo empobrecimiento supone el mayor negocio del siglo. El atropello es solo un desencadenante, un pretexto argumental, lo importante es observar cómo reaccionan los distintos personajes frente a ese hecho. Lo que vemos es, al cabo, el retrato de una sociedad enferma que se enfrenta a la hipertrofia y, posiblemente, a la desaparición.

El capital humano es una película sobria, incluso fría, que no retrata, sino que disecciona sobre la mesa de autopsias una sociedad que no puede seguir así durante mucho más tiempo.

Premios: Siete premios David di Donatello: Mejor Película, Mejor Actriz (Valeria Bruni Tedeschi), Mejor Actor Secundario (Fabrizio Gifuni), Mejor Actriz Secundaria (Valeria Golino), Mejor Montaje, Mejor Guion y Mejor Sonido. Mejor Actriz (Valeria Bruni Tedeschi) en el Festival de Tribeca. Nominada a Mejor Director y Actriz (Valeria Bruni Tedeschi) en los Premios del Cine Europeo. Premio del Público del Festival de Sevilla.

Tráiler: