Críticas
La oscuridad exterior
El desconocido del lago
L'inconnu du lac. Alain Guiaraudie. Francia, 2013.
El contexto es simple: una zona boscosa que rodea un lago azulado. Día a día, varios hombres estacionan sus autos en la cercanía, caminan hasta la orilla, colocan sus toallas y se desnudan. Algunos se sumergen en las tranquilas aguas. Después de un rato, las parejas se conforman y el bosque se convierte en testigo de numerosas escenas sexuales sobre la hierba. Aquellos sin tanta suerte se masturban mientras observan con sadismo. El ciclo se repite. Hay cierto patetismo que recuerda estilísticamente a las narrativas de Cormac McCarthy: párrafos exactos, secos, de mirada objetiva, insensible e inflexible. Podría bautizarse el filme de Guiraudie con el nombre de una de las primeras novelas de McCarthy, La oscuridad exterior, que si bien no tiene relación temática con su película, sí comparte las características planteadas con anterioridad, además de un estilo delimitado por sombras (figurativamente hablando) que consumen con lentitud a sus personajes. No obstante, El desconocido del lago es un título mucho más crudo, directo y de menos encanto, lo que concuerda con los valores visuales del conjunto.
El personaje que nos atañe es Franck, cuyo descenso en la más impenetrable oscuridad es propiciado por Michel, uno de los bañistas que le atrae. A cada gesto, a cada mirada, es obvio que existe un deseo intenso que no se materializa de inmediato. Los días transcurren y parte de la cotidianidad se transforma en horror cuando Franck presencia el asesinato de un hombre a manos de Michel. Pero tal como transcurre de forma metafórica con las relaciones en la realidad, el deseo no amaina a pesar del suceso. El instinto carnal, disfrazado de amor, se convierte en una obsesión que perdona cualquier cosa, siempre y cuando la relación entre ambos se desarrolle, o al menos así lo percibe la venda de irracionalidad que envuelve la mirada de Franck.
En adelante, el resto de la película muta en un thriller psicológico evocador de Hitchcock, con detectives incluidos. El peligro se hace patente y la moralidad del autor se hace notar. Porque más allá de contar una historia envolvente, es fácil relacionar los sucesos con la cotidianidad de las relaciones de pareja, sea cual fuere la orientación sexual. Guiraudie explora el paroxismo de los amoríos autodestructivos, lleva al límite la común historia de la contraparte maltratada que, aun así, decide ser fiel a sus sentimientos iniciales y proseguir con el idilio.
Es posible que debido a esto el éxito internacional haya sido casi unánime (entre algunos destacados, reconocimiento en Cannes al mejor director en la sección Una Cierta Mirada y 8 nominaciones a los premios Cesar). No se presenta al espectador un relato limitado por contextos sociales ni geográficos, sino todo lo contrario. El lago y sus alrededores simbolizan la turbia marea del amor masoquista, el peligroso juego del gato y el ratón. Hay una mórbida sensación de placer dentro del riesgo que potencia la determinación de Franck. La esperanza de que las cosas acaben bien es tenue, y el personaje de Henri, el único hombre que acude al lago sin desnudarse, se encarga de colocar la balanza de la racionalidad en el centro, siendo una especie de amor platónico y maestro para Franck.
La extraña fascinación por la búsqueda de compañía a través del sexo es un tema central que lleva directo a la insatisfacción. Existe en los personajes de Guiraudie la necesidad de ir más allá, de impacientarse por conseguir lo que quieren, así eso conlleve formar parte de un círculo vicioso. Es entonces cuando el comportamiento arbitrario se vuelve bastante cercano a la realidad, y las inquietudes de la película hacen catarsis en parte de la sociedad tal como es concebida hoy día, abusiva de sus propios logros, desesperada por explotar lo que ya tiene, autodestruyéndose y dejándose seducir por lo oscuro.
Y aunque el guion contribuye a la consolidación de El desconocido del lago como posible obra capital del Cine Queer en la presente década (junto a La vida de Adele, y las prolíficas obras de Xavier Dolan), hay que destacar también el laborioso trabajo de Guiraudie tras las cámaras. Planos largos, ausencia de música, sensiblería aplacada. No hay esfuerzo (o no parece haberlo) de manipular con trucos la emotividad del espectador, lo cual está bastante bien y se agradece. No es una película para todo tipo de público, pues aborda un tema perturbador a través de un escenario incómodo para los más conservadores, pero sí es una obra de destacada profundidad que, a través de una autocensura digna del manifiesto Dogma 95 (debido a la correcta manipulación de recursos minimalistas), adquiere numerosas dimensiones de análisis.
Trailer:
Ficha técnica:
El desconocido del lago (L'inconnu du lac), Francia, 2013.Dirección: Alain Guiaraudie
Guion: Alain Guiraudie
Producción: Les Films du Worso
Fotografía: Claire Mathon
Reparto: Pierre Deladonchamps, Christophe Paou, Patrick D'Assumçao, Jérôme Chappatte, Mathieu Vervisch, Gilbert Traina, Emmanuel Daumas
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