Críticas
Un amor hostil
El diablo entre las piernas
Arturo Ripstein. México, 2019.
Con más de cinco décadas de trayectoria cinematográfica, Arturo Ripstein no deja de sorprender. Con su particular estilo y forma de abordar temáticas poco convencionales, pone al espectador en un lugar incomodo, aspecto que le ha generado tantos detractores como admiradores, pero sin lugar a dudas, es uno de los cineastas más influyentes del medio, en 2019 la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (FIPRESCI), le otorgó el reconocimiento como uno de los mejores directores del mundo.
Ripstein muestra el mundo de las injusticias, de los límites del ser humano y de lo irracional de los juegos de poder a través de personajes oscuros y situaciones sórdidas. Expone con crudeza realidades que instala en un mundo absolutamente cinematográfico, sus narrativas están íntimamente ligadas a la literatura, aspecto reconocible en el uso deliberado de un lenguaje intenso, marca del estilo literario de su compañera de vida, la escritora y guionista Paz Alicia Garciadiego, Profundo Carmesí (1996).
En su más reciente trabajo, El diablo entre las piernas, Ripstein y Garciadiego tratan sin tapujos las relaciones de pareja y la sexualidad en la vejez. Con un guion arriesgado y valiente, desdibujan el estereotipo dictado por los cánones estéticos que han invisibilizado los cuerpos envejecidos y la falsa moral que ha encerrado a los viejos en indefensos diminutivos, convirtiéndolos en sinónimos de ternura y compasión, que les niegan las pasiones, el deseo y la existencia misma.
Director y guionista plantean el tema de la vejez desde certezas. Se encuentran en el lugar común de ser pares de sus propios personajes, no existe distancia entre su propio tiempo y la historia narrada, lo cual hace de esta película una ficción honesta y cercana a realidades tabú.
Es la historia de un matrimonio en el que los recuerdos y los fracasos han marchitado la vida en pareja y las formas del amor se han transformado en humillaciones y resentimiento. Beatriz (Sylvia Pasquel) y el Viejo (Alejandro Suárez) llevan décadas en una relación hostil y codependiente en la que reina el rencor, y los celos enfermizos han alcanzado un grado irracional. Las frustraciones les conducen a la satisfacción de sus deseos y pasiones, entretejiendo relaciones triangulares como manifiesto de una sexualidad no agotada.
Una vez más, Paz Alicia Garciadiego pone a la mujer en el lugar central de la historia. Lejos de la autocensura y de la corrección política, la figura femenina es representada con total libertad en la mujer mayor que acepta su cuerpo y goza su sexualidad. La abismal distancia entre la juventud y la vejez la remarca a través de Dinorah (Greta Cervantes) como el ojo que espía, la voz que juzga y la lozanía que censura el placer y la pasión de los cuerpos entrados en años.
Los largos planos secuencia, característicos de Ripstein, están dotados de gran armonía, con un ritmo lento y suaves movimientos de cámara, permiten al espectador detenerse en el mínimo detalle de cada espacio y cada objeto para escudriñar en la intimidad y el pasado de los viejos. Con una puesta en escena teatralizada, un lenguaje artificioso y rudo, el filme adquiere gran fuerza poética.
Ripstein y Garciadiego insisten en el cuerpo, la sexualidad y el paso del tiempo a través de objetos estáticos, fríos y estériles, que contrastan con los cuerpos envejecidos, flácidos y lentos, pero al fin y al cabo cuerpos vivos y sobre todo… ¡ardientes!
El fotógrafo Alejandro Cantú, comunica estos aspectos con solidez a través de encuadres que resaltan las cargas simbólicas de los objetos y la historia que encierran. La fotografía impacta por su belleza, el uso del claroscuro y el alto contraste intensifican el carácter de los personajes y la sordidez de los espacios, logrados por una atiborrada pero exquisita escenografía, gracias a una cuidadosa dirección de arte que considera la complejidad del trabajo en blanco y negro.
Desde el primer minuto, la voz de Marlene Dietrich El ángel azul (1930), evoca la delgada línea entre el amor y la locura. La música compuesta por David Mansfield conduce la historia con la plenitud de los personajes y tiene la medida justa para quedar en la memoria. Un tango se convierte en la liberación de la sensualidad reprimida y un espacio de encuentro con el propio cuerpo. Beatriz se luce en cada adorno y en cada movimiento para sentirse viva y deseable.
Ripstein ha declarado en diversos medios que ésta, es hasta el momento, su mejor película. La elección del reparto es una muestra más de su talento en la dirección cinematográfica. Se sirve en buena parte del elenco y locaciones de su anterior largometraje La calle de la amargura (2015), pero sin dejar lo más oscuro de su estilo, guarda suficiente distancia con El diablo entre las piernas, aunque se crucen a la vuelta de la esquina.
Con una historia cerrada y pocos personajes, explota la riqueza dramática de sus actores, tal es el caso de Sylvia Pasquel quien aún, con una larga trayectoria profesional, encuentra en la interpretación de Beatriz, el mejor papel de su carrera.
Si bien, el largometraje tiene un desarrollo denso, lento y una duración excesiva, merece ser visto lejos de los prejuicios sobre el carácter hostil y violento que presenta. Es una historia de amor que conduce al odio y a la venganza y que lejos de su mundo cinematográfico, es desafortunadamente, reconocible en más de una realidad.
Es un filme que no se aleja de su posibilidad política, es una dura crítica social, que es por demás, necesaria y urgente. Causa incomodidad pues no da lugar a eufemismos que tergiversen la crudeza de la realidad y sobre todo del imaginario en el que la corrección política ha encasillado y anulado a los viejos en la sociedad.
Tráiler:
Ficha técnica:
El diablo entre las piernas , México, 2019.Dirección: Arturo Ripstein
Duración: 147 minutos
Guion: Paz Alicia Garciadiego
Producción: Alebrije Producciones, Obreon Films, Carnaval Films
Fotografía: Alejandro Cantú
Música: David Mansfield
Reparto: Sylvia Pasquel, Alejandro Suárez, Patricia Reyes Spíndola, Greta Cervantes, Daniel Giménez Cacho, Erando González, Mar Carrera, Roberto Fiesco.