Críticas
La luz verde al otro lado de la bahía
El gran Gatsby
The Great Gatsby. Baz Luhrmann. EUA / Australia, 2013.
Con su quinto largometraje, el director australiano Baz Luhrmann ha demostrado que se puede ser fiel a un estilo caracterizado por la exuberancia y el barroquismo visual y adaptar, al mismo tiempo, una de las grandes novelas americanas del siglo XX. Ha conseguido algo que no resulta fácil: que toda la crítica se haya unido en su contra y haya atacado furibundamente El gran Gatsby, que, no obstante, es su mejor película. Quien no soporte el estilo visual de Luhrmann difícilmente digerirá su puesta en escena de El gran Gatsby; ahora bien, no tiene demasiado sentido defender Moulin Rouge (2001), su cinta más redonda hasta la fecha, y cebarse en El gran Gatsby, donde el director australiano ha puesto todos sus recursos al servicio de una gran historia, la del ascenso y caída del misterioso y deslumbrante millonario Jay Gatsby (Leonardo DiCaprio).
Uno de los aspectos que más se ha criticado de la película de Luhrmann es su guion, adaptación muy fiel –es necesario subrayarlo– de la novela de Francis Scott Fitzgerald (1896‑1940), publicada por primera vez en 1925. La historia que nos cuenta Luhrmann no es suya, sino de Scott Fitzgerald; otra cuestión es si estamos de acuerdo o nos gusta la forma en que el director ha decidido llevar esa historia a la pantalla y si ha logrado el tono adecuado a la misma. La historia de El gran Gatsby es mucho mejor y tiene más fuerza que la de Moulin Rouge. Luhrmann ha firmado el guion junto a Craig Pearce, su colaborador habitual, guionista de todas sus películas menos Australia (2008).
El director de El amor está en el aire (Strictly Ballroom, 1992) y Romeo + Julieta (Romeo + Juliet, 1996) ha hecho una apuesta arriesgada y ha servido a los espectadores un plato contundente, que agradará o no, pero que no obtendrá su indiferencia. El gran Gatsby es fiel reflejo de una época, los felices años 20, ejemplificada a la perfección por el personaje de Gatsby, un millonario hecho a sí mismo que ofrece espectaculares fiestas durante el verano de 1922 en su mansión de estilo normando de Long Island. En realidad, toda la fortuna de Gatsby persigue un único objetivo, recuperar el amor de Daisy (Carey Mulligan), casada con el millonario Tom Buchanan (Joel Edgerton). Gatsby ha construido su mansión justo enfrente de la de Buchanan, al otro lado de la bahía, y desde su casa observa la luz verde del embarcadero de los Buchanan.
La película consta de dos partes bien diferenciadas. En la primera, el personaje de Nick Carraway (un genial Tobey Maguire), internado a causa de su alcoholismo, empieza a escribir la historia de su misterioso vecino, Jay Gatsby. Durante esa primera parte asistimos a una presentación muy demorada del protagonista, al que conocemos a través de referencias de otros personajes y, sobre todo, gracias a las espectaculares fiestas que ofrece en su mansión. Aparece también el resto de personajes: los Buchanan y la sofisticada golfista Jordan Baker (Elizabeth Debicki, un auténtico descubrimiento). Pero el último en aparecer es el propio Gatsby, a quien primero conocemos de forma sesgada y, solo al final, descubrimos su rostro (es una lástima que, por exigencias de la promoción, no se haya podido ocultar quién iba a ser Gatbsy, ya que hubiera supuesto un gran golpe de efecto). En la segunda parte, asistimos al romance entre Gatsby y Daisy. En ese momento, Luhrmann abandona los excesos pirotécnicos y se centra en la historia, y la cuenta con bastante solvencia.
Sin duda, uno de los grandes logros de El gran Gatsby es la recreación visual de los tres espacios en los que se desarrolla la acción: por un lado, Long Island, lugar de residencia habitual de las familias más adineradas de Nueva York; por otro lado, la propia ciudad de Nueva York en sus años de más crecimiento tras la Primera Guerra Mundial, algo lejos todavía del crack del 29; y, en mitad de las dos, lo que Nick Carraway llama el “valle de las cenizas”, una tierra baldía, sucia en la que viven otros dos personajes importantes para la historia, George Wilson (Jason Clarke) y su esposa Myrtle (Isla Fisher).
Esta es la quinta versión de El gran Gatsby tras las de Herbert Brenon (1926), Elliott Nugent (1949), Jack Clayton (1974) y Robert Markowitz (2000), esta última para televisión, pero la de Luhrmann es mucho más ambiciosa, ya que el director australiano ha pretendido recrear toda una época, y para ello ha sustituido el jazz por el hip hop, que sería su equivalente hoy en día, y ha contado para el vestuario con los diseños de Prada y Catherine Martin (su esposa). Cuando se estrenó Moulin Rouge, debo confesar que me entusiasmó su puesta en escena y creía que el cine iba a ir en esa dirección visual. No ha sido así, pero Luhrmann ha conseguido consolidar, si no una tendencia, sí un estilo personal repleto de extravagancias, colorismo y coreografías imposibles en el que se nota mucho su formación operística. Sea usted bienvenido de nuevo, señor Luhrmann. Le habíamos echado de menos.
Tráiler:
Ficha técnica:
El gran Gatsby (The Great Gatsby), EUA / Australia, 2013.Dirección: Baz Luhrmann
Guion: Baz Luhrmann y Craig Pearce
Producción: Bruce Berman, Lucy Fisher, Jay-Z, Catherine Knapman, Baz Luhrmann, Catherine Martin, Anton Monsted, Barrie M. Osborne, Douglas Wick
Música: Craig Armstrong
Reparto: Leonardo DiCaprio, Tobey Maguire, Carey Mulligan, Joel Edgerton, Isla Fisher, Elizabeth Debicki, Amitabh Bachchan, Jason Clarke, Adelaide Clemens, Max Cullen, Steve Bisley, Richard Carter, Vince Colosimo, Brendan Maclean, Kate Mulvany, Callan McAuliffe, Jack Thompson
Se lee con agrado y se aprecia por la riqueza de información.