El joven Picasso

Una de las mayores delicias del cine es la capacidad que tiene para llevar a los espectadores por mundos espectaculares, cómodamente sentados en las modernas salas, en las cuales se puede apreciar el amplio espectro de géneros y de producciones, que aparecen en continua variedad. Como regalo adicional, se vienen produciendo y ofreciendo verdaderas joyas documentales, a través de las cuales podemos acercarnos con inesperada y sorprendente intimidad a los grandes artistas plásticos y, sobre todo, a los pintores universales, cuyas obras magníficas están reservadas para los más importantes museos del mundo. Es verdad que en estos tiempos de los viajes internacionales se viene facilitando el flujo de visitantes a los templos del arte, pero estas visitas personales no dejan de ser costosas, de tomar tiempo y esfuerzo y de tener sus dificultades prácticas, si se piensa en las filas y en las multitudes que entran en los museos y en lo raro que es encontrar conjuntos de obras completas de un mismo artista.

Yo creo que el cine es arte, atractivo visual y auditivo para el alma estética, escena para la danza, el drama y la comedia. También es posibilidad para gustar del tiempo, es decir, para sentir cómo se deslizan los instantes en la contemplación, para ser testigos puros de la fantasía de los sucesos. Apoyados en la fotografía de alta resolución, en las capacidades narrativas de un grupo selecto de curadores y de críticos de arte, en los contactos con los grandes museos del mundo, varias productoras, como es el caso de Seventh Art Productions, han descubierto una mina de oro creativa y cultural en aproximarse a la vida y a la obra de los grandes artistas, ofreciendo a los públicos del mundo entero documentales de gran calidad visual y narrativa. Está servida la situación para hacer cine que ofrezca no solamente los atractivos culturales y estéticos, sino verdaderas historias llenas de dramatismo, de aventura, de detalles y de novedad. Sucede que los artistas plásticos son, generalmente, gente pintoresca, tanto en su arte como en su vida, siempre rica en decisiones radicales, en triunfos y en fracasos, en sufrimientos y en gozos. De la mano de los estudiosos, recorriendo las colecciones, los espectadores vamos pasando por los tejidos de sus vidas, apreciando cómo se relacionan con su arte genial, casi sintiendo lo que ellos han experimentado. Se acompañan las escenas con música de alta calidad, con acercamientos a los detalles de las obras, con visiones comparativas, todo en forma tranquila y delicada, sin que se nos agobie con exageraciones técnicas o con comentarios pedantes.

Con estas consideraciones he querido introducir a mis lectores en el notable documental sobre la vida y obra del joven Picasso. El director ha considerado que este período de juventud artística va hasta 1907, cuando pinta una de sus obras cumbre, que rompe con los moldes realistas e inaugura toda una época en la pintura, Les Demoiselles d’Avignon, la cual se conserva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Las ciudades en las cuales transcurrió la vida del pintor fueron muy importantes en su arte. Gran observador, era capaz de apreciar detalles y de crear con ellos notables e inesperadas obras. Barcelona fue una de esas ciudades clave y el filme se recrea en esa hermosa ciudad y va combinando sus pasajes urbanos con la extensa colección de su Museu Picasso, abundante en las obras de juventud. Nos cuenta la película sobre los círculos de amigos cercanos al joven Picasso, uno de los cuales se formó en esa ciudad. Con ellos se reunía en el famoso restaurante Els Quatre Gats, donde tuvo su primera exposición. Nos habla el filme de las escuelas donde estudió. La primera en Málaga, su lugar de nacimiento, donde existe también un museo rico en sus obras de juventud y la segunda, la barcelonesa Escola de la Llotja.

Picasso también era, él mismo, un gran estudioso autodidacta, capaz de apreciar a los grandes que le precedieron en el arte y de pasarse horas contemplando obras y realizando bocetos de las mismas. Un poco de eso sentimos los espectadores cuando nos detenemos en el conjunto selecto de cuadros que El joven Picasso nos va mostrando, atrayendo nuestras capacidades contemplativas y, por qué no, llevándonos a elaborar bocetos en nuestra imaginación.

Es fascinante la vida de Picasso. Inicialmente se formó como artista bajo las influencias de su padre y encontró sus motivos en la vida familiar. Desde sus primeros inicios se destacó y mostró crecientes tendencias hacia la independencia y la exploración de formas, de motivos y de colores, en los cuales encontró especiales atractivos que se reflejan en sus períodos azul y rosa. Cada vez se fue revelando como un ser humano sorprendente y tumultuoso, cuya obra evolucionó conjuntamente con sus vivencias, de manera que se fue desprendiendo de la pintura más tradicional y formalista, desarrollando obras de gran libertad y expresividad.

Vemos en la película, a través de los análisis de los curadores y críticos, apoyados naturalmente por las ricas exhibiciones, las influencias de sus amigos (como Carlos Casagemas, cuya temprana y cercana muerte por suicidio le afectó grandemente) y de pintores como Ingres y Gauguin y su fascinación por diversos objetos, como es el caso de las máscaras tribales africanas, cuyo descubrimiento fue toda una revelación para el artista.

Como todo buen documental, El joven Picasso (2019) es una ocasión para recibir educación y enseñanzas. También lo es para reflexionar sobre los significados de la vida y sus profundas relaciones con el arte.

Tráiler :