Críticas
Desmalezar la memoria
El lugar más pequeño
Tatiana Huezo. México, 2011.
El lugar más pequeño, de Tatiana Huezo, es otro documental que da una respuesta al problema de cómo mantener viva la memoria de la lucha armada en tiempos de democracia. En este caso se trata de la guerra civil entre el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) y las Fuerzas Armadas y los paramilitares apoyados por Estados Unidos en El Salvador, país de nacimiento de la cineasta mexicana. Más de 75.000 personas murieron o “desaparecieron” en la nación de Centroamérica, cuyo territorio es de 21.041 kilómetros cuadrados. Fue en 12 años de conflicto militar abierto, entre 1980 y 1992.
El camino que se recorre en el filme permite hacer que vayan aflorando paulatinamente las experiencias traumáticas de los que volvieron para reconstruir Cinquera, un pueblo borrado del mapa, como muchos otros, por el conflicto. No se recurre para ello a los lugares comunes de las imágenes de archivo ni a las habituales entrevistas. Los planos iniciales de intrincada selva plantean una analogía entre el deshacer los enredos de la psique en el diván del analista, como lo hace la clase media urbana, y una actividad cotidiana de la gente del campo, que es desmalezar. Las voces van despejando los recuerdos paralelamente a como se van haciendo visibles la vida cotidiana del pueblo renacido de la guerra y los vestigios que han quedado de ella, aunque parezca que allí no ha sucedido ni sucede nada que llame la atención. Esa experiencia, que para el espectador latinoamericano que ha olvidado su historia o no la conoce puede ser como un psicoanálisis, revela que esa lucha, aunque parezca lejana, es lo que ha forjado la identidad de esas personas. Puede que la guerra haya arrasado el poblado, pero sin la resistencia los campesinos no habrían vuelto allí para seguir siendo lo que son.
Los recuerdos de la guerra son evocados con palabras del lenguaje cotidiano. No desentonan los clichés en lo que cuenta la gente de Cinquera; tampoco hablan con consignas, a pesar de que queda claro que la gente sencilla que vive pacíficamente allí es militante de la izquierda y estuvo del lado de los guerrilleros. La historia de los que hallaron refugio de los militares en una cueva, relatada con voz que retumba en su interior y planos del personaje que la cuenta en la caverna, son un lugar común del terror gótico, mientras que el relato sobre la práctica de usar nombres falsos y las bromas de dos señoras aportan el alivio de lo cómico. Esa mezcla de diversas emociones con la sencillez y claridad de los relatos propicia la identificación con los personajes. De ese modo ayuda a lograr la receptividad del público para que entienda las razones por las cuales varios de ellos se unieron a la lucha armada, lo cual es una decisión que a primera vista no se compagina con la forma de hacer política en democracia. El discurso militante que convence a los convencidos no tiene lugar aquí. El lugar más pequeño es una película que se dirige principalmente al espectador ciudadano, el que lucha con el voto.
El mayor logro estético del filme es el juego con los contrastes entre la imagen y el sonido. La técnica de hacer que lo que dice la gente esté en voice over, sin que los personajes hablen a la cámara, presenta lo que van diciendo como un monólogo interior. Una vez más se da a entender de esa manera que la memoria de las luchas los acompaña siempre, y es lo que mantiene en pie a esa gente del pueblo y lo que les permitió resurgir de la destrucción. Además está la metáfora evidente de una mujer que va reuniendo huevos entre sus vecinos, para dárselos a empollar a una gallina y hacer que los pollitos vuelvan a nacer en Cinquera.
Tráiler:
Ficha técnica:
El lugar más pequeño , México, 2011.Dirección: Tatiana Huezo
Producción: Nicolás Celis
Fotografía: Ernesto Pardo
Música: Leonardo Heiblum, Jacobo Lieberman
Gran película sobre la consecuencia de las guerras entre hermanos ayudados por los de afuera que quieren que se maten entre ellos para poder dominarlos
Una bella película, muy dolorosa pero muy bella. acabo de verla en el canal Encuentro de argentina y estoy conmovida. En este país no sabemos nada de historia latinoamericana ni de lo que está sucediendo hoy. Para enterarnos un poco hay que ver Telesur, pero la mayoría prefiere las mentiras y frivolidades de otros medios