Críticas
Un amor prohibido
El nido
Jaime de Armiñán. España, 1979.
El nido, película española de Jaime de Armiñan de 1979, narra una inusual y bella historia de amor entre un hombre maduro, Don Alejandro (Héctor Alterio), y una niña de trece años, Goyita (Ana Torrent). Y vale el comentario, pese los treinta y tres años transcurridos, el tema de la película sigue siendo incómodo para muchos espectadores que piensan que no es posible amar cuando la diferencia de edades está de por medio.
El film no busca justificar ni explicar la naturaleza de esta relación, cosa que se agradece, el tono neutro con el que el tema es tratado da un realismo que invita a cuestionar si aquéllo que hemos aprendido socialmente en cuestiones amorosas resulta válido para todas las personas.
Armiñan, con una gran sensibilidad en lo que concierne a sentimientos y emociones humanas, logra poner el dedo en lo más profundo de la llaga, provocando con su film a las buenas conciencias, perturbando, al combinar admirablemente la soledad, una vida sin sentido, el romanticismo poético, un varón seducido y relaciones entrañables con una jovencita.
Historia inmersa en un entorno provinciano, utiliza como constantes el peso de las tradiciones y la represión, la soledad y el inexorable paso del tiempo, y la aventura quimérica de los amores absurdos ¿Qué amor no lo es?, un film lleno de simbología y metáforas que aluden al mejor Carlos Saura, pero desde una perspectiva propia.
Por un lado, la naturaleza de la relación -pura y pasional- alienta al personaje anciano a vivir la locura de ese sentimiento, donde la culpa está ausente y el autoperdón se da a cada momento como un flagelo por sentirse incapaz de renunciar al ser amado, a pesar de todo lo que socialmente hay en contra, y sobre todo, a pesar de que la razón niega el porvenir de esta nueva sensación. Maldad y amor se mezclan en un solo sentimiento, sinceridad a flor de piel, que reta y rompe los atavismos sociales, y el ser humano consciente de su naturaleza contradictoria como una manera de encontrar la felicidad.
Goyita,la Lolita de Armiñan, es un personaje digno de la novela de Nabokob, seduce con su mirada, cautiva con su sentido del humor, hambrienta, sucia, inculta, vivísima, de inteligencia natural, autoritaria, voluntariosa, sensible, apasionada y absorbente, una personalidad que cualquier hombre en el ocaso de su vida desearía tener. La exigencia de la niña del desprendimiento del pasado es de una maldad exquisita, crueldad perversa que sólo es posible manifestar cuando se es púber, y que por su naturalidad anula cualquier tipo de enjuiciamiento, al contrario denota una prueba de amor, extrema y absurda si se quiere, pero ¿hay raciocinio entre las demandas de aquellos que se aman?
Las citas de los enamorados son encuentros de desahogo espiritual, Goyita logra desprender, borrar el pasado, al encarnar el presente y prometer un futuro feliz que nunca llegará. El sentido del humor siempre está presente como la más amarga ironía; los juegos en el bosque, el desenfado para decir las cosas, las promesas de amor, una ceremonia sagrada… son todos emblemas de lo que se vive como niño alguna vez. Alejandro es un hombre que nunca ha sido feliz y que ahora, en el ocaso de su vida, está dispuesto a no renunciar a la oportunidad que la vida le presenta. Imbecilidad y monstruosidad yacen en el mismo hombre, cualquier intento de sometimiento para que la razón domine resulta vano. La aparente armonía, manifestada entre insultos, bromas y frases irónicas, advierten que un amor así sólo puede acabar en tragedia.
La paleta cromática, transparente como la luz del día, ilumina las habitaciones llenándolas de luz, como para no enturbiar la oscura relación que mantienen los personajes, el uso abrumador de los espacios abiertos hacen de la historia un relato sin velos, los diálogos banales pero llenos de realismo, de cotidianidad y al mismo tiempo de espontaneidad, desnudan, no el cuerpo, sino el alma misma de los personajes. Frases llenas de pasión, líneas que de tan absurdas sólo pueden atribuirse a un ser enamorado, apasionado por un imposible: “… convertir mi leche en hiel… en la más espesa humareda del infierno…”, irrumpen ante los oídos del espectador al salir de los labios más dulces y apasionados. La crudeza y el horror que esta relación paidofílica podría despertar entre aquellos que los rodean se ve aminorada por la intensidad con que viven su apasionamiento.
La puesta en escena está pensada para ser el reflejo de una ingenuidad y vulnerabilidad antagónica como la que viven Don Alejandro y Goyita, ¿quién es el débil y quién el fuerte? Los recurrentes planos secuencia agregan verosimilitud y dan un toque hiperrealista a la cinta. La leve dramatización provoca que los límites entre ficción y realidad se rompan y el espectador viva la historia de forma espontánea y ocurrente, como el amor que se manifiestan los protagonistas.
La película no tiene desperdicio, cada personaje, cada situación tiene un profundo significado que cuestiona a cada momento el porqué de las regulaciones y las imposiciones. Hoy, el cine, al retratar estas situaciones, lo hace con mayor naturalidad, dando a los personajes jóvenes una madurez que en ocasiones los adultos tradicionales están muy lejos de querer ver o aceptar. La expresión de los afectos en los adolescentes ahora es un derecho, aunque medie una diferencia de edad importante. L’ Amant (Jean-Jacques Annaud, 1992); Lila dit ça (Ziad Doueiri, 2005); Eban and Charley (James Bolton, 2000) e Il sapore del grano (Gianni Da Campo, 1986) son algunos films de la misma temática en los que uno podría regodearse.
Tráiler:
Ficha técnica:
El nido , España, 1979.Dirección: Jaime de Armiñán
Guion: Jaime de Armiñán
Producción: A Punto P.C.
Fotografía: Teo Escamilla
Música: Alejandro Massó
Reparto: Héctor Alterio, Ana Torrent, Luis Politti, Patricia Adriani, Agustín González, Amparo Baró, Ovidi Montllor
Pelicula preciosa donde se puede ver el amor mas puro de todos y mas intenso y pasional, el que hace verdaderamente vivir con un sin fin de sentimientos, donde la vida tiene mas sentido que nunca.
Es una obra maestra, la delicadeza con que está hecha esta película, es un joya. La recomiendo fervorosamente.
Gran película, hoy en día impensable. Sería tildada fácilmente como apología del abuso a menores o la delicadeza de la trama como dulzona sin chicha.
Para mí es una joya de la filmografía hispana de los ’80.
Una gran película. Rotunda y sincera. Nada contemplativa y muy real, puesto que situaciones así son vividas por más gentes de las que creemos. Hemos revisado el film y su visionado nos ha trasladado a la España rural y además de conmovernos ha suscitado en la familia la idea que pretendía Armiñan: «para el amor no hay ni edades ni distancias». Ojalá hoy pudiéramos encontrar en la cartelera películas tan trascendentes como ésta.
Maravillosa película!!! No he podido olvidarla! Una de mis escenas favoritas es cuando Alterio, ensimismado en sus pensamientos y sentimientos mira , sin mirar, el campo a través de una ventana , mientras se escucha la melodía exquisita del «Va pensiero». Dónde poder verla de nuevo???? Cómo hacerlo???
( Espero que la memoria no me traicione, en lo que respecta a la música de esta escena)
Desgraciados pedófilos. Quieren disfrazar como que fuera una relación normal.
Totalmente de acuerdo, viendo la película desde un punto de vista racional no hay forma de justificar esta lamentable de actos como normales y justificables, esperaba ver a un adulto reaponsabilizandose de sus deseos no de un frustrado que busca redención dejándose llevar por lo sensible desde el inicio de la película. Para ser un medianamente letrado es bastante gilipollas.
Estimada Carmen,
Creo que usted no ha entendido nada al mensaje transmitido por la pelicula. ¿Quién habla aquí de pedófilo? Por favor vuelva a ver la pelicula con una mente un poco más abierta si es que es usted capaz de ello.
Historia de un pedofilo ateo frustrado. Veo tan buenos comentarios de la película que me imagino que desean o fantaseando que vuestras hijas vivan un amor similar.