Críticas
El influjo de las tierras ancestrales
El peral salvaje
Otros títulos: The Wild Pear Tree.
Ahlat Agaci . Nuri Bilge Ceylan. Turquía, 2018.
Nuri Bilge Ceylan lleva más de 20 años haciendo cine del bueno y aunque algunas cosas han cambiado en sus películas, algo lógico en la evolución de todo director, lo que permanece es la fuerza que siempre destilan sus imágenes, el peso existencial de los paisajes y de los seres que habitan en ellos. Anatolia, tierra abrupta y extensa, es el origen de una serie de vidas narradas a lo largo de ocho películas, donde los personajes parecen pertenecer todos a una misma estirpe, reflexiva, a veces vehemente, pero siempre sujeta a sus raíces ancestrales y al destino que estas otorgan.
Los primeros personajes de Ceylan eran callados, taciturnos, parecían esconder un secreto que aspirábamos a desvelar. Eran seres tímidos. Recordemos al fotógrafo de Lejano (Uzak, 2002) o al doctor de Érase una vez en Anatolia (Bir zamanlar Anadolu’da, 2012). Pero desde Sueño de invierno (Kis uykusu, 2014), Palma de Oro en Cannes, Ceylan se nutre de protagonistas extrovertidos que hablan y se muestran sin tapujos. Además, la cámara se ha vuelto más ágil, se mueve más y los planos son más cortos en duración. A cambio, las conversaciones se alargan y se muestran tan naturales como la vida misma.
Si en Sueño de invierno el protagonista era un actor maduro y culto, retirado a los confines de la tierra tras haber vivido y viajado por el mundo, motivo que parecía darle todo el derecho y la solvencia moral para despachar con libertad y retórica sus opiniones y diatribas, en El peral salvaje (Ahlat Agaci, 2018) Ceylan se vale del joven inexperto, el estudiante Sinan (Dogu Demirkol), que acaba de terminar sus estudios de maestro de escuela, como su padre, y que aspira a publicar un libro sobre la gente de su región, Canakkale, lugar de donde no parece haber salido todavía. Su impulso juvenil y rebelde y sus ganas de cambiar el mundo, arremeterán contra todo lo establecido. Su posición poco ortodoxa y atrevida no se detendrá, pese a carecer, en muchas ocasiones, de los argumentos necesarios. Su osado enfrentamiento al escritor local de éxito es un claro ejemplo. Defenderá en largas conversaciones aquello en lo que cree con la pasión que solo la juventud tiene, pero siendo consciente en lo más profundo de que su destino, como el de todos, está escrito y acabará alcanzándole como alcanzó a su padre, a su abuelo y a sus antepasados. Sinan es un personaje que vive en una lucha constante por aceptar lo que es y querer cambiarlo, a la vez.
El peral salvaje es también el título que le da Sinan a ese libro que pretende publicar y que está inspirado en una pequeña leyenda, contada por su padre, sobre aquellos seres solitarios que no encajan en ningún lugar por ser diferentes y por ver la vida de manera distinta al resto. Sinan siente sobre su padre emociones encontradas. Es un maestro a punto de jubilarse, lleno de deudas por su adicción al juego y con la fantasía de que un día encontrará agua en un pozo que cava desde siempre. A Sinan le duele, en lo más profundo, ver cómo su progenitor pierde el respeto ante él y ante de los demás. Es el choque con la realidad lo que le hará intentar escapar a su destino de maestro de pueblo, pese a las pocas opciones que le presenta el bello horizonte que contempla en sus paseos. Sueña con algo mejor, pero es su propio padre, ese que cree firmemente que hay agua en el pozo, quien le advierte con seriedad: “¿qué sueño se hace realidad?”.
Las ruinas de Troya quedan cerca de Canakkale. Allí se rodó la famosa película protagonizada por Brad Pitt, quien regaló a la ciudad el Caballo de Troya utilizado en el rodaje y que Ceylan nos muestra como elemento exótico en una tierra ancestral. Tal vez porque sus películas están muy lejos de las de Hollywood. Sinan se esconderá en el interior del caballo con la esperanza de huir de su realidad, pero huir no es una solución.
Las imágenes de la primera película de Ceylan, Kasaba (1997), eran potentísimas, herederas de Dovzhenko y del cine soviético militante. La belleza sigue siendo exultante, pero la fuerza desbordante que da la juventud ha dado paso a una narrativa cinematográfica más apaciguada, más reflexiva. El universo de Ceylan es muy grande, como la extensa región de Anatolia, y sus películas crecen, cada vez son más maduras. Que nadie piense que las peras salvajes no maduran por ser distintas al resto. Son rebeldes, pero lo hacen. Sucede que vienen de una estirpe distinta, capaz de ver el mundo de otra manera, de pelearlo, aunque permanezcan en la tierra que les vio nacer.
Tráiler:
Ficha técnica:
El peral salvaje / The Wild Pear Tree (Ahlat Agaci ), Turquía, 2018.Dirección: Nuri Bilge Ceylan
Duración: 188 minutos minutos
Guion: Nuri Bilge Ceylan, Akin Aksu, Ebru Ceylan
Producción: Memento Films Production / Zeynofilm / Detailfilm / Film I Väst / RFF International / Sister and Brother Mitevski
Fotografía: Gökhan Tiryaki
Música: Mirza Tahirovic
Reparto: Dogu Demirkol, Murat Cemcir, Hazar Ergüçlü, Bennu Yildirimlar, Serkan Keskin, Tamer Levent, Öner Erkan, Ahmet Rifat Sungar, Akin Aksu, Kubilay Tunçer, Ercüment Balakoglu, Kadir Çermik, Özay Fecht, Sencar Sagdic, Asena Keskinci
El paisaje es maravillosamente hermoso, asombra y cautiva. Advierto cierta exageración de la timidez del protagonista, tratándose de un maestro de escuela aspirante a publicar un libro. El vocabulario no encaja con la fuerza literaria que despierta la anécdota. La actuación de todos los personajes me parece acorde con la cotidianidad del pueblo. Y, finalmente , la realidad de cada acontecimiento es coherente con la intención revolucionaria del mensaje.