Investigamos 

EL RESPLANDOR I: 1977, una novela de cine de Stephen King

En los siguientes dos artículos presentaremos un breve estudio comparado y transdisciplinar abarcador de los principales trabajos fílmicos, televisivos y documentales resultantes de la novela The Shining (1977) de Stephen King[1]. En el presente artículo la novela será críticamente analizada seguida de sus adaptaciones fílmicas en los artículos II y III, para, en ulterior trabajo, brindar otro análisis comparatista abarcador de su secuela literaria Doctor Sleep, 2013, una nueva novela de King sobre el personaje de Danny Torrance, y su adaptación cinematográfica de 2019.

The Shining - Libro
The Shining – Primera edición

Entre otras razones, la tercera novela de Stephen King resultó ser una de sus mejores obras porque, como el propio autor dijo: «Jack Torrance soy yo». Tras publicar Carrie y Salem’s Lot, el autor quería cambiar la ubicación de sus obras y decidió pasar una temporada en un lugar señalado al azar en el mapa, este sería Colorado, y allí marchó con su mujer y su hijo de tres años. Al Stanley Hotel, un hotel creado en honor a la fallecida mujer del dueño, un ama de casa muerta por descarga eléctrica durante una tormenta y que, aseguran, realiza allí apariciones, además de otros espectros que provocan ruidos nocturnos. Como luego escribiría en su novela, también era cambio de temporada cuando llegaron al hotel y, como los protagonistas, también los tres comieron solos en el gran comedor con las mesas restantes con las sillas encima y escuchando una música sinfónica muy siniestra por megafonía.

King decidió recorrer el hotel vacío, tomó una copa en el bar donde estaba el único empleado, como en aquel pasaje de la novela hará Jack Torrance. Después se fue a dormir, sí, a la habitación 217, y más tarde despertó entre sudores por una pesadilla terrorífica en la que su hijito corría por el pasillo girándose hacia atrás mirando algo que lo seguía… Se levantó, se fumó un cigarrillo y mientras admiraba por la ventana las majestuosas Rocky Mountains, el autor afirma ya tenía el cuerpo principal de la novela urdido en su cabeza. Quería escribir una de las grandes novelas norteamericanas y sus treinta millones de ejemplares vendidos al menos avalan que entusiasmó a muchos tipos de lectores. Como crítica literaria no puedo obviar ciertos pasajes algo efectistas y un tempo narrativo en ocasiones irregular, con anticlímax que se extienden algo más de lo debido, pero también era efectista la morbosa escena final de Las uvas de la ira y algo lento el tempo de Crimen y Castigo, dos excepcionales obras de arte. No está a la altura de ambas, pero también es magistral.

En conjunto los elementos de la narración resultan impecables y la novela ofrece el sabor único que emana de las novelas con pulsiones de liberación autobiográfica: la ira del autor, la rabia por la castración identitaria que los hijos proporcionan en ciertas personalidades, el alcoholismo, el padre de Jack también alcohólico… Todos componentes de la vida del autor que se reflejan en esta novela de atractivos tintes góticos. Seguramente si esta novela hubiera sido hallada en un arcón de un castillo del s.XIX, diríamos hoy que es una obra maestra gótica decimonónica. Pero claro, King dice en 1977 en esta novela a propósito de la guerra de Corea, por boca de un personaje: “Este país no debería seguir con esas pequeñas guerras sucias. La CIA ha estado en la base de todas las pequeñas guerras sucias en las que se han metido los Estados Unidos en lo que va de siglo. La CIA y la diplomacia del dolar”. Y en 2022 afirmó que su país se parece a la novela El cuento de la criada[2]. En 2023, en la mayor ola de prohibicionismo de libros de E.U., se prohibieron 16 de sus libros[3]. Venda cuanto venda, no le serán perdonadas sus afirmaciones contra las instituciones norteamericanas que tanto critica, no mientras viva.

Una vez comentado el mínimo descompás que hallamos en el uso del tiempo, resta comentar los otros cuatro elementos de la narración. En cuanto al narrador, se conforma como el usual narrador omnisciente que prevalece en las primeras novelas de muchos autores, aún apegados a su necesidad de decirle al lector directamente lo que debe pensar en vez de permitir al personaje desarrollarse más autónomamente mediante el diálogo o las descripciones que de él hacen otros personajes. No obstante, su omnisciencia resulta imperceptible pues se sirve del recurso de destacar explícitamente los pensamientos de los personajes, lo que nos permite bucear en sus emociones e intereses formando parte de sus vivencias de forma, a veces, estremecedora.

En cuanto al espacio, un imponente hotel en lo alto de las Rocosas se ve rápidamente aislado por una sucesión de nevadas tremendas y adquiere unas resonancias excepcionales, el hotel es quizá el principal protagonista, su personalización es clara, posee voluntad. Afirma Jack: “El Overlook se estaba divirtiendo en grande. Tenía un niñito a quien aterrorizar, un hombre y su mujer para convertirlos en recíprocos enemigos”. King nos adelanta aquí el final. La casa-hotel los vencerá como familia. La familia y su retrato son claves.

Stephen King
Stephen King

Hemos de referirnos a nuestro anterior trabajo “The Innocent o el espacio aterrador” en donde el espacio-casa era igualmente personaje y viva narratividad, allí citamos las palabras de Gaston Bachelard “las habitaciones y la casa son diagramas de psicología que guían a los escritores”. No procede aquí reiterar nuestro análisis de los contrastes entre los Espacios de Exterior y Espacios de Interior, pero tanto en la novela como en sus adaptaciones todos ellos ofrecen ricos matices. El hotel es escalofriante y es el espacio escogido por King el principal generador de una atmósfera desasosegante, el uso de sus dimensiones, contrastes lumínicos, geometrías, sonidos y estancias descritas ofrecen un resultado angustiante del que se sirvió inigualablemente Kubrick. Las descripciones de King del Hotel Overlook poseen una vivacidad y tenebrosidad únicas.

Tras narrador, tiempo y espacio, lo más importante, los personajes y la acción. Junto con los tratamientos del espacio, ellos encarnan los componentes artísticos más notables. El tratamiento exquisitamente detallado de los tres personajes, así como la redondez de su desarrollo están a la altura de los perfiles de Steinbeck o Dostoievski en sus citadas obras: Jack, Wendy y el niño Danny son descritos atendiendo a la educación recibida, se analiza la carga que cada uno lleva por las limitaciones o trastornos de la personalidad de sus respectivos progenitores, lo que nos hace entenderlos mejor y empatizar con ellos. El estudio de las lacras y cargas de una familia es rico y minucioso. Esta será una deficiencia en la adaptación fílmica de Kubrick.

Danny tiene poderes telepáticos y de precognición, es muy interesante todo lo que conlleva narrativamente sus habilidades (no nos extraña que le dedicara otro libro 36 años después), y la forma en que lo afronta un niño de 5 años enormemente inteligente. Siente el distanciamiento de sus padres, escucha sus pensamientos, pero también ve qué va a suceder en el hotel y los asesinatos del pasado le provocan imágenes de lo sucedido. Se dedica mucho tiempo al tema, que tiene absorto al lector. “En este hotel hay algo que parece que quiere apoderarse de él. Y que si es necesario pasará por encima de nosotros para conseguirlo” -dice la madre después de que el niño aparezca magullado por un espectro y en shock. Esta Wendy es más lúcida e intuitiva que la Wendy chillona de Kubrick. Jack más tarde se admite, aunque sólo a sí mismo: “El hotel quería a Danny, a todos ellos tal vez, pero a Danny seguramente. Los animales del cerco se habían movido de veras. Y en la habitación 217 había una mujer muerta”.

Danny, con sus poderes de videncia de resonancias psíquicas y juego telepático, descubre que su padre está siendo devorado por la voluntad del hotel, descubre su confusión al creerse el elegido por el hotel cuando es el propio Danny quien sabe que él mismo “es como una llave” para los poderes oscuros de aquel lugar. El hotel quiere “adueñarse del muchacho y de su fantástico poder”. Poco a poco una fuerza oscura había ido acrecentándose en el hotel, nutriéndose de los asesinatos allí cometidos al tiempo que alimentaba la locura y alucinaciones de huéspedes hasta enloquecerlos para generar más crímenes: redrum / murder. Resulta muy interesante que no terminamos de saber qué es esa fuerza oscura, esa cosa que sube en el ascensor y escapa por el aire en la escena final. La explicación del cementerio de indios bajo el hotel que da Kubrick resulta una simpleza poco original, que proviene de novelas anteriores de King y que será igualmente exprimida en célebres películas y adaptaciones suyas posteriores Poltergeist (1982), Pet Sematary (1989), etc. Pero en The Shining, King fue más sinuoso y sutil con esta maldad, más indirecto y sugerente.

La sutilísima descripción de la evolución psicológica de Jack Torrance entre su personalidad adictiva, despótica, débil y la absorción paulatina y maquiavélica que el lugar realiza sobre su persona merecería un estudio en sí mismo. Desde el amor disfuncional por su mujer e hijo avanza intermitentemente hacia un destructivo sentimiento homicida hacia ellos. Hay gran arte en la creación y evolución de este personaje, se trata de un ejercicio literario sutil, así como en la lectura que del padre va haciendo su hijo pequeño.

La acción es conocida, un profesor con algunas publicaciones ha quedado en paro por golpear a un alumno, llevaba entonces sobrio un mes, pero tenía problemas con el alcohol que se relatan. King dedica casi una cuarta parte de la novela al retrato de la familia y sus orígenes, lo que reporta un importante sesgo de novela psicológica a la obra. Su mujer, Wendy, ha sido criada por una narcisista, bajo continuos comentarios invalidadores, parece que encaja con el despotismo invalidador del marido, un escritor que la llama “estúpida”, resentido por su infancia y porque nunca ha terminado de obtener reconocimiento. Ella, por su parte, admite en la novela que a veces se descarga en demasía con Jack por un grave error del pasado, pegó al niño yendo ebrio y le fracturó un brazo. La desconfianza reina entre ellos, pero también la lucha por el amor mutuo y por mantener la familia unida. Por ello aceptan cuidar seis meses un hotel en invierno en la montaña, sabiendo que se quedarán aislados. Jack desea terminar un drama, desean pasar tiempo juntos, él debe ocuparse del mantenimiento del hotel, lo que permite descripciones de cada rincón y le lleva a descubrir un álbum de recortes con mucha información sobre el hotel, donde se alojaron presidentes, pero también la mafia, donde hubo asesinatos varios y fiestas, lujo, despilfarro y belleza.

Así pues, la acción reúne elementos de la novela psicológica, gótica, fenómenos paranormales, espacios naturales y arquitectónicos impresionantes y el contexto ejemplificante y social de los efectos del alcohol en una familia. Resultan de excepción la exploración de las personalidades narcisistas que rodean a Wendy, victimista y pasivo-agresiva, el análisis del perfil del niño Danny, insólitamente inteligente y afectado por su capacidad visionaria; además es ricamente retratada la evolución de Jack Torrance, el padre, en quien se desata algo oscuro -no una enfermedad mental como Kubrick simplificó- a causa de la estancia en el hotel. Las etopeyas son memorables, también la del personaje del hotel.

The Shining - texto
The Shining – texto

La intertextualidad es muy rica. Incluye homenajes a obras que la precedieron como la de Shirley Jackson, La maldición de Hill House (también aquí se produce la personificación de la casa como ente diabólico o espectro maléfico), La Máscara de la muerte roja de Poe (con el mismo baile de máscaras, el reloj de efectos siniestros y las manchas purpúreas en los cadáveres) y Otra vuelta de tuerca de Henry James (otra casa llena de espíritus maliciosos que poseen a las personas, ya hemos referido nuestro trabajo acerca de su adaptación cinematográfica). La lectura de esta novela y sus imágenes bullen en la mente del lector sin dejarlo respirar durante días. El Overlook es algo vivo lleno de espectros y pulsiones del más allá, el hotel funciona como el impulsor de la destrucción de esta familia, podemos casi sentirlo instalándose en nosotros poco a poco. El libro sí constituye una de las obras de la gran novela norteamericana.

 

[1] Todas las citas pertenecen a la traducción de Marta I. Guastavino Castro, quien tradujo The Shining inicialmente en 1977 (Círculo de Lectores) como Insólito esplendor, ella misma utiliza a lo largo del texto esplendor al referirse a esos extraños poderes telepáticos y premonitorios de algunos personajes. Preferimos este sustantivo porque el esplendor se asocia a algo que proviene del interior, mientras que el resplandor puede confundirse con un reflejo provocado por algo externo sobre el objeto. Danny en sí mismo esplende. Más tarde el título se tradujo como El Resplandor a causa de la notoriedad de la película de Stanley Kubrick. Comprendemos los fines comerciales del título, pero por sus connotaciones, encontramos más acertada la traducción esplendor. Seguimos la edición primera de coleccionismo The Shining, Doubleday, 1977 y para las citas traducidas de Guastavino: El Resplandor, Ediciones Orbis S.A, 1995.

[2] https://www.larazon.es/cultura/20220625/7vu7znavcbhwnkuwdrt5axsrsy.html

[3]https://www.infobae.com/leamos/2023/11/09/prohiben-16-libros-stephen-king-en-estados-unidos-en-la-peor-ola-de-censura-de-la-decada-debo-estar-haciendo-algo-bien/

 

Comparte este contenido:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.