Críticas
Un territorio indefinido. El país de los sueños, de la memoria.
El rostro
Gustavo Fontán. Argentina, 2013.
Cuando el cine se inscribe en ese terreno en el que el tiempo y el espacio se encuentran indefinidos, no se han concretado y tampoco es necesario, se genera el caldo de cultivo idóneo para que surjan poemas visuales que nos hagan sentir experiencias que quizás antes no habíamos creído posibles.
Un buen ejemplo de esta idea es Jauja, de Lisandro Alonso, que en su parte final y a través de una enorme y desconcertante elipsis, nos hace entusiasmarnos y, a la vez, cuestionarnos todo lo que habíamos visto hasta ese momento, pudiendo hacer casi cualquier interpretación posible sobre la película.
En este sentido, otro buen ejemplo de esta idea es la película que nos ocupa, El rostro, de Gustavo Fontán, ganadora del IV Festival de Cine Márgenes. El nexo que las une es la capacidad de abstracción que hay en ambos relatos, manteniendo un orden coherente, en medio de tanta abstracción.
El rostro puede verse como un viaje a través de ese territorio idílico, pero inalcanzable, inconquistable, que es el de los sueños. Se trata de un relato indefinido, tanto en lo referente al tiempo como al espacio, pero que nos atrapa y nos cautiva por la belleza de sus imágenes. Hay algo extremadamente cautivador en esos planos compuestos como versos, que terminan de dar una forma poética al relato. Se trata de ese tipo de cine inclasificable, un cierto tipo de cine experimental, pero muy sugerente y evocador en sus imágenes.
La película da comienzo con un hombre, que se encuentra sobre una barca y al que vemos remar en un río, intentando llegar a algún lugar, lo que parece estar rodado con un teleobjetivo. Observamos que el hombre ha podido llegar, por fin, a la orilla y sale de su barco. Comienza a levantar ramas del suelo… A continuación, aparecen diferentes personajes en torno al protagonista. Una mujer le acompaña, mientras come, hay dos hombres que pescan sobre otra barca. No sabemos de dónde proceden. Es probable que de su mente, de su imaginación. No lo sabemos. El relato está abierto a diferentes interpretaciones.
Las imágenes de Fontán muestran precisamente un mundo muy personal. Un ejemplo de ello son esas nubes captados por la cámara, que parecen tener la forma que tienen los sueños. Por otra parte, el blanco y negro acentúa aún más el carácter onírico del relato.
Destaca, entre los recursos utilizados por Fontán, el uso que se hace del sonido, lo que merece especial relevancia. Parece desacompasado con respecto a las imágenes. Todo ello genera cierta confusión a la vez que incrementa la impresión onírica de la narración.
Lo que oímos puede ser que nada tenga que ver con la imagen que se muestra o podemos entender que se refiere a algo que se encuentra fuera de campo, pero que nunca se termina de mostrar. Hay ejemplos, como la risa de un personaje, el ruido del fuego mientras se cocina… En otras ocasiones, lo que oímos no tiene nada que ver con lo que vemos, y ni siquiera parece que tenga relación con lo que podríamos imaginar en el fuera de campo. Es el caso del momento en que alguien silba o cuando los dos hombres vacían la barca de maderas. Pero cuando llega el inesperado final, todo cobra sentido, a través de una estructura circular, que nos invita a pensar en lo que hemos visto.
Fontán genera la reflexión, permitiendo que nos asalten las preguntas. ¿Qué hemos visto realmente? ¿Qué historia encierran las imágenes que nos ha mostrado? ¿Es el sueño de un hombre o son los recuerdos rescatados de su memoria? ¿Quiénes son los personajes que acompañan a nuestro protagonista? No hace falta saberlo para ver y disfrutar esta película.
El rostro se inscribe en ese género de obras abiertas, libres y capaces de generar tantas interpretaciones posibles como personas la vean. Es ese cine poético, capaz de sugerir y de abstraerse, para que cada uno con su imaginación y sobre la base de su experiencia pueda llegar a adaptarla como mejor entienda.
Ficha técnica:
El rostro , Argentina, 2013.Dirección: Gustavo Fontán
Guion: Gustavo Fontán
Producción: Insomnia Films / Tercera Orilla / INCAA
Fotografía: Luis Cámara, Gustavo Schiaffino
Reparto: Gustavo Hennekens, María del Huerto Ghiggi, Héctor Maldonado, Pedro Gabas