Críticas
Equilibrios inestables
El santuario
Otros títulos: Viaje al centro de la Tierra.
Sanctum. Alister Grierson . Australia, 2011.
La exploración de los rincones más recónditos de la Tierra es una pasión que atrapa a seres especiales, que están dispuestos a llegar hasta límites increíbles. Las personas comunes y corrientes nos convertimos en testigos y en admiradores de hazañas lejanas y nos preguntamos qué fuerzas son las que mueven a estos individuos extraordinarios. En la actualidad, en una tierra accesible al Google Earth, que podemos recorrer guiados por las puntas de nuestros dedos, volando aquí y allá, casi penetrando en las calles y en los edificios virtualmente, se van agotando los lugares inaccesibles para colmar las expectativas de los exploradores y aventureros.
Esto sucede precisamente ahora, cuando la tecnología pone a nuestro alcance multitud de medios para facilitar las exploraciones reales: helicópteros, equipo digital, poderosas cámaras, respiradores, simuladores, sistemas de comunicación, localización GPS. ¿En dónde están las nuevas fronteras? En los lugares ocultos a la vista, en los lugares donde el aire no existe o se puede agotar, donde no hay caminos: el fondo del mar y las cuevas. Los elementos que se acaban de mencionar constituyen la estructura de la película El santuario, cuyo productor ejecutivo es James Cameron, consagrado por sus concepciones creativas en megapelículas como Avatar (2009). En ella, un grupo de expertos espeleólogos y submarinistas se adentra en lo que parece ser la última zona inexplorada de la Tierra, una impresionante caverna subterránea que brota de un hueco enorme de las selvas de Nueva Guinea. Es para ellos una especie de santuario, de templo sagrado, y se sienten embrujados por los retos y las emociones de la aventura.
El equilibrio es el estado en el cual los eventos pueden suceder de manera previsible, en los cuales las cosas se mueven sin que haya mayores riesgos de desastre, ya que las fuerzas están balanceadas, los eventos son claros, casi rutinarios. Pero cuando hay movimientos, las cosas se van desplazando de sus zonas estables hacia puntos cercanos a sus fronteras, a sus límites, y empiezan a aparecer fuerzas desconocidas, sorpresas. El equilibrio se vuelve incierto, inestable, aparecen los precipicios y el miedo invade las conciencias, se pierden la comodidad y el buen juicio, puede sobrevenir la tragedia. Los aventureros y los exploradores se adentran deliberadamente en las zonas ocultas, con el fin de experimentar fuerzas desconocidas, encantados con el vértigo.
De la mano de la tecnología, pareciera que desaparecen los riesgos y que los seres humanos pueden viajar hasta los confines. En estas condiciones, el peligro del viaje se torna manejable y el explorador puede llegar al más allá y disfrutar de una visión tranquila y majestuosa del nuevo santuario, visto por primera vez, alucinante.
En El santuario cinco exploradores viajan hacia las profundidades de la naturaleza, acosados por fuerzas poderosas que no están en capacidad de dominar, a pesar de contar con dinero, tecnología, experiencia y conocimiento. Las viejas némesis que han acosado a todos los grandes viajeros, las que atormentaron a Ulises, surgen atropelladamente en forma de inundaciones, derrumbes, truenos y relámpagos hasta agotar la tecnología y humillar la prepotencia. Inevitablemente, el miedo, el dolor, las rencillas y los recuerdos del pasado se apoderan de las conciencias y van carcomiendo las energías humanas del grupo.
Ahora, cuando se llega hasta el límite, aparece el espíritu heroico, esa quintaesencia humana, el arquetipo que subyace a las historias de aventura y que encuentra la salida, aún cuando las situaciones sean insostenibles, porque siempre hay un resquicio, un camino. En una caverna profunda, oscura, inundada, el héroe observa, toca, huele, busca signos y encuentra esperanza en medio de la muerte y de la tragedia. ¿Qué tan real es todo esto? La muerte siempre está cerca. La buzo Agnes Milowka, quien hace de doble en la película, recientemente, murió ahogada en una de esas cavernas, por falta de aire.
El filme se enfoca en dos aspectos: la caverna y sus misterios y el drama que viven los protagonistas. Estos aspectos están muy ligados, la caverna es un hilo conductor y, a medida que ella se torna amenazante e insuperable, los personajes se van transformando, verdaderamente atrapados por realidades que no pueden dominar fácilmente: un hueco profundo sin salida; un grupo humano que se tiene que inventar a sí mismo, sin libreto claro. La fotografía y el montaje reflejan esas mismas situaciones. Si bien las imágenes de una cueva y de sus ríos interiores son impactantes, al cabo de un cierto tiempo se vuelven repetitivas, poco variadas y, como se trata de un ambiente de aventura, el espectador, pendiente de la resolución del conflicto, las ve pasar con rapidez, sin detenerse realmente en su contemplación.
La cinta es entretenida, se aprecian los recursos y los efectos especiales. Pero, de alguna forma, se desperdicia la oportunidad de contar las historias de los protagonistas, que quedan apenas insinuadas, ya que el torrente de cosas y de aguas que pasan no da muchos espacios. El espectador se siente igualmente atrapado por la cueva y quiere salir de la película, como si se tratara de una caverna sin salida. Al final, la historia de agota, va perdiendo fuerza, como los protagonistas. La verdad es que había elementos para ahondar más en los personajes y en sus sentimientos, en los símiles escondidos en la imagen de una cueva que desafía mentes poderosas y tecnología sofisticada. Es que, realmente, por heroicos y sofisticados que sean los seres humanos, todo se va a resolver en forma simple, a base de comunicaciones elementales, de diálogos entre padres e hijos, entre amigos; y todo se va complicar cuando dominan el egoísmo y la falsedad. El equilibrio o el desequilibrio van a depender de ello. En una cueva o en la superficie.
Tráiler:
Ficha técnica:
El santuario / Viaje al centro de la Tierra (Sanctum), Australia, 2011.Dirección: Alister Grierson
Guion: John Garvin, Andrew Wight
Producción: Ben Browning, Leesa Kahnn, Ryan Kavanaugh , Michael Maher, Brett Popplewell, Peter Rawlinson, Aaron Ryder, Andrew Wight
Fotografía: Jules O'Loughlin
Música: David Hirschfelder
Reparto: Richard Roxburgh, Rhys Wakefield, Allison Cratchley, Christopher Baker, Dan Wyllie, Ioan Gruffudd, John Garvin, Sean Dennehy.