Críticas
Una experiencia aterradora
El Señor de los Anillos. El retorno del Rey
The Lord of the Rings: The Return of the King. Peter Jackson. EUA, 2003.
Casi once años han pasado desde que la original trilogía del anillo llegó a su fin. ¿Y qué se puede decir todavía que no se haya dicho ya? Las historias de Frodo y los Hobbits, de Gandalf el mago y Aragorn el montaraz, forman parte de la cultura popular de la actual generación, y aunque bien es cierto que también fueron acreedoras de un fenómeno similar cuando los libros aparecieron, las películas de Peter Jackson dieron a conocer el maravilloso mundo de Tolkien a gente como yo.
Tenía once años cuando El Señor de los Anillos: el retorno del Rey (The Lord of the Rings: the Return of the King, 2003) se estrenó en la gran pantalla. Me gustaba mucho el cine aunque todavía no lo consideraba un estilo de vida. Aun así, le pedía a mi madre que comprara el periódico el día posterior a los premios de la Academia para enterarme de los ganadores, ya que el show siempre terminaba demasiado tarde y solía tener clases al día siguiente. Los Oscars, a pesar de ser considerados comerciales, también son los premios cinematográficos más universales y de fácil accesibilidad, o por lo menos así lo consideraba en ese entonces (no creo que supiese todavía nada de Cannes ni de Sundance). Que una película ganara un premio ya era suficiente para querer verla… ¿pero que ganara once? Si antes tenía mi curiosidad, ahora tenía mi atención.
Como fanático incondicional de Harry Potter (pues La Piedra Filosofal se trató del primer libro “largo” que leí en mi niñez) era consciente de los numerosos cambios que exigían las adaptaciones cinematográficas, y estaba desarrollando el hábito de leer primero el libro antes de ver la película, si ese era el caso. Y así me introduje en el mundo de Tolkien. Viajé a través de sus páginas. Descubrí lugares inimaginables, historias increíbles acerca del poder, la valentía y la capacidad de crear. Era un lenguaje y una clase de literatura a la cual no estaba acostumbrado, y a la que nunca había tenido acceso. Eso rodeaba sus párrafos con una especie de misteriosa expectación que se trasladó conmigo hasta la versión cinematográfica.
Fue aproximadamente un año más tarde cuando vi las películas. ¿Qué sabía de directores? Únicamente conocía a Tim Burton. Así que al leer los créditos mi pregunta innata fue: ¿Peter Quién? En fin, no importa. La Comunidad del Anillo fue todo lo que esperé; la adaptación perfecta. Ver el mundo que imaginé plasmado en la pantalla de mi televisor era una experiencia aterradora y placentera al mismo tiempo. Sin embargo, había algo más. Algo diferente.
Al ver Las Dos Torres la sensación persistió, y estaba seguro de que estaba viendo un tipo de cine (al igual que me sucedió con los libros) al que no había tenido acceso. Podría exagerar, pero sentía que estaba ahí, inmerso. Hoy soy consciente de los elementos magistrales que contribuyeron de forma subjetiva a esa sensación, como por ejemplo, la banda sonora de Howard Shore. Pero a los doce años eso no me importaba. No eran relevantes para mí las piezas, sino el conjunto.
Cuando llegué a El Retorno del Rey, cambió por completo mi percepción del cine. Había entre sus imágenes un alma, una meticulosidad de la cual no estaba consciente, pero que transformaba La Tierra Media en algo muy real, tan real como para alegrarme, emocionarme, temer o sufrir por lo que sucedía ahí. Lo que hoy podría desglosar en esta “crítica”, gracias a las cosas que he aprendido, ya lo han analizado muchos en el pasado, así que no perderé tiempo en ello. Porque en ese entonces mi pensamiento no analizó el guion y su estructura. Tampoco exploró la fotografía ni extrajo los usos del lenguaje cinematográfico. En ese entonces, y es la sensación que todavía me invade mientras escribo estas líneas, fue: esta película tiene alma. Está viva.
Esa era la principal diferencia entre todo lo que había visto hasta ese momento y la trilogía del anillo, en especial su conclusión. Había una fuerte conexión emocional, un hilo invisible que elevaba el listón de lo que conocía. Por muy infantil que pueda parecer, sería válido hacerse la pregunta: ¿cuántas películas tienen tal impacto emocional sobre nosotros que reverberan con el pasar de los años, a pesar de la transformación de nuestros gustos? El Retorno del Rey fue ese antes y después de mi formación cinematográfica. Fue la chispa que encendió el fuego. Es de más prestigio decir que la película que te inspiró a hacer cine o a escribir de cine forma parte de la filmografía de Truffaut, Godard, Fellini o Takovsky. Sí, está bien. También son cineastas que amo. Pero dudo mucho que hubiese llegado a ellos sin la gran experiencia de inmersión cinematográfica que ideó Peter Jackson.
Al día de hoy, me gusta visitar su trilogía solo cuando es necesario, y apartar El Retorno del Rey siempre para el final, como debe ser. No quiero desgastar las emociones; esas sensaciones que con los años ahora también van cargadas de nostalgia. Sé que hablo como si estuviese en los últimos años de mi vida, como si las películas tuvieran cincuenta años, o más. No es así, por supuesto. Pero transportarme a la Tierra Media es lo más cerca que he estado de la magia. Todavía me lleno de temor cuando Frodo entra en la guarida de Ella-Laraña. Me enfurece la locura de Denethor. Mi corazón se encoge cada vez que Sam dice “Vamos, Sr. Frodo. No puedo llevarlo por usted, ¡pero lo puedo cargar a usted!”. Hay un espacio muy particular en mi cabeza para todos estos sucesos, y en retrospectiva puedo decir que el filme de Jackson no solo me inspiró a dedicarme al cine. Además, moldeó parte de mis costumbres como autor, y por ende, como persona.
Y si hay algo que también me enseñó, fue a tomar riesgos. A seguir una visión concreta. Y a amar verdaderamente lo que se hace.
Trailer
Ficha técnica:
El Señor de los Anillos. El retorno del Rey (The Lord of the Rings: The Return of the King), EUA, 2003.Dirección: Peter Jackson
Guion: Peter Jackson, Frances Walsh, Philippa Boyens (Novela: J.R.R. Tolkien)
Producción: Coproducción EEUU-Nueva Zelanda; New Line Cinema
Fotografía: Andrew Lesnie
Música: Howard Shore
Reparto: Elijah Wood, Viggo Mortensen, Ian McKellen, Sean Astin, Andy Serkis, John Rhys-Davies, Orlando Bloom, John Noble, Miranda Otto, David Wenham, Bernard Hill, Billy Boyd, Dominic Monaghan, Liv Tyler, Karl Urban, Christopher Lee, Brad Dourif, Ian Holm, Hugo Weaving, Cate Blanchett, Lawrence Makoare, Marton Csokas, Sean Bean