Críticas

Hipnótico laberinto embaucador

El sueño eterno

The Big Sleep. Howard Hawks. EUA, 1946.

Cartel de la película El sueño eternoEl sueño eterno, uno de los iconos del cine negro americano de los años 40, es una película con una trama compleja. El argumento proviene del libro The Big Sleep, de Raymond Chandler, y ya en la propia novela, el escritor decide que el lector no reciba más información que la obtenida por el detective que encarna Humphrey Bogart, Philip Marlowe.

Esta misma estrategia es seguida por Howard Hawks, concibiendo las secuencias como episodios de la investigación de Marlowe, que interviene directamente en todas ellas para esclarecer los hechos, circunstancia esta última no totalmente conseguida, destacando en especial alguna pieza que no encaja en la trama, como uno de los asesinatos de cuyo autor no se supo nunca, no solo por el espectador, sino también por el director y por el propio Chandler.

Un general millonario y excéntrico, con dos hijas, Vivian y Carmen, involucradas en asuntos turbios, decide contratar a un detective privado, Philip Marlowe, para que resuelva sus problemas familiares. Así empezará un farragoso y oscuro viaje de violencia y romanticismo por los ambientes más sórdidos de Los Ángeles.

No obstante, lo fundamental e intenso de la película no es su trama enrevesada, sino el ambiente conseguido a través de las acciones rápidas, diálogos ingeniosos, fotografía en claroscuro sin recursos preciosistas, lugares sórdidos, y ante todo, las excelentes interpretaciones que crean, no solamente personajes, sino verdaderos arquetipos ampliamente admirados. Los diálogos fluyen ágilmente, apoyados tanto por la habilidad de Chandler en sus novelas para elegir una prosa brillante, áspera, escabrosa, atractiva y laberíntica, como por la maestría de Howard Hawks y William Faulkner para aligerar y pulir semejante material, que además estaba escrito en primera persona. El ingenio y rla apidez en los diálogos está plenamente conseguido, desembocando en algunas ocasiones en frívolas discusiones dialécticas cargadas de contenido erótico. Las escenas, así mismo, discurren trepidantemente, sin respiro alguno, la historia va atrapando y envolviendo desde los primeros momentos, en el inolvidable invernadero, donde el protagonista es contratado para investigar un chantaje, entre el olor de las orquídeas, la asfixiante atmósfera y el presentimiento de la putrefacción que se avecina.

Lauren Bacall y Humphrey BogartEl sueño eterno contiene las principales características del cine negro: el oscurecimiento en la temática y el ambiente, callejones y cuartuchos en donde se esconden los personajes, sombras y luces en exteriores nocturnos, o interiores protegidos de cualquier claridad, creando con ello una verdadera tensión dramática. La iluminación de las imágenes engendra una atmósfera turbia, sombríos despachos y solitarios, brumosos y agobiantes paisajes exteriores, fundamentalmente los urbanos, con luces tenues y callejones mugrientos. Tampoco falta el buscador de la verdad, en este caso un investigador privado, ni la mujer fatal (aquí contamos con varias). Son mujeres poderosas y seductoras, que no ponen reparos en utilizar cualquier recurso, incluso sexual, para contrarrestar el dominio masculino.

Sin embargo, a diferencia de otras películas del género, la narración es cronológica, no hay saltos temporales y tampoco se utiliza una voz en off para situar la acción, ni tampoco extrañas angulaciones de cámara.

Los flashbacks y la voz en off son aprovechados habitualmente en el género negro, el primero para otorgar al relato una complejidad que propicie la participación del espectador y para subrayar la fatalidad en cuanto sitúa los hechos en un pasado inamovible, y el segundo para introducir subjetividad en el relato y procurar cierta identificación con el protagonista, dado su carácter amoral o incluso delincuente (recordemos ejemplos de ello en obras clave como Perdición/Double Indemnity, Billy Wilder, 1944; Retorno al pasado/Out of the Past, Out of the Past, Jacques Tourneur, 1947; o Laura, Otto Preminger, 1944). También es habitual el uso de angulaciones, influencia significativa del expresionismo alemán, para provocar situaciones de intranquilidad. Sin la necesidad de la utilización de dichos recursos, Hawks, con un cine que parece sencillo y natural, poniendo la cámara a la altura de la mirada de los intérpretes y concentrando la acción dentro del encuadre, consigue una perfecta recreación de la descripción atmosférica de un universo criminal con maestría, y la traición, el asesinato, el chantaje y la perversión conforman una pesadilla fatalista marcada por la muerte (recordada precisamente por el mismo título de la obra). Narrando en tercera persona, consigue igualmente que nos sintamos cercanos al héroe, que pensemos con él cuando se rasca una oreja, y que sigamos su discurrir con intensidad y empatía, a pesar de la dificultad de la malla argumental y la incomprensión que rodea los acontecimientos.

The Big SleepHumphrey Bogart encarna magníficamente la soledad del valiente existencialista, tipo duro, impasible, con instinto, y además, íntegro, irónico y romántico. Por su parte, Lauren Bacall está espléndida en su oscuro papel de mujer fatal. Muestra clase, altivez, seguridad, sensualidad y poderío. La química entre ambos, que existió fuera de la pantalla (se casaron ese mismo año) se refleja brillantemente en la ficción. Esa tensión sexual contribuyó también al éxito de la película, al superar los límites mojigatos y puritanos de la época. Alrededor de ambos, el film presenta una colección extensa de personajes de toda la escala social, desde las altas esferas hasta el matón a sueldo o el chantajista sin escrúpulos. Los actores secundarios también destacan a gran altura, brillando Dorothy Malone como empleada de una librería, quien nos brinda un momento único, con la exuberante y ardiente escena en la tienda, junto a Bogart, y Martha Vickers, en el papel de Carmen Sternwood, hermana pequeña, que

“tiene todos los vicios y alguno más que se habrá inventado”, ello en palabras de su propio padre.

En definitiva, una obra inolvidable e imperecedera, que para saborear plenamente, conviene dejar de lado el confusionismo argumental, y saber arrastrarse ciegamente con la amoralidad de los personajes, con los ambientes turbios y sofocantes, con el ritmo de escenas endiablado y con los atractivos diálogos y el suspense sensual configurado.

Tráiler:

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Ficha técnica:

El sueño eterno (The Big Sleep),  EUA, 1946.

Dirección: Howard Hawks
Guion: William Faulkner, Leigh Brackett y Jules Furthman, a partir de la novela de Raymond Chandler, The Big Sleep
Producción: Howard Hawks, Jack L. Warner
Fotografía: Sidney Hickox
Música: Max Steiner
Reparto: Humphrey Bogart, Lauren Bacall, John Ridgely, Martha Vickers, Dorothy Malone, Peggy Knudsen, Regis Toomey, Charles Waldron, Charles D. Brown, Bob Steele, Elisha Cook Jr, Louis Jean Heydt

2 respuestas a «El sueño eterno»

  1. Muy buena crítica, Pilar. Yo he visto esta película un montón de veces y al leer tu reseña he descubierto muchísimas cosas que no había notado en este film especialmente la empatía que tiene Bogart con el espectador.

  2. Gracias Enrique.
    Me alegra que te haya gustado la crítica, y mucho más si te ha aportado algo nuevo que no habías apreciado en la película.

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