Críticas
Los distintos puntos de vista
El último duelo
The Last Duel. Ridley Scott. EUA, 2021.
El último duelo se basa en una antigua historia, sucedida en el siglo 14 en Francia. Una mujer casada se atreve a denunciar que ha sido violada por un amigo de su esposo y se mantiene en su denuncia, a pesar de las terribles consecuencias para su vida personal y familiar. Los sucesos se narran en el filme combinando hábilmente las perspectivas de la mujer, de su esposo y del acusado de la violación. De esta forma los espectadores se acercan bastante a esas épocas extrañas, violentas, oscuras, contempladas desde una riqueza de inteligencias emocionales y vivenciales.
Se trata no solamente de unos hechos personales, sino de una serie de narrativas sobre los ambientes feudales, las continuas guerras, las veladas traiciones, las luchas por el poder y las estructuras que mantenían en funcionamiento a los reinos y a las propiedades de los poderosos señores. En forma deliberada se han escogido tonos grises y oscuros en todas las escenas, exagerando quizás, para mostrar el relativo oscurantismo de las costumbres que eventualmente conducen a que todos los conflictos se resuelvan en un duelo mortal entre el marido ofendido y el amigo traidor.
La lucha y el combate son los protagonistas mayores. Azotan sin descanso al paisaje, a los ríos, a los parajes, a las personas; son una forma de vida que afecta todo lo que sucede, creando por doquier ejercicios de autoridad, estrategias, enfrentamientos y trucos de dominio, basados no solamente en las habilidades para el combate, sino en la manipulación de las palabras, en el engaño y en el establecimiento de alianzas basadas en intereses ocultos o manifiestos, que garanticen el poder.
Esto impacta a las uniones matrimoniales, que se pactan para adquirir tierras, para pagar deudas, para asegurar alianzas. Y también para tener herederos, ojalá hombres, que puedan dar continuidad al inestable yo del esposo, sujeto a tantas amenazas y a muertes prematuras e inesperadas en los inevitables campos de guerra o en cualquier emboscada o asalto. Por ello la casa del señor se convierte en castillo o en casona, espacio protegido, donde a veces hay pequeños momentos para disfrutar o sufrir los amores primitivos, casi furtivos, que constituyen la celebración íntima. En ellos el macho se libera de sus instintos y la mujer, receptora y resignada, espera que todo salga bien, que no se despierte la furia guerrera de su hombre, en forma de violencia y de atropellos conyugales.
Ahora, todo esto son representaciones que nos llegan. Alternancias entre las guerras del campo y las batallas hogareñas. Quizás eran mejores las cosas, pudiera ser que hubiera paz y armonías conyugales, intimidad creativa y pasiones románticas; pero esta película de tonos oscuros, de expresiones duras y de lenguaje directo y parco, solo transmite lo que ya hemos descrito; solo en ciertos momentos cuando las mujeres conversan de sus cosas, o cuando los campesinos cuidan de los animales de la propiedad, se ilumina y se abre ligeramente el ambiente de dominio y de restricciones. También cuando algunos de los poderosos pasan el tiempo en banquetes, en juegos de palabras, en bacanales orgiásticas o en la planeación de sus actos de traición o de manipulación, nos traslada el filme hacia las oscuras zonas del engaño que se esconden detrás de las apariencias de la honorabilidad, de la lealtad y del espíritu quijotesco de la caballería medieval.
Trato ahora el tema central de la película: cómo se perciben las cosas en medio de estos ambientes y particularmente, cómo se experimenta el ser mujer y ser mujer inteligente y sensible, sujeta a atropellos desde las diversas miradas. Es bien interesante que esto se haga narrando las escenas, literalmente, en forma muy repetitiva, en tres capítulos, que constituyen los tres puntos de vista ya señalados. Lo notable es que sean muy pequeñas las diferencias narrativas entre estas tres narraciones. Creo que se desea señalar con ello que el ambiente prevalente, que las creencias y formas de pensar, que ese gris y oscuro sistema, influyen obsesivamente en las visiones de las personas que sufren una experiencia dada. La experiencia de la violación y del atropello machista ha adquirido creciente importancia en la modernidad, hasta el punto de que se han impuesto severas limitaciones en lo que antes era aceptable en los comportamientos relacionales entre hombres y mujeres, cuando se dan situaciones de poder por parte del hombre. En tales casos, la mujer se puede sentir profundamente atropellada por gestos, palabras, roces e insinuaciones y está dispuesta a señalar límites y a hacerlos respetar. Distintas eran las cosas en los tiempos del filme. Pero no tanto como para no distinguir lo que constituye forzamiento violento, aún contemplado desde tres miradas.
Y, sin embargo, cuando se expande el conflicto, cuando no se resuelve, entra a actuar el sistema judicial existente, matizado por la malicia popular, por los rumores, por los juegos de poder y por la rigidez de los jueces y sus ideas prevalentes. Entonces puede que no haya espacio para la justicia dada la común incapacidad judicial. Pero sí para la resolución violenta, para los duelos y para las espirales de muerte.
El asunto es que esto sucede también hoy y no solamente en el buen cine. Cine como este, que nos lleva a examinar los conflictos con más amplia perspectiva, ojalá con visión sanadora, inteligente y ética.
Trailer
Ficha técnica:
El último duelo (The Last Duel), EUA, 2021.Dirección: Ridley Scott
Duración: 152 minutos
Guion: Ben Affleck, Matt Damon, Nicole Holofcener. Basada en el libro de Eric Jager
Producción: Ridley Scott, Kevin J. Walsh, Jennifer Fox, Nicole Holofcener, Matt Damon, Ben Affleck
Fotografía: Dariusz Wolski
Música: Harry Gregson-Williams
Reparto: Matt Damon, Adam Driver, Ben Affleck, Jodie Comer, Harriet Walter, Nathaniel Parker, Marton Csokas, Sam Hazeldine, Michael McElhatton, Zeljko Ivanek, Alex Lawther, Clive Russell, William Houston