Críticas
Un salto mortal hacia el futuro
Ellas hablan
Women Talking. Sarah Polley. EUA, 2022.
Ellas hablan recogió el Oscar 2023 en la categoría mejor guion adaptado; debió competir con Sin novedad en el frente (2022, Edward Berger), Puñales por la espalda: El misterio de Glass Onions (2022, Rian Johnson), Top Gun: Maverick (Joseph Kosinski) y Living (2022, Oliver Hermanus).
Estamos frente a una aventura mental que navega en la obsesión camino a una libertad bloqueada por el temor. Feminismo pacifista, ejercicio democrático cercado por un mar de dudas; la película sostiene la valentía de un grupo de mujeres decididas a cambiar su situación.
Tan rústico como su ambiente, el filme está cargado de esperanza en el devenir de planos al tono; la sencillez se explaya en paralelo a un drama directo, obvio, lógico desde razones del siglo XXI. Mujeres inteligentes, he aquí una de las reivindicaciones más pesadas: su capacidad para hacerse cargo del destino ante la incertidumbre y el desamparo. La unidad es camino de liberación; el hombre, desde su bondad, se vuelve rescatable en la figura del maestro, simple auxiliar al servicio de la causa.
Una metáfora acerca de las posibilidades de autonomía y redención; justificaciones en esfuerzo permanente, intento por mantener la fe más allá del sistema; Dios como salvaguarda ante la incertidumbre vital y moral. Esfuerzo por generar un sostén divino fuera del sistema, necesidad de no alterar creencias en el intento de redireccionar la fe.
Polley juega con la crisis ante la diversidad de condiciones, funcionalidad que resulta en abierto conflicto; emergen temores espirituales y materiales.
El filme trata acerca de un grupo de mujeres que habita una comunidad religiosa. Los abusos se suceden en condiciones de negación, los hombres no admiten su responsabilidad, la respuesta está en Satanás y los fantasmas; el sueño profundo impide aclarar la conciencia. Ellas son víctima de un potente somnífero administrado a vacas, el dilema será: la retirada o la lucha.
El miedo espiritual como sucedáneo del pavor terrenal; segundo momento de control; poco a poco se despierta la conciencia. Las mujeres inteligentes pueden captar su situación y jugar con la posición de Dios en su beneficio; después de todo, siempre queda espacio a visiones alternativas.
Un filme de calidades oscilantes, mantiene el interés en discusiones matizadas, risas de compromiso en la distensión; mujeres del momento necesitan apagar la angustia y transformarla en valor. El futuro es el camino, el más allá, aunque, no debemos descuidar el más acá: “Siempre me daba miedo la carretera al norte de la colonia. Hay muchos barrancos a ambos lados del camino. El carruaje se tambalea de lado a lado. Ruth y Cheryl siguen mis órdenes con las riendas, pero son bruscas y coléricas. Y era peligroso. Pero cuando aprendí a enfocar mi mirada muy por delante de mí, y no solo en el camino inmediato frente a Ruth y Cheryl, fue cuando comencé a sentirme más segura. Irnos nos dará la perspectiva que necesitamos para perdonar.”
Greta construye metáfora, imagen que privilegia la profundidad de campo en el camino hacia un destino construido desde lo inmediato; la imaginación es un potente solvente, siempre y cuando flote en alianza, la divinidad debe estar presente, de lo contrario se transforma en incertidumbre paralizante. Lo mismo ocurre en lo terreno, imaginar a largo plazo equivale a no saber, ignorancia propia de amplias distancias, ni siquiera signadas por algún tipo de construcción real, es la ausencia que desestabiliza, más vale quedarse en lo conocido del desafío inmediato.
Feminismo reflexivo, pretende tomar su tiempo en viaje hacia lo deliberativo; el sistema parece ser responsable, los hombres serían absueltos, aunque tomaría tiempo; el daño no está dispuesto a ceder en lo inmediato.
La comunidad menonita participa desde la fantasía, un grupo de mujeres la dibuja en sus discursos; el protagonismo es femenino; el hombre “verdadero” es August y sus “debilidades sentimentales” heredades de una condición social femenina, la expulsión de su madre en el pasado. Se aviva la llama del desinteresado amor que opaca e interpela.
El abuso al banquillo, se lo acusa de pertenecer a un sistema; el poder del hombre es efectivo, aunque no forjado desde la especificidad del suceso y su consiguiente responsabilidad individual, sino desde la trascendencia de lo sobre determinante como sistema preestablecido. Es modelo por contaminación, lo que la comunidad femenina necesita es ejemplo para una transformación social, solo puede provenir de la educación. No desde lo académico, sino desde los valores de la moral. August es la pieza de la esperanza, pero también la sujeción por sumisión que tranquiliza, función de apoyo que asigna confianza, aliado de la circunstancia, símbolo de futuro necesario en la eventualidad de una fuga sin oportunidades de cambio.
La película está basada en la novela de la canadiense Miriam Toews, quien se inspiró en su pasaje por la comunidad menonita para retratar la cruzada de un grupo de mujeres comprometidas en la transformación del sistema más que en el odio y repudio a los hombres.
Un filme tan apasionado como cruento, aunque solo desde el discurso.
El mundo fijo de las estrellas es franca apertura en el tránsito hacia nuevos horizontes, la educación herramienta central promotora de independencia. El hombre debe ser el nexo, la cesión de parcelas habituales al poder. Visión de rescate que incorpora lo masculino, “degradado” en su función social (August), con el objetivo de construir poder femenino.
Puestas en escena rústicas, austeras; una coloración con cierto grado de opacidad que aclimata las presencias y diluye las ausencias. Los hombres, a excepción de August, constituyen presencias ausentes, fuera de campo contundente que se manifiesta en efectos, estamos ante un filme de mujeres en estrategia, y reclamo ausente. Posible “como si” que motiva y no aletarga, el riesgo se echa a un lado, la gente se expresa. Un deambular criterioso y obsesivo, circulación de mujeres, en medio de la deliberación, temerosas y anhelantes.
El galpón es recinto de penumbra, local abierto con escalera, ascenso a un nivel desconocido, la representación de una apertura mental que contempla, tanto lo cotidiano como lo espiritual; las alturas refuerzan la consideración, el mundo de Dios y la discusión abierta, la toma de decisiones en libertad como conquista.
Los espacios dan cuenta de una holgura, solo posible en condiciones de reserva. Ellas podrán polemizar y explayarse, la iluminación permite sugerir la claridad por las rendijas. Forma de conocimiento en construcción, ellas pueden hacerlo. El recinto simboliza la apertura en el discurso, gran mente que alberga el pensamiento diverso en construcción de decisiones necesarias, eje para una salida difícil de admitir; ordenar la mente es imperioso; el intercambio es para eso.
Ficha técnica:
Ellas hablan (Women Talking), EUA, 2022.Dirección: Sarah Polley
Duración: 104 minutos
Guion: Sarah Polley, Miriam Toews. Novela: Miriam Toews
Producción: Hear/Say Productions, Plan B Entertainment. Distribuidora: Orion Pictures, United Artists Releasing
Fotografía: Luc Montpellier
Música: Hildur Guðnadóttir
Reparto: Rooney Mara, Claire Foy, Ben Whishaw, Jessie Buckley, Frances McDormand, Judith Ivey, Sheila McCarthy, Michelle McLeod, Liv McNeil, Kate Hallett, Nathaniel McParland, Abigail Winter, Will Bowes, Eli Ham, Kira Guloien, Emily Mitchell, Shayla Brown, Vivien Endicott Douglas, Lochlan Ray Miller