Reseñas de festivales
Elle s’en va
Bettie nunca salió de su pueblo en Bretaña, vive con su madre y tiene un restaurant. Al enterarse que su amante la ha abandonado por una mujer más joven, se escapa en su auto sin rumbo fijo. Mientras tanto, su hija Muriel la llama desesperada, necesita que vaya a buscar a Charly (el nieto de Bettie, de diez años) para que lo lleve en auto a la casa de su otro abuelo (el suegro de Muriel).
En este viaje Bettie toma contacto con personas desconocidas y rememora viejos tiempos, asistiendo a una reunión de candidatas a Miss Francia de los años setenta. En el trayecto también logra acercarse a su nieto, con el cual casi no tenía relación.
La directora escribió el papel de Bettie pensando desde el primer momento en Catherine Deneuve. Realmente es difícil imaginar quién lo podría hacer mejor, interpretando a una hermosa mujer madura que estuvo a punto de ser Miss Francia en sus años mozos. Por otro lado, a pesar de la elegancia y exclusividad de la actriz, nos olvidamos que es ella dejando lugar simplemente a Bettie, una mujer sencilla que nunca abandonó su pequeño pueblo.
Es un film muy francés, y se hacen distintas bromas sobre su idiosincrasia. Francia es un país muy diverso, con regiones muy diferentes entre sí, tanto que los mismos franceses no las conocen y las confunden todo el tiempo.
Está muy bien tratado el tema de la edad, cuál es el lugar de cada uno y qué nos toca en cada momento. Es fácil añorar tiempos pasados simplemente por extrañar la juventud, cuando en verdad los jóvenes envidian la belleza, sabiduría y tenacidad de las mujeres mayores.
Las relaciones entre madre e hija están también muy presentes. Bettie tiene un madre sobreprotectora y en respuesta a eso, ella nunca prestó demasiada atención a su propia hija. Ambos extremos son ejemplos de relaciones problemáticas.