Críticas
La insoportable perfección
Elysium
Neill Blomkamp . EUA, 2013.
El concepto de Elysium o de los Campos Elíseos se refiere, desde la antigua Grecia, a un lugar mítico, un cielo, al cual van personas afortunadas, hermosas praderas donde los escogidos de Dios (Zeus) pueden disfrutar de la felicidad perfecta. Más tarde, en la narración de Virgilio en la Eneida, estos campos quedan en el mundo de los muertos, el Hades, como un lugar especial para los que son dignos, en el cual se dedican a las artes (música, poesía, danza) y al descanso. En la película de Blomkamp, el Elysium queda situado en lo alto de los cielos, a la vista de la tierra, definido como una enorme estación espacial de gran belleza, adornada con jardines, en la cual vive la élite de la tierra, en medio de atrayentes lujos y perfecciones. En Elysium las tareas físicas y las actividades de defensa son realizadas por robots, mientras que se cuenta con sofisticadas máquinas de salud perfecta que curan cualquier mal, de manera que se asegura una larga y satisfactoria existencia para todos sus habitantes. Como es natural en la vida ultramoderna, todo se hace de acuerdo con un sofisticado programa de computador y con elementos de informática capaces de localizar al instante cualquier pieza de información que sea necesaria.
Desde Elysium se contempla la Tierra, un cercano planeta que produce los elementos y los robots que aseguran la existencia de este mundo artificial y perfecto. Una hermosa tierra, azul, romántica y lejana, que va perdiendo sus encantos a medida que se la mira desde cerca, ya que se ha convertido en un deteriorado y decadente conjunto de modernas favelas-edificios, apretados asentamientos donde sus desafortunados habitantes viven hacinados, plagados de enfermedades y de violencia, sometidos ya sea al desempleo o a trabajos indignos y peligrosos. Se nos presenta en concreto a Los Ángeles de esa época futura, una ciudad donde pululan maras y pandillas, jóvenes tatuados de aspecto amenazante, expertos hackers y contrabandistas de personas, capaces de realizar sofisticadas incursiones en el mundo perfecto de Elysium, con naves de contrabando cargadas de humildes seres que hacen cualquier cosa por experimentar la salud y las promesas del inalcanzable paraíso.
Ha armado Blomkamp, a la vez guionista y director, una provocativa historia de ciencia ficción que contiene elementos de la situación actual que nos inquietan y nos ponen a pensar. Hemos estado viendo en las noticias lo que sucede con los refugiados en todo el mundo, especialmente en las fronteras de los países ricos rodeados de zonas más pobres, africanos que viajan en frágiles pateras desde Marruecos hasta España y en embarcaciones que naufragan con frecuencia en las islas italianas del Mediterráneo; mexicanos y centroamericanos que se embarcan en el famoso «tren bestia» de la mano de bandas de traficantes de personas, hacia Estados Unidos; asiáticos y africanos empacados en contenedores descargados en los puertos del Pacífico de varios países americanos y de Europa. Es una enorme ola de seres humanos que sueña con el Elysium de los países más ricos.
También somos testigos de los desarrollos de la medicina moderna, cada vez más informatizada y constituida por sofisticados sistema de barrido electrónico tipo scanner capaces de saberlo todo sobre el cuerpo, cuyas próximas etapas de desarrollo seguramente serán cada vez más curativas, evolucionando hacia la medicina impersonal y automática y probablemente costosa y de acceso controlado y sofisticadamente regulado.
No se nos escapa la prevalencia creciente de los sistemas informáticos en todos los aspectos de la vida social y comunitaria. Esto se está haciendo con buenas intenciones, para facilitar las comunicaciones, el flujo de bienes y servicios y rebajar los costos y las ineficiencias de las operaciones burocráticas y administrativas tradicionales. Sin embargo, dada la existencia de tendencias anárquicas y contestatarias, dada la inevitabilidad presencia del desorden, de la imperfección y del desgaste en el espectro de los comportamientos humanos, siempre habrá fallas en los sistemas perfectos, siempre habrá hackers, maras, rebeldes y elementos caóticos, que sembrarán el desorden. Existirá entonces el riesgo de que los poderosos diseñadores de la informática perfecta quieran resolver los asuntos conflictivos a punta de mayores restricciones y controles, generando una perfección arbitraria, inhumana e insoportable.
Tampoco dejamos de apreciar que el sufrimiento y la pobreza mantienen su importante presencia en las sociedades modernas, a pesar de todos los esfuerzos que se hacen. Muchos de estos esfuerzos implican deterioros significativos en los ecosistemas y en el medio ambiente, y flota en nuestras mentes la idea de que la Tierra se volverá caótica e invivible por causa de tales daños irreversibles, siendo necesario emigrar a otros mundos, al estilo de lo que se muestra en Elysium.
En este ambiente, la película nos cuenta una historia de amor, no muy distinta a las que el cine nos ofrece continuamente, pero que sirve de pretexto para visitar los dos niveles, el del paraíso y el de la tierra de los sufrimientos. Nadie como el curtido Matt Damon para personificar a un héroe que sufre toda una vida de rigores, con su cara de niño inocente y su capacidad para comprometerse con tareas imposibles, plagadas de sufrimientos y de frustraciones. Toques de flashback nos llevan a su historia de niño huérfano, soñador e idealista, alentado por amores de infancia que van a aparecer más tarde para sellar su destino. Destino iluminado por Alicia Braga, en el papel de una madre soltera que se desvive por su hija desahuciada, a la cual solo la podría salvar el inaccesible sistema de salud de Elysium. Enlazada con esta historia de amor, hay dos historias de poder en paralelo: Una de ellas, metódica, severa, personificada por Jodie Foster, impecable en sus elegantes vestidos blancos y en sus modales señoriales, que desde Elysium todo lo vigila y todo lo decide. La otra, desordenada, violenta, machista, creativa, impetuosa, personificada por Wagner Moura, el gran jefe de las pandillas-maras ultramodernas de la tierra, especies de parásitos que combinan una increíble capacidad y medios informáticos y de recursos sorpresivos para subvertir la perfección y la pureza de Elysium.
Ver a Elysium es bastante entretenido. Las cosas transcurren en medio de una abundante riqueza de situaciones, todas ellas muy humanas, que se cuentan a modo de pequeñas historias, sin abrumar al espectador, que las puede seguir y degustar, con suficientes dosis de misterio y de sorpresa como para no perder la atención. El contraste entre los dos mundos es presentado en forma rica y coherente, de manera que nos hace pensar y nos lleva a la inquietud y por qué no, es posible que nos ayude a cambiar de actitudes y de enfoques. Pienso que nos permite caer en cuenta de que se vuelve insoportable la perfección, cuando está basada en el sufrimiento y en la injusticia.
Trailer:
Ficha técnica:
Elysium , EUA, 2013.Dirección: Neill Blomkamp
Guion: Neill Blomkamp
Producción: Sue Baden-Powell, Bill Block, Neill Blomkamp
Fotografía: Liz Gallacher
Música: Liz Gallacher
Reparto: Matt Damon, Jodie Foster, William Fichtner, Alice Braga, Diego Luna, Wagner Moura, Sharlto Copley, Talisa Soto
Muy buena crítica, sin embargo parece verse desde el punto de vista de la perfección imperfecta y pasa por encima el otro punto de vista, el de abajo de Elysium. El del caos en el que se mueven los otros personajes. Caos latente y presente que bien el autor de la crítica hace alusión en lo referente a los movimientos migratorios en situaciones paupérrimas y extremas. Ese otro ángulo enfocado desde abajo y entremedio de los habitantes de la tierra es la visión distópica. Sin duda una advertencia. Refleja a las claras un futuro que ya comienza a bosquejarse en el presente con la salud al alcance de unos pocos y la vuelta al trabajo precario. La humanidad ha logrado conquistas que hoy poco a poco comienzan a desarticularse.