Críticas
Las fronteras de la infancia
En los 90
Mid90s. Jonah Hill. EUA, 2018.
La adolescencia, el paso casi mítico de niño a proyecto de adulto, es uno de los temas recurrentes de la narrativa universal. Se mezcla la nostalgia con el momento terrible de la pérdida de la inocencia, cruzando el Rubicón hacia las dudas y los miedos, pero también a una fabulosa época de descubrimientos.
Jonah Hill debuta tras las cámaras con En los 90, sentido retrato de una época, a través de los ojos de un niño que deja de serlo a pasos de gigante y con dramáticas consecuencias. Viaje en el tiempo, en el que aquella década es escenario y excusa, al mismo tiempo, para que Hill bucee en el recuerdo, en los lugares comunes de la infancia pérdida, pero con personalidad y buen pulso, a pesar de los titubeos propios de la puesta de largo.
En los 90 narra la aventura veraniega de Stevie, un chaval de 13 años. Stevie es inseguro, tímido, producto de cierta burbuja artificial construida a su alrededor por su bienintencionada madre (como todos sabemos, el infierno está asfaltado de buenas intenciones). Permanece ajeno al mundo exterior, aferrado a la infancia que colea. Por supuesto, entre las cuatro paredes de una casa en apariencia normal, no son pocos los fantasmas que recorren cada rincón. El chico sufre los abusos por parte de su extraño hermano, tan solitario y frustrado que ha encontrado en la perversa relación de poder sobre Stevie el único modo de afirmarse. Por otro lado, una madre sola, aferrada a los últimos coletazos de la infancia de su pequeño, que, por desgracia para ella, no puede ser eterna.
El incendio está servido, a lo que hay que añadir el exceso de tiempo libre durante las vacaciones de verano. Stevie busca una vía de escape hacia el exterior, algo nuevo y excitante. Siente que es hora de romper los vínculos, de cambiar las sábanas de las Tortugas Ninja por nuevos referentes. Encuentra el camino hacia la novedad en un grupo de chavales algo mayores que él, obsesionados por el skate, que pasan por seres casi divinos a los ojos de nuestra cara inversa de Peter Pan particular. Stevie comienza un viaje algo destructivo, un ligero descenso a los infiernos en los que aprieta el acelerador para crecer mucho más rápido de lo que debería.
Stevie cambia las noches de cine y palomitas con su madre por el vandalismo a pequeña escala, el escarceo con las drogas y el alcohol, y los primeros encontronazos con el sexo. Explosivo brebaje que dinamita el ya de por sí tenso y degradado ambiente familiar.
Hill muestra hechuras de buen director, y apuesta por la sencillez, por un retorno a las formas del cine independiente que, precisamente, hicieron furor durante la década retratada. El mismo formato en el que presenta su película ya es un homenaje a una forma de hacer cine, así que en el aspecto visual es un retorno a las raíces muy agradecido y coherente con las intenciones del director. La ambientación necesaria para dar credibilidad a la idea que sustenta En los 90 se plasma con pequeños detalles. La ropa, la cultura callejera, la explosión del hip hop y el revival punk, la forma de hablar de los chicos protagonistas… Todas las piezas encajan para dejar al espectador buenas sensaciones, la idea de credibilidad del contexto como algo más que una excusa para la nostalgia barata.
El debutante director acierta con el espíritu de la época, combinación extraña entre el no hay futuro y la esperanza del futuro mejor, resaca de los excesivos años 80. Este grupo de chavales son la imagen de esos años de transición, que apuntaban al optimismo del fin de siglo con el vacío existencial. A través de los conflictos de este grupo, tan distinto que está condenado a entenderse, Hill desmonta los mitos de la entrada en la adolescencia con visión de documentalista. Se sumerge en el mundo de sus protagonistas, los sigue con curiosidad casi científica, que se contagia al espectador. La película se conforma a través de piezas, en apariencia, inconexas, pequeñas porciones de vida, cuyo único nexo en común son la pandilla de chavales, con sus propios demonios.
Hill incluso se atreve a crear un remedo de sí mismo en la figura de Fourth Grade, uno de los chicos, armado siempre con su cámara, un soñador que aspira a dirigir su propia película, convertido en el archivo visual de las andanzas del grupo.
En general, En los 90 juega con inteligencia entre el drama y el entrañable costumbrismo del recuerdo. Sin excesivos alardes técnicos, casi en la trinchera, centra el foco en los personajes. Se puede tener cierta sensación de que no ocurre nada a lo largo de la película, pero todas las piezas encajan en el estilo naturalista y urbano de Hill, que además acierta de pleno con la duración de su debut. En una hora y media escasa lanza toda la artillería visual y emocional, sin que dé tiempo a reincidir en lo evidente del mensaje, al mismo tiempo que evita el desgaste de la propuesta visual.
Aún así, está muy lejos de ser perfecta. En el fondo, a pesar de las buenas intenciones y de la sinceridad que hay en la película, es inevitable cierta sensación de que este viaje ya lo hemos hecho con anterioridad. La caída en ciertos clichés de esta clase de narraciones acerca de las fronteras de la infancia hace algo previsible la resolución del conflicto, y la incidencia en unas formas tan determinadas de entender el ritmo por parte de Hill puede tornar en rutina para algunos espectadores.
Hill deja buenas sensaciones con En los 90, a pesar de esos pequeños puntos flacos. Es sincera, honesta, brutal en según qué tramos, incluso incómoda, entrañable en otros. Merece la pena el paseo por la memoria de esos años en los que muchos comenzábamos a dar los pasos para llegar a ser el adulto que hoy somos. Stevie se lanza de cabeza y sin frenos a ese tránsito. Algo importante contado desde lo pequeño. Y se agradece.
Tráiler:
Ficha técnica:
En los 90 (Mid90s), EUA, 2018.Dirección: Jonah Hill
Duración: 84 minutos
Guion: Jonah Hill
Producción: A24 / Waypoint Entertainment
Fotografía: Christopher Blauvelt
Música: Trent Reznor, Atticus Ross
Reparto: Sunny Suljic, Katherine Waterston, Lucas Hedges, Alexa Demie, Na-kel Smith, Olan Prenatt, Gio Galicia, Ryder McLaughlin, Stephane Nicoli, Kasey Elise, Craig Reed, Jerrod Carmichael, Cici Lau
Me gustó el regusto que deja tras verla, sencilla, predecible y sin alardes pero divertida y te devuelve a la época casi fielmente