Críticas

Tiempo de venganza

En tierra de santos y pecadores

In the Land of Saints and Sinners. Robert Lorenz. Irlanda, 2023.

Cartel de la película En tierra de santos y pecadoresLiam Neeson, desde hace unos años, parece anclado en el papel de héroe de acción madurito, una especie de revisión modernizada de los vengadores hiperviolentos capitaneados por Charles Bronson. En estas variaciones sobre el mismo tema hemos tenido películas potables, sagas que se atragantan por exceso, y auténticos tiros en el pie que rozan lo inportable.

En esta su última llegada a los cines, En tierra de santos y pecadores (Robert Lorenz, 2025), recupera este arquetipo, aunque dotado de aire crepuscular y con los suficientes cambios como para resultar atractivo a pesar de la falta de sorpresa.

Lo cierto es que la película firmada por Robert Lorenz se aleja de los explosivos espectáculos de acción, y el director se aferra a la cocción a fuego lento del drama y, sobre todo, de la impenitente resolución del conflicto. Aunque la acción nos traslada a la compleja Irlanda de los años 70, los ecos del western más reflexivo resuenen a lo largo del metraje de una película que sabe manejar de forma excelente las referencias y al mismo tiempo gozar de identidad propia.

No se puede negar, de hecho, la principal influencia en la construcción tanto del personaje principal como del tono de la película. La sombra del cine de Clint Eastwood es muy alargada sobre En tierra de santos y pecadores. No es de extrañar esta reminiscencia, porque Lorenz, ahora convertido en director, ha colaborado con Eastwood en no pocas ocasiones y con gran éxito, en labores de producción y escritura de guion. Por eso no es de extrañar que compartan ciertas formas, ideas y temas en el tratamiento de personajes y construcción de la trama.

La violencia En tierra de santos y asesinos

A pesar de las diferencias geográficas y temporales, no son pocas las conexiones que encontramos con una de las obras maestras de Eastwood, Sin perdón ( Clint Eastwood, 1992). Un hombre que intenta dejar atrás su pasado manchado de sangre, melancólico y atormentado, que se ve abocado a la violencia acompañado de un joven pupilo. Claro está, las comparaciones son odiosas, y la indiscutible película de Eastwood está a años luz de la revisión de Lorenz a temas similares.

Aún así, En tierra de santos y pecadores es una película notable, rodada con gusto exquisito por un tipo que sabe muy bien cual es su oficio y presentada con pulso y coherencia al espectador. No es una película especialmente original, aunque mantiene el tipo con una escritura de diálogos y sensibilidad en los personajes que camufla los clichés.

La acción nos traslada a la convulsa Irlanda de los setenta, bajo la violencia del IRA. Con un atentado de este grupo terrorista comienza la acción, ya que, para ocultar su rastro, los perpetradores se ocultan en un recóndito pueblo. Allí es donde se topan con Neeson, que también tiene su propia historia de pólvora y sangre. Por una serie de acontecimientos, el particular anti héroe de En tierra de santos y pecadores, acabará en enfrentamiento directo con los terroristas, poniendo en peligro la paz del lugar.

En películas con este contexto es fácil caer en lo maniqueo y aleccionador, pero el guion de Terry Loane, y Mark Michael McNally evita este escollo y da a todos los participantes sus razones. No justifica nada, ni hace apología en ningún sentido. Simplemente muestra personas con conflictos internos y un pasado arrasador, que los ha llevado a este punto de no retorno. 

En tierra de santos y pecadores se habla del fanatismo, de lo que estamos dispuestos a dejar por el camino, de la redención y del sentido de la violencia como desencadenante de más violencia. No hay una reflexión excesivamente profunda, pero sí lo suficiente como para que el entorno sea creíble y los personajes relevantes.

Lorenz escoge la calma, la presentación casi idílica de la vida en el campo, pero que también esconde sus secretos. El fantástico plantel de secundarios, con nombres bastante contundentes, rubrica la sensación de paz, de consciente ignorancia respecto a lo que pasa en el resto del país. Paseos, tardes en el pub, vecinos que se conocen de siempre, todo un pequeño cosmos que se ve amenazado por ese monstruo que han decidido dejar atrás.

Liam Neeson en tierra de santos y asesinos

Este tono pausado pero no exento de tensión hace que la escalada final sea especialmente impactante, sin duda lo mejor de la película, pero que solo tiene sentido en el conjunto, en el camino por el que nos ha guiado un director que, como he comentado, conoce los mecanismos de su oficio, sabe que teclas apretar y cuando. Entiende lo que pide la acción, y usar la violencia como catarsis y punto de ruptura.

Así que tenemos una película que no pasa a la historia, pero tiene sabor clásico, está dirigida con gusto y tiene actuaciones más que convincentes. En su contra, falta contundencia, algo de pasión que haga redonda la propuesta, que peca de cierta complacencia a pesar de los intentos de disfrazar los lugares comunes.

En todo caso, Liam Neeson sigue en su zona de confort a sus 71 años, en la piel de este tipo duro al que no dejan envejecer.

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Ficha técnica:

En tierra de santos y pecadores (In the Land of Saints and Sinners),  Irlanda, 2023.

Dirección: Robert Lorenz
Duración: 106 minutos
Guion: Terry Loane, Mark Michael McNally
Producción: Facing East Entertainment, RagBag Pictures, London Town Films, Saga Film, Bleiberg Entertainment
Fotografía: Tom Stern
Música: Diego Baldenweg, Lionel Vincent Baldenweg, Nora Baldenweg
Reparto: con Liam Neeson, Kerry Condon, Jack Gleeson, Ciarán Hinds, Colm Meaney .

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