Entrevistas
Entrevista a Elena López Riera, directora del cortometraje Pueblo
Elena López Riera es Doctora en Comunicación Audiovisual por la Universitat de Valencia y diplomada en un máster de Comisariado en Prácticas Culturales y Nuevos Medios, además de ser también ensayista y cineasta. Ha sido profesora asistente de Cine y Literatura Comparada en la Universidad de Ginebra. Es miembro del colectivo Lacasinegra. Pueblo es el cortometraje que presentó en el pasado Festival de Cine de Sevilla. Después de ser seleccionado en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, se ha podido ver también en Filmadrid. EL ESPECTADOR IMAGINARIO ha hablado con ella acerca de su corto.
Raúl Liébana (RL): En primer lugar, enhorabuena por la extraordinaria trayectoria del cortometraje. Sevilla, Cannes, ahora Filmadrid ¿Cómo lo valora?
Elena López Riera (ELR): Pues, la verdad es que estamos todos muy contentos, el proceso de preparación de Pueblo ha sido largo y duro, así que la mejor recompensa para todo el equipo es que el corto pueda participar en festivales.
RL: A diferencia de películas como El futuro y Sueñan los Androides, no rastrea el pasado ni el futuro. En Pueblo hay un presente desalentador, ¿qué era lo que le interesaba de la vuelta a España de ese chico que se marchó a París?
ELR: Bueno, la verdad es que la historia y el origen de Pueblo tienen mucho que ver con mi experiencia personal. Hace años que me marché al extranjero y desde entonces voy arrastrando la sensación de que me fui sin haberme ido del todo… De esta relación complicada de proximidad y lejanía con todo lo que se supone que forma parte de tu cultura, nació la idea de Pueblo. Lo del desaliento ya podemos discutirlo… mucha gente me ha dicho eso, pero yo no quiero pensar que lo que nos queda es desalentador, puede que duro, pero no desalentador.
RL: En este sentido, hay algo en el rostro del actor protagonista del corto, Rafa Alberola, que transmite un cierto pesimismo, ¿es así como ve a una determinada generación de jóvenes ahora mismo, con pesimismo, sin salida y, de algún modo, paralizados como parece estarlo el personaje?
ELR: Esta respuesta es un poco una continuación de la anterior. Yo veo un rostro desplazado, quizá ausente, que no encuentra su lugar de anclaje, porque quizá ya no lo tiene o porque quizá no lo quiere, pero no veo pesimismo. Creo que a veces las cosas que vivimos nos hacen marcar una distancia, pero esto no significa que estemos paralizados ¡no debemos estar paralizados!
RL: ¿Cree que en el cine español están surgiendo determinados cineastas y se están haciendo determinadas películas que pueden ir a contracorriente de esta idea o falta camino por recorrer?
ELR: Creo que falta camino por recorrer en el cine español y en todos los cines, ¡afortunadamente! Si pensáramos que está todo hecho, sí tendríamos un panorama desolador. Estos últimos años no sólo han surgido películas increíbles y hemos asistido a la consolidación de algunos cineastas españoles como nombres de referencia internacional, sino que ha aparecido un tejido muy estimulante de gente que colabora, que dialoga, que intercambia y que además cree en lo que está haciendo. No sé si es un movimiento, una generación, un hecho circunstancial o el fruto del azar más absoluto, pero está claro que algo está pasando y que es algo muy bueno. Yo me alegro de que cada vez haya más películas españolas que tengan presencia en el panorama internacional de festivales y de crítica, y no precisamente gracias a la ayuda institucional, si no, en muchas ocasiones, a pesar de ella.
RL: Aunque está impregnada de dosis de humor, la escena de la cancha de baloncesto se revela como uno de los pilares de la historia, ¿cómo la concibió?
ELR: Pues la concebí con el guionista del corto que también es el protagonista, Rafa Alberola. Para mí, la adolescencia en mi pueblo era ir al parque, echar un partido o sentarse a comer pipas mirando a los otros jugar. Después pensamos que era una buena excusa para poner en escena la tensión que se produce entre los dos amigos, esa sensación de amor-odio… y que quizá podía funcionar hacerlo de forma física. Después nos salió algo más burlesco en el rodaje y nos hizo mucha gracia pasar así, a lo bestia, de lo cómico a lo dramático.
RL: El corto empieza con una cierta euforia, en la discoteca, donde el protagonista baila. Sin embargo, esto da paso a un tono y un tratamiento casi fantasmal del mismo. Al final, no deja de vagar de un lado hacia otro, sin un rumbo, sin un destino, sin un objetivo. ¿Por dónde cree que pasaría una posible solución de la situación que atraviesa esta generación?
ELR: ¡Uff, menuda pregunta! No lo sé, ni siquiera sé si este corto habla de una generación o solo de lo que me pasa a mí con mis amigos. La verdad es que no sé qué decir, si creyera tener una solución haría política o montaría una secta.
RL: En la primera parte del corto, la cámara se encuentra muy cerca de los personajes. Hay primeros planos (el baile inicial, la secuencia del cuarto de baño, la de la historia del chico atropellado, etc.); sin embargo, a medida que el corto avanza, la cámara toma distancia y se aleja de ellos. ¿Era esta su intención?, ¿cómo planificó la puesta en escena?
ELR: La verdad es que no sabía muy bien si iba a funcionar, porque hay valores de cuadro muy diferentes, es verdad, desde los planos muy, muy cerrados sobre los cuerpos, hasta planos generales muy abiertos de algunos espacios. No soy una persona muy cerebral, así que me fui guiando en cada secuencia por intuiciones o por cosas que me gustaban del paisaje, de los personajes… En este sentido, el director de fotografía, Giuseppe Truppi fue un elemento esencial, ya que hablamos mucho antes del rodaje sobre los referentes que nos gustaban.
RL: En Pueblo hay pasos de Semana Santa y toda la solemnidad propia de estos actos ¿Por qué la Semana Santa? ¿Qué le interesaba reflejar a través de ella?
ELR: Pues, esto sí que no lo sé, creo que debería hacerme un psicoanálisis, porque seguro que hay una razón que lo explica. Lo que sí sé es que me interesa mucho todo lo que tiene que ver con las manifestaciones y los rituales religiosos, como me he criado en un pueblo donde la Semana Santa tiene mucha importancia, supongo que de alguna manera mis recuerdos estaban muy unidos a ella, pero la verdad es que la Semana Santa no tiene una relación directa con la historia que cuenta Pueblo.
RL: ¿Muestra por algún motivo especial el plano final, con el chico mirando a cámara?
ELR: Ese era el único plano que tenía claro desde el principio del montaje. La verdad es que antes de rodar no sabía que la Semana Santa ocuparía tanto lugar, pero cuando descubrimos los brutos en el montaje, nos dimos cuenta de que la mirada que la gente de mi pueblo me devolvía era muchísimo más potente que la que yo pudiera tener sobre ellos, por eso decidimos acabar con ese plano.
RL: ¿Trabaja en algún proyecto nuevo?
ELR: De momento estoy intentando digerir todo lo de estas últimas semanas y, poco a poco, pensando en alguna cosilla pero no tengo prisa, teniendo en cuenta lo que tardo en sacar un proyecto adelante, puedo pasarme cuatro o cinco años pensando.