Entrevistas
Entrevista a Samuele Sestieri y Olmo Amato, directores de The Bear Tales
Si Rotterdam es un paraíso en el que dejarse llevar viendo películas que probablemente nunca se podrán encontrar en otro lugar, una vez fuera de ahí, es gracias a la selección de filmes como The Bear Tales que garantizan que este festival siga manteniendo intacto su prestigio y su capacidad de sorprender. The Bear Tales (I racconti dell’orso) es una fábula onírica con tintes de ciencia ficción, realizada por Samuele Sestieri y Olmo Amato. La película atesoraba varias selecciones en otros festivales (como el de Turín), antes de su llegada a Rotterdam.
The Bear Tales es una fábula sobre el sentido de la vida. La búsqueda incesante en un mundo enrevesado que ha sido devastado y en el que no queda nada ni nadie. Todo ha desaparecido y en él solo viven los dos protagonistas, que inician un viaje iniciático. La búsqueda de un mundo mejor, el paso a una edad adulta, el punto de vista en la narración cinematográfica, todos son temas presentes en esta película, que no tardó en encontrar su significado dentro de la programación de la última edición del Festival de Rotterdam.
Samuele Sestieri (Italia, 1989) estudió guion y dirección en ACT Multimedia en Roma. Ha escrito, dirigido y editado varios cortometrajes. También es crítico de cine en diversos sitios web: fundó el blog Schermo bianco y es uno de los redactores jefe de la revista Point Blank.
Olmo Amato (Italia, 1986) es licenciado en Neurobiología por la Universidad de Roma La Sapienza. Es fotógrafo profesional y fabricante de vídeo, está involucrado, entre otras cosas, en la posproducción y la enseñanza digital. También creó el archivo fotográfico de la Fundación Alberto Moravia.
EL ESPECTADOR IMAGINARIO ha realizado una entrevista a ambos directores, que llenos de ilusión por hacer cine, nos hablan de aspectos como su organización durante el rodaje en los parajes finlandeses.
Raúl Liébana (RA): El proyecto se financió mediante crowdfounding. ¿Fue muy difícil conseguir la financiación necesaria para acabar la película?
Olmo Amato/Samuele Sestieri (OA-SS): El crowdfunding llegó casi al final del filme, necesitábamos dinero para poder completar la posproducción. Todos los gastos los afrontamos nosotros y nuestras familias. Nunca es fácil rodar un filme sin dinero, pero éste fue nuestro principal desafío. El objetivo, un poco loco, era demostrar que una película se puede hacer, más allá de la lógica productiva común. Nos interesaba poder transformar todos los límites económicos en auténticos recursos. Rodamos e interpretamos The Bear Tales con solo dos personas. Y durante el rodaje, obviamente, fuimos más libres que nunca.
RL: En este sentido, tan limitados fueron los recursos que ustedes se tuvieron que encargar del sonido, la cámara, el montaje e interpretar los dos papeles principales. ¿Nos pueden contar cómo fue el proceso llevado a cabo durante los catorce días que duró el rodaje en los paisajes desiertos escandinavos?
OA-SS: En realidad, nuestro viaje duró cuarenta días. Nos gusta definir The Bear Tales como un diario de viaje, porque todas las cosas que podéis ver en la pantalla, es exactamente lo mismo que nosotros veíamos por primera vez. No hubo ninguna inspección previa del lugar, ninguna escritura, ningún tipo de prueba: abrimos el film a la casualidad y a las eventualidades. Si, mientras conducíamos en la autopista, veíamos un campo lleno de espantapájaros, frenábamos , tomábamos la cámara y comenzábamos a filmar. Fue siempre así. Rodar en los bosques, en cambio, es una experiencia tan increíble como estresante: en el mes de junio, Finlandia se invade por nubes de mosquitos. Podemos asegurarles que tratar de hacer una panorámica con el brazo cubierto de mosquitos es realmente una empresa difícil. Nos arrastramos por el suelo, nos sumergimos en el agua, escalamos colinas y guiamos barcos. Podemos decir que aprendimos muchísimas más cosas sobre cómo se hace un film en cuarenta días, que en meses o años de estudios académicos o de enormes tomos sobre cine.
RL: ¿Qué les unió y les llevó a rodar juntos la película?
OA-SS: Probablemente, nació primero la idea del viaje que el film. Teníamos el deseo de evadirnos de la rutina cotidiana romana, de sumergirnos en sitios completamente diferentes de los que solíamos ver. Antes de partir, teníamos sólo la idea de hacer un cortometraje. Después, una vez que iniciamos el rodaje en Finlandia, el film se liberó, se transformó en otra cosa. No había una verdadera línea narrativa, pero las situaciones en las que nos encontrábamos, las personas que conocíamos, los sitios que veíamos, todo influyó sobre el film y, cada vez, le hacía tomar direcciones diversas. La idea básica era simplemente la de un mundo abandonado donde solo quedaban huellas de los hombres. Los dos personajes, un monje mecánico y un hombrecito rojo se perseguían uno al otro, como los dos protagonistas de una fábula, probablemente por aburrimiento, quizás porque no tenían nada más que hacer. La idea del osito la tuvimos más tarde, ya de viaje, de golpe nos dimos cuenta que la historia que queríamos narrar no era más que una pequeña historia de amor. Nos gustaba que estas dos soledades tuvieran aún deseo y necesidad de cuidar a un tercer personaje y trataran desesperadamente de reconstruir algo así como un núcleo familiar. En el fondo el tema principal de The Bear Tales es la soledad junto a la nostalgia por un mundo que ya no existe. Pero también nace el tema del juego como última esperanza de la humanidad: si todo ha desaparecido y tienes el mundo entero para ti, no queda otra cosa que hacer que divertirse.
RL: En un sentido más práctico, la película la han dirigido ustedes dos y aunque os dirigíais a ustedes mismos, ¿Qué ha supuesto codirigir esta película? ¿Cómo se organizaban?
OA-SS: Rodar entre dos fue muy fatigoso. Se trataba de llevar hasta el final una gran e inconsciente aventura. Es cierto que tuvimos problemas. Está claro que si tienes que recitar un papel y filmar, siendo solo dos personas, es realmente difícil. Tuvimos que inventar continuamente soluciones que nos permitieran superar todos los problemas prácticos que se nos iban presentando. Y cuando los dos estábamos en el campo… bueno, dejábamos el trípode en el suelo, con el metro calculábamos las distancias y con las primeras ramitas que encontrábamos en el piso, delimitábamos el campo de acción. Claramente, siendo amigos desde hace años y conociéndonos muy bien, sabíamos reconocer los límites, el cansancio y los problemas del otro y compensarnos mutuamente. Afortunadamente, no solo no nos matamos uno al otro, sino que logramos terminar el rodaje de la forma más serena posible.
RL: En la cinta, la niña parece buscarse a sí misma o parece buscar algo mejor. ¿Qué querían expresar a través de esta película experimental?
OA-SS: Seguramente, desde el punto de vista cinematográfico, la idea de un cine diverso, privado de escritura y realizado a partir de una construcción continua que progresa sin eso. Un cine que encuentra su única estructura, o aún mejor, su única escritura durante el montaje. Filmar de esta forma significa aliviar toda la pesada maquinaria cinematográfica, reencontrar la libertad en la propia pobreza. Hacer cine así vuelve a ser un juego, un descubrimiento. Nos sentíamos como dos exploradores durante la búsqueda de un tesoro escondido. Y ese tesoro, era justo las imágenes que terminábamos encontrando. Desde el punto de vista más temático-narrativo, queríamos narrar la necesidad innata del otro, el deseo de poder reconstruir una familia aún cuando se ha llegado al fin del mundo. Finalmente, la idea primitiva que los personajes de la fábula, los héroes de nuestra infancia, siguen viviendo en otro mundo, también cuando los niños se despiertan del sueño y se vuelven adultos.