Críticas
Ingenuidad no impostada
Espíritu sagrado
Chema García Ibarra. España, 2021.
El primer largometraje de Chema García Ibarra es producto de la consecución lógica y coherente de su cine, una extensión sin fisuras de sus trabajos previos. No solo en cuanto a sus temáticas recurrentes en las que lleva lo doméstico a la ciencia ficción, el esoterismo y el misterio, sino en su forma de hacer cine, porque esto también es determinante para cuestiones artísticas como la estética y la narrativa visual. No es casual que detrás de la cinta se encuentre Jaibo Films, productora de cine independiente que ha apoyado a otros reconocidos directores de la Comunidad Valenciana con un gran potencial creativo, como Adán Aliaga (El cuarto reino, 2019) o David Valero (Los increíbles, 2012), que comparten la misma filosofía cinematográfica, basada en el manejo exquisito de los recursos que tienen a su alcance. Realizadores que como García Ibarra han rodado a lo largo de su trayectoria con actores no profesionales. Para el director ilicitano, esta manera de trabajar le permite conseguir una naturalidad e ingenuidad no impostada y poder articular de manera específica ciertos matices en la interpretación, que están por encima de la corrección de los diálogos y el rigor en la puesta en escena. Es esa imperfección buscada su seña de identidad.
Sus personajes, a veces, se desplazan delante de la cámara de manera casi robotizada y parecen incapaces de pronunciar las palabras con alguna entonación que muestre cualquier emoción, como si acabasen de bajar de una nave espacial o estuviesen leyendo, pero sin hacerlo. Es habitual encontrar en sus cintas a personajes que leen una misiva dejada por alguien que ha desaparecido de manera fortuita. La desaparición ligada a un misterio casi paranormal también se encuentra en el epicentro de Espíritu sagrado, la de una niña de unos diez años llamada Vane. El film da comienzo cuando ya se ha producido la desaparición y vemos a Vero, su hermana gemela, en el colegio, mientras lee un texto donde explica lo que es para ella el bautismo. Luego la vemos sentada en el sofá de su casa, junto a su madre, quien está siendo entrevistada por una periodista de la televisión local para pedir la colaboración ciudadana en la búsqueda de su hija. Desde este comienzo, de apenas tres minutos, se asientan las bases del tratamiento a través del cual se va a desarrollar la película: irreverencia y el misterio de lo que puede llegar a ser un thriller, aderezado todo con un humor caricaturesco que, por momentos, causa perplejidad y la sensación de que cualquier cosa es posible. En definitiva, lo que siempre ha perseguido Ibarra García con sus historias: retratar eso que trasciende en el día a día de nuestra cotidianeidad como seres humanos, desde lo cómico y lo cósmico.
El resto de la trama, por momentos, adquiere más importancia que la propia desaparición de «la Vane». José Manuel, el tío de las niñas gemelas, se queda al cargo de Vero, mientras su madre, inmersa en la búsqueda de su otra hija, debe viajar a Turquía para seguir el rastro de la investigación. José Manuel trabaja en un bar y además es miembro de una asociación ufológica llamada «OVNI Levante», la cual organiza reuniones semanales dentro de una agencia inmobiliaria. Esta pequeña comunidad está compuesta por seres solitarios cuya unión es como un oasis emocional, aunque el modo en que conciben la existencia y sus enigmas parece estar muy en la línea del sentir generalizado del lugar. Tras la muerte de Julio, principal integrante de la asociación, José Manuel pasa a ser responsable de un secreto ancestral y encargado de llevar a cabo una difícil misión, crucial para el destino de la Humanidad. Esta encrucijada se va desarrollando y, de forma paulatina, el tono del film va tornando a una nueva esfera.
La elección de rodar en 16mm y su textura de colores apagados funciona en conjunto con una selección musical, encabezada por el cover en español de Zombie, de Los Sobraos, clásico esperpéntico de los 90, que nos sitúa con más fuerza aún en ese microcosmos levantino que nos retrotrae a un costumbrismo rancio que cae por sí solo en la parodia. Porque el clímax y punto de inflexión llega cuando suena ese tema, mientras José Manuel y su sobrina montan en una atracción de feria, como colofón de lo que será una noche que pasará a la historia, a partir de la cual nada será lo que parece. García Ibarra apuesta por una resolución arriesgada cuando lo esotérico da paso a una intriga que se adentra en terrenos pantanosos mucho más serios. Los recursos y códigos propios del género constituyen el grueso del film, pero se articulan como trampantojo. Y es aquí cuando García Ibarra no solo pasa de lo cotidiano a la ciencia ficción, sino que en un paso más allá, transforma lo fantástico en real.
Tráiler:
Ficha técnica:
Espíritu sagrado , España, 2021.Dirección: Chema García Ibarra
Duración: 97 minutos
Guion: Chema García Ibarra
Producción: Coproducción España-Francia-Turquía; Apellaniz & De Sosa, Jaibo Films, La Fabrica Nocturna Cinéma, Teferruat Film
Fotografía: Ion De Sosa
Reparto: Nacho Fernández, Llum Arques, Joanna Valverde, Rocío Ibáñez