Críticas
Inmortal Eva
Eva no duerme
Otros títulos: Eva doesn't sleep.
Eva no duerme. Pablo Agüero. Argentina, 2015.
Una de las historias más increíbles y cinematográficas que existen es la del cuerpo desparecido de Eva Perón, que no había sido contada en el cine nunca antes. «El símbolo de Evita es lo que me interesa, no el debate político partidario”, lo tiene muy claro Pablo Agüero, el director de Eva no duerme, una película más experimental que mainstream. El título expresa genialmente el drama de Evita, a quien no dejan descansar en paz hasta casi veinticinco años después de una muerte prematura por cáncer, en 1952, a la edad de 33 años. La muerte fue tan trágica como el sino de su cuerpo embalsamado, desaparecido durante un cuarto del siglo. Después de años en el exilo europeo, el cuerpo de Evita volvió a la Argentina y fue enterrado en una tumba tan segura que, al parecer, podría aguantar un ataque nuclear, mientras que su mito y su historia trágica están todavía muy presentes en la mente de la gente, no solo en la Argentina, donde, Agüero admite, sigue siendo la figura política más poderosa, sino también en el resto del mundo. Agüero es muy consciente de esto, pero en vez de contar la historia detallada del secuestro del cadáver y su recorrido, que podría resultar demasiado densa a los espectadores, ha querido ofrecernos algo nuevo, que nos sorprenda.
Por está razón, el realizador eligió un modo narrativo elíptico, que le permite demostrar esa gran historia en solo tres partes. “La estructura tiene que ver con varias selecciones que nacen en lo ético y terminan en lo estético”, explicó Agüero en la rueda de presa en el 63º Festival de San Sebastián. “No quería hacer una pintura vasta y detallada de la historia, sino omitir ciertas partes de la historia real, que son más inverosímiles que la propia ficción, y a veces demasiado sórdidas, y preferí no mostrarlas”. Los tres episodios que lo componen son El embalsamador, El transportador y El dictador, dedicados al anatomista Pedro Ara (Imanol Arias), al coronel Carlos Eugenio Moori Koenig (Dennis Lavant) y al general Pedro Eugenio Aramburu (Daniel Fanego), este último en los interrogatorios y su ejecución, todos conectados por el relato del almirante Emilio Eduardo Massera (Gael García Bernal).
El papel de Bernal, aunque no sea muy extensivo, es, sin duda, sumamente muy intenso. Aunque Agüero afirme que en lo que respecta a la elección de los actores intentaba ir en contra de los clichés, proponiendo a un hombre simpático como Bernal para interpretar al más sanguinario, en pocas escenas el actor logra demostrar una obsesión misógina de Massera, que pretende borrar la memoria de Evita. Responsable por orquestar la “guerra sucia”, una de las épocas más oscuras en la historia de la Argentina, no pudo descansar hasta que Eva fuera enterrada bajo seis metros de cemento. Massera es interpretado por Bernal como un escalofriante personaje psicópata, desalmado y despiadado.
Lo destaca del filme de Agüero es la experiencia que lo acerca más al teatro que al cine. Aparte de unas imágenes de archivo, que Agüero utilizó para demostrar la fuerza del amor que tenía la nación para su Primera Dama, las tres partes tienen lugar en espacios cerrados y los personajes se mueven como si estuvieran en el escenario. En particular, dos elementos de esta teatral mise-en-scene crean un ambiente de misterio, inquietud y obsesión con la figura de Evita y lo que ella representa, así como con su cadáver; un ambiente fantasmal, siniestro, incluso, según algunos críticos y espectadores, espeluznante, y en las palabras del director, fantasmagórico y onírico. El primer elemento es la iluminación, especialmente el uso extenso del claroscuro, a través, por ejemplo, de la luz de las velas; el segundo, el más importante, es el cadáver embalsamado de Evita, encarnado por la joven Sabrina Macchi. “La actriz tuvo que hacer ejercicios de yoga y seguir una alimentación especial para lograr la inmovilidad absoluta, [al igual que] otras [actividades] más “espirituales”, orientadas a lograr en su rostro expresiones profundas e intentar cargarlo en cierto sentido del espíritu de Evita”, explica el director. Agüero no tiene miedo de exponer el cuerpo de la “bella durmiente” a los espectadores, algo a lo que no estamos acostumbrados a ver en el cine para. Vemos el cuerpo de Evita antes y después de su embalsamamiento, mientras el doctor Ara hace su trabajo y en el ataúd con tapa de cristal, o durante el transporte, cuando el joven soldado descubre lo que contiene la caja que están llevando en el camión. Para un espectador medio ver tomas largas de un cadáver, además, embalsamado, y de una figura como Evita, no es algo muy común. Es una experiencia escalofriante, perturbadora y desconcertante, pero a la vez, de una forma rara, fascinante. Solo el cine nos lo permite. Demostrando esta obsesión y fascinación de los protagonistas con el cadáver mítico, la película juega con la idea de la necrofilia, caracterizada por una atracción sexual hacia los cadáveres, pero eso sí, es innegable que la presencia del cuerpo de la hermosa Evita, en muy poco planos, pero intensos, es lo que hace de la película una experiencia absolutamente inolvidable e imposible de borrar de la memoria.
Hasta la fecha, el filme de Agüero ha obtenido varios premios, tales como el Premio de la sección Cine en Construcción y el Premio Cine+ del 27º Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse, Grand Prix Spadin 2012 al Mejor Guión o el Premio al Desarrollo del Festival de Ameins en 2012. En lo que respecta a los espectadores, en el ultimo Festival de San Sebastián generó opiniones distintas. Definitivamente, es una película grande y valiente en sus ambiciones estéticas y narrativas, una cinta sorprendente e inolvidable. Ver este tipo del cine, siempre merece la pena.
Trailer:
Ficha técnica:
Eva no duerme / Eva doesn't sleep (Eva no duerme), Argentina, 2015.Dirección: Pablo Agüero
Guion: Pablo Agüero
Producción: Jacques Bidou, Marianne Dumoulin
Fotografía: Ivan Gierasinchuk
Música: Valentin Portro
Reparto: Gael García Bernal, Denis Lavant, Imanol Arias, Daniel Fanego, Miguel Ángel Solá
Muy buena producción me gustó mucho Felicidades
Por momentos me parece estar leyendo el libro Santa Evita.