Críticas
Niveles
eXistenZ
David Cronenberg. Canadá, Reino Unido, 1999.
La realidad en cuanto elemento en el cual estamos situados tiene, desde un punto de vista filosófico, una serie de conceptos de carácter metafísico que manifiestan la dificultad de expresarla clara y rotundamente. Desde la cuestión de la cueva de Platón hasta los pensamientos de Descartes con su imposibilidad de decir qué es lo que es efectivamente real, los filósofos nos ayudan a ampliar nuestra manera de analizar el mundo que nos rodea, hasta derrumbando lo que creemos ser elementos fijos e inamovibles. Sin embargo, la cuestión de la realidad en cuanto elemento único es puesta en entredicho también por la ciencia, la cual nos lleva a pensar en los diferentes puntos de vista según el tipo de ojos (los de los insectos, por ejemplo, no son como los de nosotros, los simios evolucionados), como también en las posibilidades que los mundos paralelos (¿infinitos?) comportan en relación con el concepto de unicidad de nuestra existencia. La sociología, obviamente, tipo de ciencia de carácter más humanista, se inserta en este discurso y estudia otro tipo de realidades diferentes en las que nos sumergimos, como puede ser la de los libros, de los filmes o, desde algunas décadas, la de los videojuegos.
En el caso de eXistenZ, película de 1999, la estructura narrativa crea una serie de elementos diferentes capaces de enlazar entre ellos y el espectador un discurso de tipo no solo filosófico y sociológico, sino también político y cultural. La definición de realidad, de hecho, es aquí el punto de partida para un análisis capaz de manifestar el malestar psicológico que los diferentes niveles de lectura y uso de lo real o de lo ficticio comportan; este malestar, obviamente, no quiere llevar a un juicio negativo, sino a que nos demos cuenta de la dificultad implícita de construir mundos que, en su consistencia, no nos permiten tener una visión correcta de lo que, en definitiva, tendríamos que llamar lo concreto, lo tangible. La voluntad por parte de Cronenberg de mostrar diferentes niveles, entonces, supone un acto de complicación en relación con el proceso de lectura crítica del texto fílmico, no tanto en lo que a la estructura narrativa se refiere, sino en el conjunto de significados que se amontonan a través de las imágenes.
La religiosidad, elemento fundamental de esta película, nos enseña el cambio de rumbo que se inserta en una sociedad en la que se intenta escapar de la realidad de un mundo con el cual no estamos en grado de convivir. Se supone, entonces, que lo ficticio, el universo irreal hacia el cual se dirigen los jugadores de eXistenZ, tiene mayores atracciones, lo cual comporta una idealización extrema hasta cruzar el límite de la idolatría: más que un simple paraíso accesible a todos (o casi), el mundo irreal de eXistenZ es efectivamente una experiencia inolvidable capaz de arrebatarnos de nuestra realidad para que nos insertemos para siempre en los intersticios del ciberespacio. Lo que esto supone, por supuesto, es la posibilidad de convertirnos en los héroes de este juego, lo cual lleva a tener una visión del propio “yo” que subraya aquel valor de unicidad del cual no podemos jactarnos en nuestra vida cotidiana.
El resultado final de eXistenZ no es simplemente una película sobre el significado de lo que es, en nuestro mundo, el elemento social y cultural al que llamamos “videojuego”, sino un análisis profundo de sus mecanismos y del valor personal que se manifiesta en la voluntad de escapar de nuestra realidad y convertirnos en los protagonistas de una aventura ficticia. La conexión entre el placer sexual biológico y el placer extradimensional del ciberespacio se entremezcla así para dejar al espectador en una situación de pérdida de certezas y de aumento de dudas hasta una final que pone en marcha otro nivel de realidad (sin saber, efectivamente, de qué tipo de realidad estamos hablando). El resultado es una película que, como en el caso del discurso general cronenberguiano, quiere entablar un diálogo sobre el concepto mismo de ser humano, de lo que nos hace ser lo que efectivamente somos, y de las implicaciones biológicas entre los diferentes elementos que ocupan un lugar de primera importancia en la sociedad presente. ¡eXistenZ ha muerto, que viva eXistenZ!
Ficha técnica:
eXistenZ , Canadá, Reino Unido, 1999.Dirección: David Cronenberg
Duración: 97 minutos
Guion: David Cronenberg
Producción: David Cronenberg, András Hámori, Robert Lantos
Fotografía: Peter Suschitzky
Música: Howard Shore
Reparto: Jennifer Jason Leigh, Jude Law, Ian Holm, Don McKellar, Callum Keith Rennie, Sarah Polley, Robert A. Silverman, Christopher Eccleston, Willem Dafoe