Crispian Mills, cantante del grupo Kula Shaker, y Chris Hopewell, realizador de videoclips y cortometrajes, aúnan su creatividad en el largometraje A Fantastic Fear of Everything. Una comedia con múltiples elementos relacionados con el mundo de las ensoñaciones, el superrealismo y los temores más irracionales.
Jack es un escritor de libros infantiles que quiere iniciarse en el mundo del cine con un proyecto sobre los asesinos en serie. Su implicación para la preparación de ese guion es tan grande que de repente todo su mundo interior empieza a manifestarse en forma de fobias y miedos que le irán exponiendo a situaciones en las que se verá atrapado. El camino para encontrar una solución a la paranoia de la que es protagonista le hará enfrentarse a sus miedos más olvidados.
Porque es cierto que casi todos los miedos que hemos desarrollado o desarrollaremos a lo largo de nuestra vida, muy seguramente resulten absurdos para los demás, pero para nosotros, pobres víctimas, tienen un peso tan grande que nos sentimos incapaces de racionalizarlos y desprendernos de ellos. Su explicación, tal vez podríamos saberla con algunas sesiones de psicoanálisis y casi todos tendrían su origen en nuestra más tierna infancia. Estas aprehensiones, de una u otra manera, limitan nuestra vida y pueden someternos a situaciones de estrés y pesadilla, hasta convertirnos en seres conspirativos. Todo esto, llevado al extremo por el magnífico Simon Pegg, en un relato que retrata muy bien la angustia de su protagonista y que está formulado a base de numerosos gags, casi siempre hilarantes y con referencias al terror clásico más british, que van desde ciertas reminiscencias del cine de Alfred Hitchcock a los relatos de Edgar Allan Poe o la idiosincrasia del investigador más famoso de los cuentos de Arthur Conan Doyle. Todo esto con una banda sonora muy movida que se encuentra momentos estelares en algunas escenas.