Muestras, Festivales y Premios
FICXixón 49. Festival Internacional de Gijón 2011
Los orígenes del Festival como un certamen de cine para la infancia y juventud siguen siendo patentes en esta última edición, a través de los contenidos mayoritarios que han podido presenciarse en la selección de películas proyectadas en su 49 edición. El FICXixón es uno de los eventos cinematográficos españoles de mayor consolidación y una cita ineludible para el aficionado que quiera acceder a películas lejos de los estándares mayoritarios. Cine europeo arriesgado, cine independiente y cine español que se distancia notablemente de las líneas maestras que imperan en nuestra cinematografía. No sería pertinente hablar del Sundance español, en cuanto el de Gijón lleva más tiempo en circulación y carece de mercado, el principal motor del norteamericano. No obstante, eso no evita, por ejemplo, que Terri, la cual llegaba sin distribución, haya encontrado comprador para poder estrenarse en España.
A un nivel personal llevaba tiempo acariciando la idea de visitarlo, y puedo confirmar que las expectativas han sido cumplidas y el resultado gratamente satisfactorio. Para los que estamos obligados a hacer un seguimiento completo, es, posiblemente, en el que más fácil se te ponen las cosas. Está perfectamente organizado, cuenta con unos horarios asumibles y funciona con una rigurosidad necesaria. Los diversos pases de los films están muy bien programados. De tal manera, que permiten hacerse un planning ajustado, pudiendo alcanzar aquello que uno se propone ver. Sin el gigantismo de otros, pero con la suficiente y cuidada oferta, para que nos vayamos con la sensación de que no le falta ni le sobra nada. Como buen acontecimiento cultural que dinamiza la ciudad que lo alberga, no sería justo limitarse a la idea de que se trata simplemente de una sucesión de proyecciones de películas difícilmente accesibles en la exhibición mayoritaria. Eso sería el órgano rector, pero no son menos importantes los lazos que establece con la escena musical. Cada día se celebran fiestas nocturnas con conciertos en directo, aparte de las mini-sesiones de DJs, que sirven de espera amenizada de los pases nocturnos en el Teatro Jovellanos. Asimismo, FICXixón cuenta con una notable dimensión pedagógica, a través de su sección Les enfants terribles, donde se organizan proyecciones matinales para grupos escolares. Por supuesto, tampoco faltan las ruedas de prensa y cafés distendidos con los realizadores invitados de la gran mayoría de largometrajes de la Sección Oficial y Rellumes.
En estos tiempos en los que solo se habla de recortes desde las instituciones gubernamentales, el Jurado desea mostrar su apoyo al Festival Internacional de Cine de Gijón por su inestimable y necesaria labor en defensa del cine independiente. Podemos constatar que la ciudad responde muy positivamente a la convocatoria. Uno no cree que pueda volver a ver una cola quilométrica para ver una película tan poco convencional y tan personal como Faust (agotó sus entradas en los dos pases). Por lo que, siendo un bien cultural constatado, que genera ingresos y proporciona un servicio de ocio con contenido inestimable, se hace imperativo defender propuestas como la de FICXixón.
En cuanto a lo propiamente cinematográfico, en esta edición, en riguroso estreno en España, se podía acceder a la última ganadora del festival de Venecia, la ya citada Faust de Alexandr Sokurov, una orgiástica y abigarrada propuesta formal que servía de soporte para una interpretación libre del mito creado por Goethe, y que ha acabado con el premio Gil Parrondo a la mejor dirección artística.
Además, muy tempranamente se pudo ver el film que Francia presenta a los Oscars, Declaración de guerra, que se ha alzado con el Premio Principado de Asturias a mejor película, junto con el de mejor actor y actriz. Desde que la vimos, no solo se alzó como nuestra favorita (pasaron películas pero siguió fija en nuestra preferencia), sino que la consideramos una de las mejores del 2011. La habilidad con la que aborda un tema tan duro como el cáncer infantil, desde la experiencia personal directa de los actores (ella dirige y los dos escriben el guión), merecía tal reconocimiento. Lo contrario hubiese sido un despropósito. La película francesa comparte crédito con El estudiante, un tratado quirúrgico sobre la (mala) praxis política, circunscrita al ámbito universitario. Además obtuvo el premio al mejor guión y el Premio del Jurado Joven.
Expectación generó L’Apollonide un retrato estilizado e hipnótico de un prostíbulo del siglo XIX, la cual fue vista en Cannes. Bertrand Bonello, su director, contaba con una retrospectiva que permitía dar a conocer a un realizador inédito por estas lides. Otro que contaba con un ciclo, Michael Glawogger, metía la cámara donde nadie, para hacernos un dibujo de la aldea global, a través de su mirada documentalista de la prostitución en lugares como Tailandia, India o México. Por lo que Whore’s glory servía de complemento realista a L’Apollonide, ambas fuera de Competición en la Sección Oficial.
Y además pudimos constatar cómo Mia Hansen-Løve consolida su cine delicado, ágil y verosímil con la muy rohmeriana Un amour de jeunesse, otra de nuestras preferidas. En cuanto a nombres, se destacaban los de la autoría “dura” francesa, con los ejemplos de Bruno Dumont con la marciana y abstracta Hors Satan, y la afectada y excesivamente recargada Low life, de Nicholas Klotz y Elisabeth Perceval. En cuanto al cine independiente norteamericano, pudimos ver un poco de todo. Desde el decepcionante y reblandecido Todd Solondz, con su alicaída Dark Horse, al surrealismo más naïf de Miranda July con The Future, pasando por el típico producto made in Sundance, Terri, que ha gozado de las simpatías del Jurado Fipresci. Entre medio, tenemos a Jonathan Caouette con Walk Away Renee, remake y secuela a partes iguales de su anterior documental autobiográfico, Tarnation, mismo formato de Vol special, sobrecogedor documental suizo sobre la inmigración, mucho más efectivo que la ficción de Low life con la que confluye en similares intereses de denuncia.
Otro cine español del acostumbrado es posible. FICXixón lo demuestra. Desde el construido a través del silencio y una, un tanto forzada, poesía contemplativa de Iceberg, la única española a competición, que ha obtenido una Mención Especial del Jurado. La vejez se ha visto desde la sensible y emotiva Arrugas, film de animación que hubiese merecido estar en la Sección Oficial del Zinemaldia, lugar donde se estrenó, y que ya está en la preselección de los Oscars a mejor película de animación. No se la pierdan cuando se estrene en febrero. Y a ella, se le suma la sutil y discreta Las olas, una road movie de un anciano que quiere llegar, cueste lo que cueste, a Argelès-sur-Mer. Una especie de Una historia verdadera sin que haya nadie esperando al final del camino.
El mosaico y caleidoscópico retrato de una juventud, el film español Amanecidos, descontextualizado y con porciones autónomas que esconden su nexo entre ellas, puede servir de vehículo para que hablemos de una de las mayores expresiones recurrentes en esta 49 edición. Hablamos de la adolescencia y la infancia como lugar destacado de las ficciones. Y si quisiésemos extraer un reporte de ello, las conclusiones no serían muy halagüeñas. Los adultos, en algunas de ellas, como en Los gigantes, Iceberg o la misma Amanecidos, están exiliados en un fuera de campo, sin denotación que les aluda como presencia indirecta. Son un constructo conceptual, que en su no comparecencia, significan una inestabilidad en la construcción anímica de los personajes. Amanecidos es un círculo endogámico y cerrado en torno a los adolescentes, que en su selección, como si fuese piezas sueltas de un puzle, no requiere que hagan acto de aparición, dada la escasa información de los personajes. La periferia de los adolescentes de Iceberg enfatiza su situación de encontrarse en el extrarradio social, en cuanto no hay huella alguna del mundo adulto. Allí los personajes, como figuras errantes, pululan en torno al río Tormes. Y un lago tendrá su importancia en Los gigantes, alrededor de estos dos hermanos y su amigo, que recuperan el espíritu de Tom Sawyer, el de Cuenta Conmigo (el parecido físico del amigo con el River Phoenix de aquella no es casual), y por supuesto, el gran retrato de la infancia desamparada, el Antoine Doinel de Los cuatrocientos golpes. Abandonados a su suerte en la casa del abuelo fallecido, la débil evidencia de la madre sólo se hace patente a través de una llamada a un móvil, un cruel estar y no-estar, más desgarrador que si no existiese mención alguna. Para más inri, los mayores que aparecen, son unos seres desaprensivos que les sustraen lo poco que les pertenece.
En cambio, cuando sí tienen su lugar dramático, son siempre fruto de dolor. Encontramos dos ejemplos extremos que nos hablan de lo mismo: el secuestro y el encierro al que se ven confinados y como éste provoca una desestabilización: explícita en The forgiveness of blood, una historia de ofensas, costumbres ancestrales y deudas de sangre que aprisiona al protagonista en su domicilio. Y sugerida en el escalofriante Michael, donde vemos la cotidianeidad de un pederasta -el foco de atención es él, no el niño-, visto desde la átona frialdad de un Michael Haneke, que tiene encerrada a su víctima en el garaje de su casa. Sin llegar a este extremo patológico, en la maravillosa Tomboy el juego de cambio de identidad tendrá sus consecuencias negativas cuando es interceptado por los padres. O en la misma Terri, este chico obeso que le gusta ir con pijama, vive con su tío aquejado de alzheimer. Si ellos son el futuro, no parece que los cineastas recogidos en FICXixón 49 alberguen mucho optimismo, en consonancia con el panorama de crisis y fractura social, a través de la recesión económica y los recortes presupuestarios.
CRÍTICAS.
El estudiante. Santiago Mitre, Argentina, 2011. Sección Oficial. Escrita por Marcela Barbaro.
Los pasos dobles. Isaki Lacuesta, España, 2011. Géneros Mutantes.
Rubber. Quentin Dupieux, Francia, 2010. Géneros Mutantes. Escrita por Pablo Gamba.
Miss Bala. Gerardo Naranjo, México, 2011. Géneros Mutantes. Escrita por Cristina Bringas.
Essential Killing. Jerzy Skolimowski, Polonia, 2010. Géneros Mutantes. Escrita por Pablo Castriota.
Attack the Block. Joe Cornish, 2011. Esbilla. Escrita por Javier Moral.