Críticas
Lo importante es amar
Fuera de temporada
Hors saison. Stéphane Brizé. Francia, 2023.
El infinito y multiforme mundo de la pareja y sus vaivenes sentimentales y emocionales son explorados con especial intensidad por el cineasta francés Stéphane Brizé. Ayer tuve ocasión de visionar su película Fuera de temporada (Hors saison, 2023, Francia), que participó en el festival de Venecia, y me ha sorprendido para bien. El tema del amor, la historia entre un hombre y una mujer, sus pros y contras, ha dado, desde que el mundo es mundo, un extenso mosaico de posibilidades que todavía el cine explota con la intención de ofreceros versiones amargas y tristes o esplendorosas y dichosas acerca de un tema inagotable. Por lo tanto, con las claves de la mejor propuesta romántica, dos horas por delante y una pareja refrescando un tiempo pasado suspendido en las dudas y un presente entre amistoso, receloso y con los latidos del corazón a ritmo agitado. No se inventa nada nuevo pero lo que se ve y se oye tiene convicción, sentimientos y emociones.
Brizé, cineasta de criterio, de honorable trayectoria, de firmes convicciones sociales, preocupado por la pelea del proletariado sobre sus derechos, ha dejado muestras evidentes de su afilada mirada en trabajos como La ley del mercado (La Loi du marché, 2015, Francia), En guerra (En Guerre, 2018, Francia) y Un nuevo mundo (Un Autre monde, 2021, Francia), entre otros. Estos títulos citados prestan atención descarnada hacia el mundo laboral de baja estofa poniendo el acento crudo en personajes amargados y a la deriva. Un contenido vivo que palpita realidad y preocupación, que le ha garantizado a Brizé la etiqueta de autor interesado en la problemática periférica.
Ahora cambia de registro y ofrece un elegante y sutil tratamiento sobre el poso o los rescoldos de una relación que se truncó de manera unilateral. Una ruptura que a pesar de los quince años transcurridos no cicatrizó para los responsables de la misma manera. De tal forma que para la mujer, Alice (Alba Rohrwacher), el finiquito quedó suspendido en la sensación de derrota sin saber los verdaderos motivos. ¿Había amor y pasión en aquella relación? ¿Por qué abandonó Mathieu (Guillaume Canet) a su pareja sin previo aviso y sin síntomas de que el asunto desfallecía?
Cuestiones tangibles que Brizé lleva a modo de exorcismo o catarsis en un ambiente otoñal, frío, desapasionado, solitario y de composición de la luz deprimente. Un ejercicio de buenos diálogos, muy certeros, alguno redondo y seco, acompañado por dos intérpretes que aceptan el combate y se baten en un duelo de ajuste de cuentas pertrechado desde posturas honestas y de una sinceridad aplastante.
Mathieu es un actor de prestigio y muy reconocido, con muchos fans que halagan su trabajo, de edad fronteriza hacia la madurez cercana a los cincuenta. Se queja de las entradas que le deja el pelo en su cabeza y se siente mayor al ver el cabello canoso. Un proyecto como empresario y actor de teatro le deja en una situación de inseguridad y desconfianza, con la autoestima por los suelos, y prefiere reflexionar en un balneario ubicado en una zona turística fuera de temporada. El director de la película y el operador de fotografía se encargan de plasmar con los tonos azulados la desazón y desconcierto que asolan a Mathieu.
La desolación, el aburrimiento, el hastío y la reformulación de su vida y trabajo ocupan un tiempo en el que se debate en dilemas sobre el peso de la vida a su edad. Su quejido interior y abrumado por no saber encontrar un atajo (matizado en la escena de la cafetera ultra moderna que no consigue dominar y que recuerda el estilo irónico de Jacques Tati) hace un paréntesis de avituallamiento con la irrupción de Alice, una antigua novia que quedó a los pies de los caballos (recurrió a los antidrepresivos) cuando Mathieu, sin causa aparente (que se sepa) decidió interrumpir la relación.
Su encuentro, forjado en miradas, conversaciones que van de menos a más, en diálogos que tras algunos rodeos encuentran el campo de batalla adecuado, deviene en un estilo muy afrancesado, de estirpe gala, para construir un panorama afortunadamente no sobre las segundas oportunidades sino en el porqué. Incluso en este terreno, apacible o campo de minas, los franceses se mueven con autoridad y dejan perlas y momentos potentes.
Alice es una profesora de piano, que tiene una composición en su móvil que solo escucha Mathieu, que tras hacer su travesía por el desierto, luchando gracias a los ansiolíticos por levantar cabeza, y tras contraer matrimonio con un médico donde detecto que hay acuerdo pero no amor, desea ajustar cuentas con Mathieu y enterarse de las causas del abandono del hombre.
El paisaje, las playas desiertas, el abrupto oleaje, los acantilados pedregosos, el viaje en ferry, las estancias en el interior del coche, todo en espacios acotados para que la pareja se ponga al día y revele los misterios insondables sobre el mundo del amor se entremezclan con escenas corales vinculadas al trabajo de Alice.
Fuera de temporada, con un guion bien trabajado, un esquema elaborado, precisas y bonitas interactuaciones de los protagonistas, una atmósfera azul oscuro casi gris, conforman una película bellísima y emocionalmente compleja. Unos días por la zona correosa de una Normandía vacía y solitaria acoge a dos figuras que dirimen su pasado entre el subidón del encuentro y la bajada por vidas que no desean destrozar y que culmina con una frase cuyo eco todavía resuena en mi cabeza. Alice, después de su balneario personal, solucionando el dolor en el corazón y en el alma, le espeta a su amigo: «Adiós Mathieu y no vuelvas más». Y ahí queda la cosa.
Notable película.
Tráiler de la película:
Ficha técnica:
Fuera de temporada (Hors saison), Francia, 2023.Dirección: Stéphane Brizé
Duración: 115 minutos
Guion: Stéphane Brizé, Marie Drucker
Producción: Gaumont, France 3 Cinéma
Fotografía: Antoine Heberlé
Música: Vincent Delerm
Reparto: Guillaume Canet, Alba Rohwacher, Sharif Andoura, Lucette Beudin y Emmy Buissard Paumelle