Críticas
Desde la barrera
Girl
Lukas Dhont. Bélgica, 2018.
Nos encontramos frente a una película que trata temas muy delicados. Y su gran virtud es la sensibilidad que muestra en abordarlos. El filme ya ha venido cosechando varios premios en los Festivales de este año de Cannes y San Sebastián.
Lara es una adolescente que nació con cuerpo de varón, pero que se siente mujer. Por desgracia, su físico no se corresponde con su orientación y convicciones mentales. No debe resultar nada fácil el asumir que la naturaleza no ha sido precisamente justa con una misma desde el inicio de la existencia. Y el camino para revertir esa tremenda equivocación se puede convertir en un trayecto muy doliente y de difícil superación.
Lara es esa joven que lo tiene claro, demasiado. Con apenas dieciséis años, está tomando las medidas que puede encontrar a su alcance para restituir lo que el destino le ha robado. Ya toma hormonas. Y además, cuenta con un padre que le apoya totalmente en el difícil itinerario que le acecha en su futuro. Nuestra protagonista está a la espera de esa ansiada operación que restablezca lo que la creación le ha sustraído y con ello, consiga dejar atrás el odio que con desespero le provoca su propio cuerpo. Además, a Lara le gustaría ser bailarina.
El realizador belga, Lukas Dhont, en su primer largometraje, acierta de lleno en su puesta en escena. Rechaza de plano, desde los primeros instantes, cualquier inclinación hacia el morbo o la confusión. Además, consigue retratar a una adolescente que destaca por su valentía. Pese a enfrentarse con un futuro embravecido, la esperanza le lleva a esforzarse hasta el límite, o más allá, de sus posibilidades. Lara está interpretada por Victor Polster. Su actuación es digna de la máxima admiración. Consigue despertar empatía, sugerencia, misterio y atracción. Sus silencios llegan a rasgarnos el alma. Y con la especial dificultad de estar presente en todas y cada una de las escenas de la película. Lara se encuentra en la pantalla durante todo el largometraje, generalmente callada, hasta con su sicólogo. Y va descuartizando nuestro ánimo con una sonrisa forzada que consigue dibujar, de forma natural, el sufrimiento que atraviesa.
El director Lukas Dhont apuesta por una imagen luminosa y movimientos de cámara extenuantes sobre su protagonista, con especial atención en las escenas de baile. El objetivo la sigue, la indaga, la penetra en sus entrañas, si ello fuera posible, para que compartamos con la misma Lara su padecimiento y espíritu de superación. Una valentía que le lleva a levantarse en cada caída, en cada golpe del destino y seguir su camino, el que debería haberse producido desde su nacimiento. Ese coraje que le empuja, en un recorrido que debe atravesar en soledad; sí, indefensa, a pesar del apoyo de familiares y personal médico, y la poca delicadeza, hasta crueldad, de algunas de las personas que la rodean.
También acierta Lukas Dhont en no provocar confusión entre identidad de género e inclinación sexual. Y lo hace con sutileza, característica que acompaña, ya lo hemos adelantado, todo el largometraje. Una obra de exquisita deferencia desde el tormento, el que observamos y el que no se muestra pero imaginamos. Aquellos instantes del pasado que seguro sucederían y que el autor ha decidido dejar fuera de su obra, trazando un camino lineal desde los dieciséis años de Lara. Ya era suficiente con situar el filme en su adolescencia. Imagínense la poca tolerancia, el desprecio hacia lo diferente o la curiosidad que puede despertar lo que se imagina y no se alcanza a indaga en esas etapas de crecimiento. Y como consecuencia, el daño que lo anterior puede provocar en la víctima.
Se han hecho buenas películas sobre la identidad de género. Al respecto, recordamos la atractiva Laurence Anyways (2012), del director canadiense Xavier Dolan, en la que su protagonista, un profesor de literatura, decide cambiar de sexo; o más recientemente, el filme británico La chica danesa (The Danish Girl, 2015) del realizador Tom Hooper, historia basada en la vida de un matrimonio de artistas daneses, Einar y Gerda Wegener. Y también dentro de la adolescencia, recordamos la obra de la argentina Lucía Puenzo, XXY (2007), en la que su protagonista, Álex, tiene que aislarse junto con su familia de la sociedad, en protección de su particularidad de género.
Lara se convierte, escena a escena, en una heroína que no puede soportar su imagen en el espejo. Para convivir con ella e intentar transformarla, se ve obligada a ser el destino de humillaciones detestables, además de la ruta brutal y ardua a atravesar para la modificación física. Si la lucha por realizarse en la propia sexualidad de cada uno ya es complicada para cualquier adolescente, añadan a ello un problema de género que prácticamente imposibilita una relación natural con compañeros de edades similares.
La película no se desarrolla en un tiempo demasiado largo; apenas unos cuantos meses. Pero intentar convencer a una adolescente que debe esperar seis meses, uno o dos años, asemeja una tarea inalcanzable. Ese tiempo le sonará a décadas extraterrestres. Y más a Lara, envuelta en un cuerpo que no responde a las indicaciones de su mente y metaboliza lentamente los cambios que las hormonas que lleva tomando le producen. Y Lara, dentro de su adversidad, tiene suerte. Cuenta con ese padre comprensivo que además, intenta convertirse en sostén y confidente de su hija. Trasládense a otros entornos familiares…
Y volvemos a ese pasado que no se muestra, pero que se vislumbra. Una infancia terrorífica, un día a día para sortear con colegiales entre los cuales eres la diferente, la diana perfecta para recibir todas las maldades inimaginables, sin refugio posible. Y después la adolescencia, esa época en la que todo se está construyendo y nada parece sencillo. Y si en esa etapa vital se lucha férreamente por alcanzar el género que a una le corresponde, como le sucede a Lara, la existencia puede convertirse en una bomba extremadamente complicada de manejar. Y con gran facilidad para que explote. Al menos, nos quedamos confiando y a la espera de un futuro que permita recoger con ecuanimidad los frutos de tanta amargura.
Tráiler:
Ficha técnica:
Girl , Bélgica, 2018.Dirección: Lukas Dhont
Duración: 100 minutos
Guion: Lukas Dhont, Angelo Tijssens
Producción: Menuet bvba / Frakas Productions / Topkapi FilmsFotografía: Rainer Klausmann
Fotografía: Frank van den Eeden
Música: Valentin Hadjadj
Reparto: Victor Polster, Arieh Worthalter, Valentijn Dhaenens, Oliver Bodart, Tijmen Govaerts
Excelente guion y un film que no tiene desperdicio. Desde los silencios de Sara hasta la desesperante preocupación de ese padre que traspasa la pantalla.
Lara una adolescente con tremenda fuerza por lograr su transferencia de género, pero por momento destrozada por el entorno general.