Gru 3. Mi villano favorito

Luego de la baja aceptación que tuviera Minions (Kyle Balda, Pierre Coffin, 2015) con un guion un tanto rebuscado y una producción claramente enfocada en la promoción de los simpáticos monstruitos amarillos como el merchandising ideal, quizás era un poco descabellado pensar en ellos nuevamente protagonizando un filme en solitario. Evidentemente, Universal interpretó eso y decidió la producción de la tercera entrega de la franquicia Gru, volviendo al protagonismo que tenía la relación entre el villano interpretado por Steve Carell y los vaya a uno saber qué son diablillos amarillos. El resultado proporciona un sabor agridulce, pero también deja bien en claro que los minions son los seres más simpáticos que hemos conocido en los últimos tiempos (cinematográficamente hablando, claro está).

A la dupla de directores de Minions, de los cuales sólo Pierre Coffin ostenta haber dirigido todas las películas relacionadas con las aventuras de los divertidos gusanitos amarillos, se suma el francés Eric Guillon, el creador artístico de los minions y con numerosos trabajos en filmes de la productora Illumination Entertainment, entre los que se cuentan Lorax: En busca de la trúfula perdida (Dr. Seuss’ The Lorax, Chris Renaud, 2012) y Mascotas (The Secret Life of Pets, Chris Renaud, Yarrow Cheney, 2016).

Un héroe televisivo infantil de los años 80, Balthazar Bratt (interpretado por Trey Parker) se ha convertido en un villano con sed de venganza, lleno de odio hacia Hollywood por haberlo usado y descartado en su adolescencia. Para concretar su revancha, decide robar un valioso diamante, atraco que Gru no podrá impedir, pero sí malograr, de todos modos, no pudiendo evitar el escape de Balthazar. Este hecho le vale el puesto a Gru, desencadenando el encuentro con su hermano gemelo Dru, un millonario excéntrico que admira a su hermano y disfruta de la fortuna heredada de su padre.

Guionada por los escritores Cinco Paul y Ken Daurio, Gru3 Mi Villano Favorito está enfocada en la entrega constante de humor, especialmente cuando se trata de hacer participar a los minions. Los pequeños monstruos hablan e interactúan (con los humanos y también entre ellos) en un idioma inteligible, haciendo cosas estúpidas y torpes que funcionan muy bien cuando se trata de hacer reír al público. A pesar de este perfil cómico que se le intenta dar al filme, el mismo se queda estancado allí, en una suma de gags a los que ya nos tienen acostumbrados los minions en sus ya cuatro entregas. Ni el perfil ochentoso que tiñe a la película por momentos de la mano de Balthazar Bratt logran darle un norte a una historia predecible y en algunas oportunidades, aburrida.

Por otro lado, un recurso característico de esta clase de filmes es el de encargar la producción del sonido a un artista conocido, como lo hiciera Justin Timberlake para la BSO de Trolls (Walt Dohm, 2016).  En el caso de Gru3 Mi villano favorito, Pharrell Williams fue quien, junto al brasileño Heitor Pereira, se encargó de llenar la banda de sonido de canciones propias, mezcladas con éxitos de los años ochenta como Bad, de Michael Jackson, Take on me, de A-Ha o Into the Groove, de Madonna.

¿Están los minions enfrentando sus últimos capítulos? Si bien Minions 2 está estipulada para ver la luz en 2020, considero que la saga iniciada hace siete años debe tomar un camino diferente si pretende seguir en pie y no ser una simple promotora de merchandising. Pero esto está por verse, deberemos ver qué rumbo toma la serie dentro de unos tres años. Por lo pronto, Gru3 Mi villano favorito pasa sin pena ni gloria.