Críticas
Pasajeros de las naves de la inagotable imaginación humana
Han Solo. Una historia de Star Wars
Solo: A Star Wars Story. Ron Howard . EUA, 2018.
Es impresionante la capacidad creativa y comercial de la franquicia de Stars Wars para producir semejante saga, manteniendo alta calidad, novedad, entretenimiento, un complejo hilo conductor que se va desmadejando con cada episodio, actuaciones de calidad, efectos especiales y montajes decididamente de primera línea, todo ambientado con música espectacular. El público responde masivamente y los críticos, en general, encuentran siempre aspectos positivos. Debido a la multitud de personajes de la saga, cada uno de los cuales es una fuente de inquietudes y de sorpresas, hay espacio suficiente para narrar historias particulares, que ayudan a dar coherencia al gran conjunto, sin que por ello se agote la cantera creativa de sus realizadores. Hasta el momento se han presentado nueve episodios fundamentales y seis historias conexas ¿Cuál es el límite? No creo que los mismos realizadores lo sepan. Si no dejan de aparecer creadores y se encuentra capital suficiente, no habrá límites, lo cual es una fortuna para todos, si se mantiene la calidad.
Han Solo es, en verdad, un personaje que sorprende con su modo de ser independiente, capaz de hacer siempre lo que quiere, pero manteniendo en sus comportamientos una dosis suficiente de humanismo, de equilibrio y de bondad, con un olfato intuitivo que le hace ponerse del lado de la luz, a pesar de que se mueve con entera comodidad en los mundos oscuros del crimen galáctico, de los egoísmos y de las pasiones desordenadas. Se sostiene en el borde de esos precipicios, a punto de caer o de morir, con una imbatible capacidad para mantener el más inestable de los equilibrios. A punto de caer, vuela su cuerpo con la fuerza de un espíritu aventurero a toda prueba, impulsado por una alegre y despreocupada curiosidad de niño e informado por una malicia de experto jugador, que sabe de trampas y de sicología.
Una de sus premisas es que cumple sus promesas, sea que las haga a sus enamoradas, a la variedad de jefes que tiene en su extraña y contradictoria vida de noble mercenario o a su propia conciencia de viajero sin límites, cuyo anhelo es cruzar la galaxia, seguro de que no hay obstáculos suficientes para frenar sus aventuras. Un personaje de este calibre no ha de conseguir compañeros de viaje en el mundo real, quizás razón por la cual los autores de la saga han concebido que su constante amigo sea otra extraña criatura, que no es de este mundo, el curioso “wookie” Chewbacca, a quien Han conoce en un combate a muerte, llevándolo, en una escena absolutamente improbable, de las fronteras del combate animal a los espacios de una amistad sobrehumana y espiritual. Es tal la cercanía de estos dos personajes, que los espectadores se identifican empáticamente con este símbolo de humanismo y lealtad intergaláctico, a pesar de que uno de ellos es un ser peludo que se comunica a base de gruñidos incompresibles. Bueno, también a base de miradas y de actitudes que tienen dejos de ternura.
Es Han un viajero constante. En esta película nos lleva de viaje por nebulosas, por planetas y galaxias en su legendaria nave, dotada de todos los computadores, dispositivos y sistemas de navegación necesarios y capaz de moverse a hipervelocidades, combinando giros alucinantes y precisos con arriesgados pases por estrechas gargantas, donde la nave roza y se golpea, pero nunca perdiendo sus capacidades para navegar y maniobrar ¿Qué simbología es esta? Pienso que es la de la energía inagotable del que mantiene la persistencia y la intención, sin dejar que los roces del camino acaben con la jornada. Cuando aparece una situación de extremo peligro que pareciera ser definitiva y fatal, Han Solo sonríe con confiada malicia, entorna sus ojos y encuentra siempre una alternativa inesperada que resuelve la situación ¿Qué pasa? ¿Qué significa esto? Que la fuerza de la creatividad es un recurso siempre disponible para aquel que mantiene la alegría del atrevimiento como motivación permanente.
Me ha gustado el ritmo de esta película. Dentro del espíritu de los grandes filmes de aventura, se nos presentan continuamente situaciones inesperadas que se van resolviendo en una espiral de eventos llena de potencia y de novedad, con velocidades que no marean al espectador, ya que cada giro inesperado tiene sus respiros y sus conversaciones, que nos permiten entrar en contacto no solamente con los músculos de los personajes y los movimientos de sus aparatos, sino con sus almas, sus emociones y sus conciencias. No hay acá momentos de corte esotérico o espiritual, como sí ocurre en muchos de los filmes de la saga, pero la realidad es no se prestan los personajes para ello, ya que son seres cuya esencia es la actividad y la aventura, para quienes la experiencia o el contacto con el otro son las fuentes de la sabiduría y no las meditaciones o el silencio. En este sentido, es interesante la especial relación que se nos presenta entre uno de estos aventureros, Lando Calrissian, un personaje en apariencia sin mayores escrúpulos, y su copiloto androide L3-37, de quien Lando se prenda con inmensa ternura. Este es un símbolo de que las relaciones también crean espiritualidad.
Pero no creo que esta sea la intención del filme. Es, en esencia, uno de aventuras contadas, con los enormes recursos que tiene la modernidad, para que ellas ocurran, no en islas perdidas del Pacífico, sino en los alucinantes recovecos del mundo de las estrellas, de sus nebulosas y sus planetas. Mundos que probablemente solo serán recorridos por los seres humanos como pasajeros de las naves de su inagotable imaginación, tripuladas por los magos del cine e impulsadas por la tecnología de las imágenes. Ya vendrán la nanotecnología y la fotónica a llevarnos por paisajes y escenas todavía más espectaculares.
Tráiler
Ficha técnica:
Han Solo. Una historia de Star Wars (Solo: A Star Wars Story), EUA, 2018.Dirección: Ron Howard
Duración: 135 minutos
Guion: Lawrence Kasdan, Jon Kasdan. Basada en personajes de George Lucas
Producción: Kathleen Kennedy
Fotografía: Bradford Young
Música: John Powell, John Williams
Reparto: Alden Ehrenreich, Woody Harrelson, Emilia Clarke, Donald Glover, Thandie Newton, Phoebe Waller-Bridge, Joonas Suotamo, Paul Bettany, Erin Kellyman